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4 ago 2013

Credibilidad: (4) El error alegado ¿es un atenuante?

Algunos desalmados de derechas consideran que el Código Penal es demasiado blando con los delincuentes. Yo defiendo la tesis de mi paisana Concepción Arenal, tan injustamente olvidada: “odia al delito y compadece al delincuente”. Por eso, además de las eximentes, me encanta que el Código Penal tenga muchos atenuantes, ¡porque la vida es muy compleja y nada es blanco o negro sino, como los viejos ordenadores, tienen 256 gamas de grises.

                Comprobado que, en el caso de que los delitos que se le imputen al Sr. Bárcenas se demuestre que los cometió, habíamos visto que el “error” del Sr. Rajoy no cabía considerarlo un atenuantes por su actuación de mantenerlo como tesorero del PP, lo que le podría granjear la acusación de coautoría de esos delitos por “cooperar en su ejecución con un acto [mantenerlo como tesorero] sin el cual no se hubieran efectuado” esos delitos. Todo eso, claro, en la peor hipótesis considerada: que se demostrara que los cometió el Sr. Bárcenas.
                Las atenuantes que contempla el Código Penal en su art. 21 también son siete, número ciertamente mágico.
La primera es cualquiera de las eximentes si fuera incompleta, caso que no se da.
La segunda, de adicción a determinadas substancias, tampoco se da. 
La tercera “obrar por causas o estímulos tan poderosos que hayan producido arrebato, obcecación u otro estado pasional de entidad semejante” es impensable dada la duración de la situación en el tiempo.
La cuarta “haber procedido el culpable, antes de conocer que el procedimiento judicial se dirige contra él, a confesar la infracción a las autoridades” tampoco es posible porque el Sr. Rajoy confesó que no hizo nada hasta que tuvo noticia de la evidencia judicial del descubrimiento de millones en cuentas en bancos suizos.
La quinta, “haber procedido el culpable a reparar el daño ocasionado a la víctima, o disminuir sus efectos, en cualquier momento del procedimiento y con anterioridad a la celebración del acto del juicio oral”, todavía se puede considerar porque el juicio oral todavía no ha tenido lugar - por lo que hay que tener presente la posible existencia de este atenuante.
La sexta es una alegación que no cabe descartar, en el caso hipotético de la culpabilidad del Sr. Bárcenas: “La dilación extraordinaria e indebida en la tramitación del procedimiento, siempre que no sea atribuible al propio inculpado y que no guarde proporción con la complejidad de la causa”, aunque como la causa es harto compleja sería difícil alegarla.
En cuanto a la séptima …. ¡oh cielos! … ésa está abierta a la valoración del juez respecto de que tiene o deja de tener “análoga significación que las anteriores”.
                En estas condiciones yo creo que el Sr. Rajoy, hizo bien en no declararse culpable.
En el peor de los casos - que es el que estamos analizando de que, finalmente, el Sr. Bárcenas fuera declarado culpable de los delitos que cometió mientras el Sr. Rajoy le protegía en su puesto de tesorero “víctima del error de creer en un falso inocente”.
Lo que quizá fue precipitado fue declarar que había “creído en un falso inocente”. Hasta el momento ningún juez ha dicho que el Sr. Bárcenas no sea inocente. Los únicos que dan por supuesto que no es inocente”, “que miente” y no se cuantas cosas más son sus propios colegas del PP que antes ponían la mano en el fuego - ¿no es encantadora esa frase sabiendo que nadie le va a exigir que la ponga?  - gracias a ello ninguno se ha quedado manco.
Estas opciones de posibles atenuantes, un par de ellas, disminuyen la credibilidad del Sr. Rajoy. Una atenuante implica una responsabilidad culposa, aunque una sanción atenuada. Así que, de momento, tiene un poco duro para recuperar la credibilidad que ha perdido con sus declaraciones, porque son claramente inculpatorias. Todo, claro,  en la hipótesis considerada: que el Sr Bárcenas sea declarado culpable de los delitos que cometió mientras el Sr. Rajoy lo mantenía en la Tesorería del partido contra viento y marea - como le reconoció el Sr. Bárcenas - porque algunos “colegas”  lo quería echar de allí, ¡como al final consiguieron!

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