La calidad ética de los Presidentes de los
empresarios se ha demostrado, sobre todo,
tras el encarcelamiento de Díaz Ferrán, CEOE, reelegido presidente cuando ya
estaba clara la turbiedad de sus tejemanejes y la del Presidente de la CEPYME,
que se dedicaba a pagar en negro por salarios abusivos y, además, a defraudar a
la Seguridad Social “y a mucha honra”.
El actual Presidente
de tan “egregio grupo social” está dispuesto a superar la prueba con sus
continuas y disparatadas propuestas que, como precisaron hoy en AL ROJO VIVO,
no son tales propuestas, sino “ocurrencias”. Lo más lamentable no es sólo la
imagen que da de la clase empresarial, realmente representativa, sino que la
clase política del gobierno - incapaz siquiera de semejantes ocurrencias - las
sigue cual si se tratara del oráculo de Delfos.
Lo de menos
es que uno tras otra los objetivos de los sucesivos deterioros laborales - a
los que ellos se empeñan en llamar reformas laborales - hayan sido incumplidos:
ni ha aumentado el empleo ni disminuido el deterioro del empleo. Y eso que la
Ministra de Trabajo - que por sus luces merece presidir la Comisión de
empresarios - ha implicado en su proyecto a la Virgen del Rocío, lo que la pone
en el lugar que le corresponde: la pura farsa.
El
desprecio que muestran los empresarios por los trabajadores pone de manifiesto
que ellos no se consideran trabajadores - algo que yo siempre defendí - porque
siguen siendo, al menos los que están bajo esos presidentes, lo que fueron
tradicionalmente: amos explotadores.
Ayer vi
“Novecento” en televisión y recordando las ultimas ocurrencias insultantes del
Sr. Rosell las palabras de lucha social que allí se decían ganaban actualidad:
“el amo es el enemigo del trabajador”. Lo triste es que la bondad de los
trabajadores, que impide que el “amo” sea justiciado por el tribunal popular de
sus víctimas con el truco de que “el amo ha muerto, el que vive es el Sr.
Berlinguier que demuestra con su vida que el amo ha muerto”, tiene un epílogo
triste. Cuando al final no es ajusticiado, el amo dice: “el amo nunca muere”.
Es verdad.
Ahí los tenemos a esos “amos” empeñados en seguir siendo “los enemigos del
trabajador” como consecuencia de su personal incompetencia para llegar a ser empresarios;
no lo son porque sólo saben seguir siendo amos explotadores del trabajador.
“Amos” que
sólo obtienen beneficios del salario que roban a sus empleados porque son
incapaces de crear empresas rentables y productivas - eso les exigiría ser
profesionales competentes y no lo son. Sólo saben seguir siendo amos
explotadores del trabajador.
“Amos” que
solo obtienen beneficios de trapisondadas oportunistas especulativas, más que
menos corruptas, que lo mismo que se montan se desmontan, porque son incapaces
de crear empresas estables y con futuro - eso les exigiría ser profesionales
competentes y no lo son. Sólo saben seguir siendo amos explotadores del
trabajador.
Atreverse,
como ha hecho el Sr. Rosell, a llamar privilegios a lo que son derechos
laborales - ya apenas quedan pocos - ganados tras una lucha incesante de búsqueda
del respeto a la dignidad del ser humano que trabaja - no del “amo” que explota
- es el colmo de la indecencia y la falta de ética personal.
Que esta
persona sea presidente de la CEOE revela la calidad humana, ética y moral de
quienes le han elegidos. Con esta panda de “amos” ¿qué porvenir le espera al
país? ¡Ninguno!
Sobre todo
porque inspiran al Gobierno sustentado por un partido, el PP, que es el
responsable de la mayor parte de la corrupción generalizada que estamos
viviendo en el país.
“Que buen
vasallo si oviese buen señor”, reza la canción del Mío Cid. Eso cabe decir de
los ciudadanos españoles ante el espectáculo corrupto político-empresarial que
sufre, porque el binomio de la corrupción tiene dos apoyos: el empresario que
corrompe y el político que se deja corromper, o viceversa, que el orden de
factores no altera el “producto de la corrupción”. El “señor” se dedica a
mentir o engañar en el Parlamento y el “señorito” está implicado en
corrupciones dentro de su familia.
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