Los últimos Presidentes electos de los empresarios han sido todo un ejemplo
de latrocinio. El más paradigmático fue el Sr. Díaz Ferrán, hoy en la cárcel
por haber hecho todas las tropelías económicas y laborales posibles. Sus
colegas, en plena situación de más que cierta sospecha de sus delitos, le
eligieron por su adecuada imagen profesional. ¡Está dicho todo!
La duda más favorable sobre el actual oscila entre si es más descerebrado que
descarado, vistas las soluciones que ofrece a la situación laboral. ¿Cuándo
propondrá que los trabajadores paguen
por tener un trabajo? Los bancos ya lo hacen por prestarles el dinero.
Del Presidente de otra asociación de esa gente no se como la Fiscalía del
Estado no ha actuado y es vecino de celda del Sr. Díaz Ferrán tras comprobar su
delito de pagos salariales en negro - fraude a Hacienda - por jornadas ilegales
- estafa al trabajador - y su declaración
de ¿otra estafa? que ni se sabe cuanto ha dejado de pagar a la Seguridad Social
- declarando que eso es lo que hacen
todos ¡y a mucha honra!, lo cual ha dejado a todos sus electores a su nivel.
Además de este alarde de calidad
moral y ética ¡dicha sin vergüenza!, merece el aplauso de sus colegas electores
que se identifican con él. Con ello demuestran,
además, ser unos incompetentes profesionales. En un mundo con mercados sin
fronteras pretenden, con empecinado señoritismo que el salario se reduzca para
que ellos sean más competitivos.
Ésa es su primera demostración de incompetencia profesional: creer que el salario es un coste, porque es una
inversión. La historia de la economía es de aumento del salario ¡por aumento de
la competitividad empresarial por vía tecnológica! El empresario tiene a su
disposición - pagado por los impuestos ciudadanos ¡mayoritariamente trabajadores!
- unos trabajadores con un nivel de formación cada vez más elevado. Sólo
necesitan gestionar de modo inteligente - ¡ahí les duele! - su mayor capacidad profesional
aprovechándola al máximo.
Las empresas con empresarios inteligentes - las que hay en los países a los
que nunca imitamos - no discuten el nivel salarial; planifican su empresa para optimizar
la capacidad de los trabajadores, invierten en I+D y así logran máximas
productividades con costes bajos.
Las empresas con “patrones” con mentalidad de negreros - las que aquí
tenemos - disminuyen los precios de venta a costa del salario al trabajador
para aumentar sus beneficios.
Su segunda incompetencia, la del gobierno no les va a la zaga, es ignorar
que un salario de supervivencia arruina la demanda y que la no inversión en I+D
arruina la productividad. Al repartir los gastos fijos en una producción reducida
- el mercado interior es el destino de la mayoría de sus ventas - el producto
se encarece y es menos competitivos a nivel internacional.
En la lista siguiente se indica el SMI en algunos países. Hay dos
porcentajes entre paréntesis: el primero indica cuanto más caro es el salario
en ése país que en España; el segundo indica cuanto más caro debería ser ese
producto en ese país, supuesto que el salario
repercute en el 30 % del precio: Luxemburgo: 1.874,19 (149 % - 44,7 %);
Bélgica: 1.501,82 (99,5 %- 27,8 %); Holanda: 1.469,40 (95,2 % - 28,6 %);
Irlanda 1.461,85 (94,2 % - 28,3 %); Francia: 1.430,22 (90 % - 27 %); Reino
Unido: 1.264,25 (67,9 % - 20,4 %); Estados Unidos: 952,46 (26,5 % - 8 %);
España: 752,85 La realidad es otra. Esos empresarios venden más en el mercado internacional
que los empresarios españoles, pese a la ventaja de la repercusión salarial
menor en el precio final. La competitividad, no depende del salario laboral
sino de loa incompetencia empresarial española.
Por lo tanto, es mentira que sea necesario reducir el salario de los
trabajadores para ser más competitivos y poder exportar más. Sin perjuicio de
que si se bajan los precios se exporta más, la verdad es la contrario: PRIMERO:
es necesario reducir los precios de producción para ser más competitivos, ¡por
la vía de la I+D!, y vender más en el mercado internacional; SEGUNDO: es
necesario reducir los precios de producción para ser más competitivos, ¡por la
vía de la I+D!, para poder aumentar los salarios y vender más en el mercado
interior ¡que es el mayoritario!
En los años 60 millones de españoles se fueron a Europa, donde empresarios
europeos más eficientes pagaban mejores salarios y vendían en el mercado nacional
e internacional, donde España era una total ausente. Mingote preguntó en el
ABC: ¿por qué en vez de enviar dos millones de parados no importamos 5.000
empresarios?
Ojala le hubiera hecho caso.
0 comentarios:
Publicar un comentario