Interesante el artículo “Pensiones: un debate interminable” de M. Lagares, catedrático de
Hacienda Pública (EL MUNDO, 19.03.2018)
Dice el autor que “los políticos mantienen desde hace años un interminable y apasionado
debate sobre nuestro sistema de pensiones. Interminable porque, pese a las
reformas, aún no han encontrado soluciones completas a sus graves problemas,
manifestados en déficits muy importantes y crecientes. Apasionado porque las
pensiones constituyen una de las columnas básicas del Estado de Bienestar y
afectan, además, a una proporción cada vez mayor de españoles”. Es
interminable porque no lo quieren resolver. Es apasionante por la pasión con la
que quieren eliminar una conquista social en la caridad cristiana del S. XIX.
Dice el autor que “en casi todos los países de nuestro entorno esos problemas surgieron
hace años, pero en muchos encontraron pronto solución” y la explicación es la
indicada: No se quiso resolver y se recurrió a “los planteamientos puramente
cortoplacistas, el desconocimiento del elevado coste y el largo plazo de las
soluciones necesarias”. A esta actuación incompetente, ¿o corrupta, de
quienes niegan querer privatizar la Seguridad Social, lo siguen intentando, se
sumaron “las difíciles condiciones
económicas de nuestra crisis y el descarado afán de algunos por sacar rédito
político de nuestros mayores, están retrasando la adopción de las reformas
necesarias”. Se sabe cuáles son pero que no se quieren aplicar. Dice el
autor “esas reformas han demostrado ya
su eficacia en nuestros socios de la UE, pero para garantizar su estabilidad
futura deberían introducirse con el apoyo de la mayoría de las fuerzas
políticas, lo que parece hoy casi imposible en España porque quienes tienen
el poder impiden llegar a ese acuerdo.
Señala el autor algunos problemas: “el primero lo constituye el elevado y
creciente déficit de la Seguridad Social, alimentado por el crecimiento
acelerado de unas pensiones que suponen un gasto mayor cada año (un 90% de
aumento entre 2006 y 2017) y por un corto aumento de los ingresos que las
financian (escasamente un 12% entre ambas fechas).
No cabe confundir el problema con su
consecuencia al no resolverlo. Hace más
de medio siglo que se sabía que se iba a producir la jubilación del baby
boom y no se ha hecho nada; hace más de
medio siglo que se sabía que iba aumentando la edad de fallecimiento y
tampoco se ha hecho nada; hace más de
medio siglo que se prevarica usando el fondo de la SS para beneficiar a los
empresarios que tras no invertir en I+D+i cierran la empresa o reducen puestos
de trabajo al no ser competitivos en la UE y aún fuera de ella. El subsidio de paro
no es para beneficio de los empresarios abaratando el despido del trabajador a
costa de la SS, sino aliviar al trabajador que pierde su trabajo; hace más de medio siglo que eso
políticos han cobrado por hacer mal su trabajo; algunos, además, robaron todo lo que pudieron de los PGE.,
No es cierto que “ese déficit ha terminado prácticamente con el importante fondo de
reserva de la Seguridad Social que logró acumularse a partir del año 2000”.
Fue al revés; una política premeditada para liquidar el fondo de reserva de la
Seguridad Social; primero se redujo el
pago atribuido a los empresarios, para su beneficio; luego se bajaron los salarios, reduciendo más los ingresos; además, se fomentó el fraude del
contrato de lunes a viernes, reduciendo más los ingresos; por último se fomentó la estafa al inmigrante ilegal al que ni se
le pagaba el sueldo bajo amenaza de
denuncia a la policía, sin ingresos a la SS. Ese expolió el fondo de reserva creo
el déficit gracias a la nula colaboración de la Virgen del Rocío, según dijo la
Ministra Srª Bañez. No hay que confundir la causa con la consecuencia.
Tampoco es cierto que “el exceso de gastos sobre ingresos sólo se puede pagar mediante el
endeudamiento o con la liquidación de cualquier patrimonio previamente
acumulado, lo que en este caso ha significado la liquidación de casi 75.000
millones del fondo de reserva”. La SS nunca debió ser un fondo privado
salarial de gestión pública; debió ser, y ahora es urgente que lo sea, un fondo
mixto, complementado con los impuestos del trabajador que van a los PGE: su IVA sobre el 100 % de sus
ingresos neto, apenas pueden ahorrar, y su IRPF.
Esa política para desmantelar la SS cumplió el
objetivo previsto por el Gobierno. Hoy “las
pensiones siguen hoy creciendo fuertemente -ya suponen casi un 30% del gasto
público total- mientras los ingresos por cotizaciones sociales han aumentado a
mucho menor ritmo, generando esos crecientes déficits”; con cinismo nada
sorprendente culpa a las víctimas.
Estima
el autor que “aunque hasta final de este
mes no se dispondrá de las Cuentas de las Administraciones Públicas para 2017,
el déficit de la Seguridad Social ha debido situarse en unos 18.800 millones de
euros frente a los 18.096 del año anterior, representando más del 50% del
déficit conjunto de todo el sector público” aunque añade que “sin duda, ese déficit es muy preocupante,
pero todavía no llevará de inmediato a la quiebra al sistema impidiendo pagar
las pensiones, como se ha llegado a decir para caldear el ambiente”; y más
vale que así sea. La Bastilla se tomó por la misma razón. Que la Reina le
echara la culpa a las víctimas por no
comer galletas ya que no podían comer pan, no parece buena solución.
Atender las pensiones “no es un compromiso del Gobierno”, como dice el autor; ¡es un
mandato constitucional! (art. 50 CE78) aunque incumplirlo sería una muesca más
en el Gobierno y es claro que no sólo es por el aumento de las pensiones - algo que se sabía perfectamente desde
hace medio siglo - sino también de la
insuficiencia de los ingresos por cotizaciones sociales, llevado a cabo con
su plan de desmantelamiento como hemos explicado.
Sin duda “a medida que se vaya recuperando el empleo,
volverán a subir sus ingresos, como ya se ha empezado a notar durante el pasado
ejercicio”, pero eso sirve de poco. Aunque el paro disminuya como el empleo
es de nula calidad los ingresos aumentan poco, como señala el autor. Añade
además que “esa bolsa potencial de
ingresos tiene un límite … porque … nunca
el desempleo en España ha sido menor del 8% de la población activa por lo que
… ese límite quizá pueda alcanzarse en
las proximidades del 2023, lo que está a la vuelta de la esquina.”
Para el autor sólo hay una solución, “aumentar esa financiación mediante
impuestos”. Eso debió hacerse cuando se creó la SS y hoy no tendríamos
ningún problema.Presume el autor que “algunos
confíen exclusivamente en una mera reducción de gastos superfluos … la corrupción es la más superflua …
que debería acometerse de inmediato … aunque como se ha dejado
crecer tanto el problema … no se
resuelve sólo por esa vía.
Señala el autor que “en ese contexto y con tan discutibles argumentos es donde se han
planteado las manifestaciones del pasado sábado, plenamente justificadas en
quienes perciben pensiones muy reducidas”. Considera en cambio que no
tienen razón “otros si se considera que
los pensionistas han obtenido durante estos años aumentos mayores que los
alcanzados por los trabajadores en activo y superiores al aumento del IPC.”
El autor se olvida que esos aumentos
procedían sólo de sus aportaciones durante 40 incluso más de 50 años Muchos
de esos pensionistas empezaron a trabajar a los 15 años y se jubilaron a los
70.
Es un argumento falaz decir que “una revalorización de todas las pensiones
actuales haría bastante mayor el déficit de la Seguridad Social, obligándonos a
saltar los estrechos límites impuestos por la UE”. Por constitucional que
sea el derecho de los acreedores, tras cambiar el art. 135 CE a que se les
pague, es superior el derecho de los pensionistas a que se respete el art.
50CE78. Por eso cuando dice: Hay que
mejorar las pensiones más reducidas, pero evitando generalizar medidas de
costes imposibles” lo que está es desnudando a un santo, a los trabajadores que aportaron más a la
SS, para vestir a otro, a los que
aportaron menos. Esa solidaridad debe ampliarse a todos los ciudadanos que
se benefician; no sólo a los trabajadores. Sobre todo a quienes ni siquiera
pagan sus impuestos incumpliendo la CE78 con la ilegal colaboración del
Gobierno a estos delincuentes con amnistías.
El segundo problema que ve el autor es fruto de
su error. Dice que “al tratarse de un
impuesto sobre el empleo, fomentan directamente el paro o la utilización de
máquinas en lugar de hombres”. Aceptar ese razonamiento exigiría volver al
arado romano para progresar. Decir que esa situación hace “más competitivas las importaciones procedentes de países con menores
cargas sociales sobre el empleo” es otro error. Si es indecente e ilegal
que en España haya sótanos extranjeros esclavizados pagando bajas cotizaciones
sociales o ninguna, la indecencia es igual hecha en el extranjero. Esas
importaciones de trabajo esclavos se deben ilegalizar. La solución es aumentar
allí los derechos sociales con lo que progresaremos todos.
Afirmar que “las cotizaciones no sólo no son ya capaces de financiar el aumento de las
pensiones” es algo sabido desde hace tiempo por quienes conocemos las
cuatro reglas; afirmar que por ello esas cotizaciones “perjudican gravemente el empleo” es errar en la causa del problema
cuando afirma que “resulta necesario
sustituirlas, parcialmente al menos, por otros impuestos menos perjudiciales”.
Lo necesario era haberlas complementado desde el principio con los impuestos de
los PGE. Sería un acto, no de solidaridad
de todos los ciudadanos con los trabajadores que son los únicos que crean riqueza,
sino de restitución de la que se les
debe. Se les ha pagándoles un salario inferior a la riqueza producido - sobre
todo si era mujer trabajadora - y quien se enriqueció injustamente no pago los
impuestos que debía, como exige la CE78 porque el Gobierno le ayudó dejando
impune su delito.
Resulta cómico que se diga que hay que “evitar empeorar aún más la situación como
ocurriría si se sustituyesen por impuestos sobre grandes fortunas -que no
recaudan casi nada-, sobre las transacciones bancarias o subiendo tipos en el
IRPF, que es lo que hoy proponen algunas fuerzas políticas”. Bastaría con
que se eliminara el fraude fiscal, algo que el Gobierno no quiere hacer. El
autor propone aumentar más el IVA que no grava las exportaciones y sí las
importaciones. Pero así grava más a los que ya no llegan a final de mes y
disminuye más la poca progresividad de los impuestos. O sea, persevera en el
error que nos ha traído esta situación.
Es también erróneo afirmar que “el IVA recae sobre la totalidad del precio
y, por tanto, no favorece el uso de máquinas que sustituyan personas, como sí
hacen las cotizaciones” El autor ignora que la crisis depende de la falta
de demanda; el aumento del IVA reduce más el poder adquisitivo del trabajador,
al gravar el precio total; el aumento de las cotizaciones lo encarece menos.
Además, los ingresos de los jubilados se invierten íntegramente a final de mes,
retornando al circuito económico, vía IVA, tanto más cuanto más altos sean. Y falta
por valorar el efecto de “reserva” de las pensiones durante la crisis, fruto de
la especulación y la corrupción del capital, que ha impedido un estallido
social que hubiera podido ser revolucionario.
El autor dice que quién no sigue ese camino, cuyo
error he demostrado, son “políticos [a
los que] les preocupa poco la eficiencia
y rechazan la idea, quizá porque no la entienden”. Quizá está equivocado:
Quizá sí la entienden y la rechazan, precisamente por ser ineficiente.
Dice el autor que “el tercer y más grave problema de las pensiones es el demográfico”
y añade que “cada vez son más numerosas
personas mayores que tienen esperanzas de vida crecientes, lo que constituye
una suerte para ellos y una preocupación seria para quienes han de financiar
sus más elevadas y prolongadas pensiones”, lo que es indignante. Los jubilados se manifiestan no porque
tienen pensiones muy elevadas sino porque
tras continuo descenso de unas pensiones bajas ya no les llegan para sobrevivir.
Quienes consideran que la mayor duración de la
vida es un “gravísimo problema”
deberían suicidarse; eso aliviaría “el problema”. Los que creemos que es un
excelente logro lo protegeremos. Basta también de amenazas de que a partir de 2025 cuando los muchos nacidos
en los años 60 del pasado siglo lleguen a la edad de jubilación, habrá que buscarle
remedio”. Se ha tenido 50 años, ¡medio siglo!, para resolver el problema
antes de que se presentara. La culpa es de los políticos, no de los
sobrevivientes. La solución no es “la
creación de planes de jubilación de naturaleza empresarial que, sin sustituir
las pensiones públicas, las complementen”; con salarios de supervivencia no
es posible. El autor propone que “tales
planes se nutrirían con parte de las reducciones en las cotizaciones
empresariales derivadas de la sustitución parcial de cotizaciones por IVA”
lo que reduciría más los ingresos a la SS y beneficiaría más a los empresarios al
reducir el coste del puesto de trabajo (las cotizaciones que se denominan
empresariales en realidad las paga el trabajador pues existen ligadas a su
puesto de trabajo). Si se pagan esas reducciones empresariales con el IVA, al
final acaba pagándolas el trabajador que es el que más IVA paga; un impuesto
regresivo y socialmente indecente. O sea; continuar en la misma política que
nos ha llevado a donde estamos.
Concluye diciendo: “el problema más inmediato es el del tiempo disponible para las reformas.”
El problema es otro; el cambio de los gestores cuya incompetencia está
acreditada. Los únicos que se resisten a sacrificios son los que no los han
sufrido: Ni siquiera han pagado lo debido y tiene más de lo que necesitan. Los
trabajadores han sabido sufrir los sacrificios que el Gobierno les impuso ¡incluidos
los que no les correspondía sufrirlos a ellos!
Claro que “en
pocos años habrá grandes aumentos en el número de pensionistas que exigirán de
soluciones que no podrán improvisarse en unos días.” Tenían que haberse
planificado pausada e inteligentemente durante estos últimos 50 años, ¡nada
menos que medio siglo! El autor concluye: “algunos
partidos ocupados en inducir costosas reivindicaciones dan la impresión de que
creen que vivimos en Jauja.”
No se lo que piensan algunos partidos; lo que
pienso es que ha llegado la hora de que se acabe ese Jauja en que algunos están
empeñados en seguir viviendo a costa de la mayoría.