Para ilustración de los parlamentarios
jóvenes que no “sufrieron” la educación “franquista”, donde salvando las “tres
marías”: "formación física", "formación católica y de "formación del espíritu nacional", tuvimos
oportunidad de recibir no menos de cuatro años de enseñanza de latín hasta
siete, incluidos tres de griego, una cultura hoy desaparecida, aclaro que la
expresión del título significa “de la abundancia de corazón habla la boca”..
Esto, en más castizo se dice:
“por la boca muere el pez” y viene a cuenta de las declaraciones del Sr. Rajoy no
defendiendo su comportamiento en el asunto Barcenas sino recordando lo que
reivindicaba el Sr, Rubalcaba. Eso, que se consideró un revolcón al Sr.
Rubalcaba lo que hacía era ponerle en evidencia a él mismo, porque ahora está
haciendo lo que el Sr. Rubalcaba defendía en su día y a lo que él se oponía.
Con tal de poner en evidencia
al Sr. Rubalcaba se pone en evidencia él mismo. Pero uno esperaba una explicación
de su línea constante y seria donde lo que prometió se cumpliera y lo que se
predicaba se practicara y, sobre todo, donde no se engañara.
Los demócratas queremos que la
oposición que controle al gobierno durante cuatro años pero que no caiga en hacer el
mismo papel que el gobierno al que le reprochó lo que ahora hace. Ganar las
elecciones genera una deuda que hay que pagar día a día cumpliendo lo
prometido, no cayendo en los defectos denunciados ser mejor ¡no para volver a
ganar!, sino para acreditar que se ganó honradamente y sin trampa.
Es penoso ver que ésa es una
forma de actuar propia de quienes personalizan las divergencias que no saben
racionalizar. Cuando no hay argumentos con los que discutir las ideas se
recurre al argumento “ad hominem”; se ataca al que las manifiesta. Cuando no se
sabe dialogar, se arremete contra las personas. Que la violencia llegue al
asesinato o se quede en la imprecación es importante; pero el espíritu de ira
es el mismo.
Se trata de una reacción propia
de ideologías que “tienen la verdad” y por ello no respetan a las personas
individuales. Su verdad puede ser un fascismo étnico, gremial, religioso o de
cualquier otra naturaleza. Se caracterizan porque siempre llaman a la unidad
sin fisuras; y alardean de que no hay divergencias internas en el pensamiento.
Ignoran que corren el riesgo de
que se les diga aquello de que “cuando dos personas piensan exactamente lo
mismo, una, por lo menos, no piensa”. Esa actitud crea “caudillos”, se llamen o
no así, que se apropian de “la verdad” del grupo; que tienen el poder para
crear y condenar. También para nombrar
sucesores, por más que, conocida la voluntad del jefe, sean dócilmente votados
por las masas para dar una formalidad democrática. Esa obscena mayoría recuerda
los referenda de Franco, ejemplo de la falta de libertad, que es la que anula
individualidad, el único valor cierto.
No tenía esa opinión del Sr.
Rajoy, al que veía actuar con prudencia, pero al que atribuía una opinión propia
y amable. Quizá estas declaraciones se las exige su partido - ¿puede un partido exigir mentir en el Parlamento? - y él no sabe crear
el carácter democráticamente constructivo de un gobierno donde no haya agresión
personal, de sistemático descrédito personal, por fas o por nefás, y esa fea
ostentación de sentimientos personales de que hacen gala todos los
nacionalistas
Parlamentar es un acto de
respeto. Nace del que se tiene uno a sí mismo. Sólo si se tiene uno respeto, ese respeto
desborda y alcanza a los demás. No somos la coartada para pendencias
por el poder. V. están ahí para construir, ¡entre todos!, el mejor mundo
posible ¡para nuestro beneficio!; no para el suyo.
Vd. nos hablaban a nosotros
cuando se imprecaban. Nosotros somos los que juzgamos que han hecho Vds., nuestros
administradores. Vds. se lo pueden pasar bien en su espectáculo creyendo que su espectáculo
termina en el hemiciclo. Vds., ¡entérense!, no son más que unos actores que nos
representan a nosotros, unas veces bien y otras de pena mora, y nosotros,
aunque Vds. no nos vean, somos los que estamos sentados en el patio de butacas.
Como publico, tenemos siempre la razón; como único soberano legítimo, tendremos el poder el día en que esa farsa de parlamento desaparezca y sea democrático; es decir, cuando se cumpla lo que, falsamente, dice el art. 1.2,CE78: la soberanía reside en el pueblo del que emanan TODOS los poderes del Estado, incluida la Jefatura del Estado.
Deberían dedicarse a acabar la transición a la democracia, ¡ya va siendo hora!, y no a insultarse entre Vds. Les pagamos para eso, no para malgastar el salario que les pagamos.
Como publico, tenemos siempre la razón; como único soberano legítimo, tendremos el poder el día en que esa farsa de parlamento desaparezca y sea democrático; es decir, cuando se cumpla lo que, falsamente, dice el art. 1.2,CE78: la soberanía reside en el pueblo del que emanan TODOS los poderes del Estado, incluida la Jefatura del Estado.
Deberían dedicarse a acabar la transición a la democracia, ¡ya va siendo hora!, y no a insultarse entre Vds. Les pagamos para eso, no para malgastar el salario que les pagamos.
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