Dentro de la política de eludir
todo tipo de responsabilidades, empezando por las intolerables acusaciones
atribuyendo al maquinista toda la responsabilidad del accidente incluso antes
de tener notica de los hechos y circunstancias reales que lo rodearon, ahora el
Sr. Ferré quiere endosar la responsabilidad del inadecuado diseño, inadecuado protocolo
de circulación y pésima gestión de la seguridad a los ciudadanos.
Con descaro justifica todos estos
errores diciendo que “el trazado de la
vía no había sido objeto de ninguna objeción de las 300 recibidas sobre el
trazado”. La cuestión básica es que si el trazado fuera correcto no se hubieran
debido recibir ninguna de las 300 objeciones. Por lo tanto, recibir 00
objeciones pone en tela de juicio la corrección del trazado. Que entre ellas no
se encuentren las relativas a la curva sólo indica que debieron haberse
recibido 301, algo que no alterna en nada la realidad: un trazado bien hecho
debería haber recibido 0 objeciones.
Es una falacia calificar de “pacífica”
la tramitación de la vía Ourense-Santiago. El objetivo de la tramitación no es
que sea “pacífica”, sino que sea “correcta”. Es indiscutible que ha sido
incorrecta” ¡y eso es lo único que
importa desde el punto de vista de la seguridad!, y el hecho de que fuera pacífica
sólo tiene interés desde el punto de vista de su ejecución.
A esta maniobra de dispersión de
la atención se añade el endose de responsabilidad “total”, sin querer asumir
ninguna, como haría un jefe responsable, a los técnicos con el argumento: Los sistema
de seguridad no los decide quien tiene en un momento la responsabilidad de
liderar la compañía [RENFE] sino un equipo de técnicos e ingenieros que se
toman muy en serio la seguridad”, tras lo cual demuestra un gran conocimiento
sobre seguridad, balizas, procedimientos instrucciones, limitaciones, etc., que
revela que no es ajeno a los aspectos técnicos del asunto en cuestión: las
decisiones sobre seguridad.
Otro balón fuera de juego es el afirmar
que el tren “había pasado todas las revisiones”, pues ¡la causa del accidente
no fue el mal estado del tren!
Pero más insoportable es afirmar
que “la vía contaba con todos los sistemas de seguridad adecuados al trazado” porque
es una afirmación que incurre en múltiples falsedades:
1.- No funcionaron los sistemas
de seguridad “existentes” - ¡porque no existían!; por eso se produjo el
accidente.
2.- Dos semanas después del
accidente se modificaron “radicalmente los sistemas de seguridad”, ¿por qué si fuera
verdad que “la vía contaba con todos los sistemas de seguridad adecuados al
trazado”? Por una sola razón, porque era mentira.
3.- Ahora sí, ¡no el día del accidente!,
hay tres balizas que garantizan ¡ 4 ,4 km antes de la curva! el frenado si la
velocidad es superior a la permitida. ¡Esa es la seguridad que no existía!
4.-
Porque el único “elemento de seguridad” existente - que no es un “sistema de
seguridad” sino una “indicación de seguridad”, que es otro concepto distinto - era una mera indicación de circulación a 80
km/h - ¡cuando previamente estaba permitido circulara a 200 km/h! - en un
momento en el que era imposible - ¡técnicamente hablando! - reducir la
velocidad de 200 km/h - ¡a la que estaba autorizada la circulación del tren! - a
80 km/h, con lo que la inutilidad de la señal es absolutamente evidente.
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