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21 ago 2013

Accidente de Santiago: (7) Echar balones fuera es una actitud carente de ética

Dentro de la política de eludir todo tipo de responsabilidades, empezando por las intolerables acusaciones atribuyendo al maquinista toda la responsabilidad del accidente incluso antes de tener notica de los hechos y circunstancias reales que lo rodearon, ahora el Sr. Ferré quiere endosar la responsabilidad del inadecuado diseño, inadecuado protocolo de circulación y pésima gestión de la seguridad a los ciudadanos.
Con descaro justifica todos estos errores diciendo  que “el trazado de la vía no había sido objeto de ninguna objeción de las 300 recibidas sobre el trazado”. La cuestión básica es que si el trazado fuera correcto no se hubieran debido recibir ninguna de las 300 objeciones. Por lo tanto, recibir 00 objeciones pone en tela de juicio la corrección del trazado. Que entre ellas no se encuentren las relativas a la curva sólo indica que debieron haberse recibido 301, algo que no alterna en nada la realidad: un trazado bien hecho debería haber recibido 0 objeciones.
Es una falacia calificar de “pacífica” la tramitación de la vía Ourense-Santiago. El objetivo de la tramitación no es que sea “pacífica”, sino que sea “correcta”. Es indiscutible que ha sido incorrecta” ¡y  eso es lo único que importa desde el punto de vista de la seguridad!, y el hecho de que fuera pacífica sólo tiene interés desde el punto de vista de su ejecución.
A esta maniobra de dispersión de la atención se añade el endose de responsabilidad “total”, sin querer asumir ninguna, como haría un jefe responsable,  a los técnicos con el argumento: Los sistema de seguridad no los decide quien tiene en un momento la responsabilidad de liderar la compañía [RENFE] sino un equipo de técnicos e ingenieros que se toman muy en serio la seguridad”, tras lo cual demuestra un gran conocimiento sobre seguridad, balizas, procedimientos instrucciones, limitaciones, etc., que revela que no es ajeno a los aspectos técnicos del asunto en cuestión: las decisiones sobre seguridad.
Otro balón fuera de juego es el afirmar que el tren “había pasado todas las revisiones”, pues ¡la causa del accidente no fue el mal estado del tren!
Pero más insoportable es afirmar que “la vía contaba con todos los sistemas de seguridad adecuados al trazado” porque es una afirmación que incurre en múltiples falsedades:
1.- No funcionaron los sistemas de seguridad “existentes” - ¡porque no existían!; por eso se produjo el accidente.
2.- Dos semanas después del accidente se modificaron “radicalmente los sistemas de seguridad”, ¿por qué si fuera verdad que “la vía contaba con todos los sistemas de seguridad adecuados al trazado”? Por una sola razón, porque era mentira.
3.- Ahora sí, ¡no el día del accidente!, hay tres balizas que garantizan ¡ 4 ,4 km antes de la curva! el frenado si la velocidad es superior a la permitida. ¡Esa es la seguridad que no existía!
4.- Porque el único “elemento de seguridad” existente - que no es un “sistema de seguridad” sino una “indicación de seguridad”, que es otro concepto distinto  - era una mera indicación de circulación a 80 km/h - ¡cuando previamente estaba permitido circulara a 200 km/h! - en un momento en el que era imposible - ¡técnicamente hablando! - reducir la velocidad de 200 km/h - ¡a la que estaba autorizada la circulación del tren! - a 80 km/h, con lo que la inutilidad de la señal es absolutamente evidente.

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