Test Footer


20 ago 2013

Desprecio a la mujer: 50 % de la humanidad

Hace unos días vi un insoportable reportaje en la televisión sobre el proxenetismo y trata y explotación sexual de mujeres. Sorprendentement4e la noticia se centraba en la “competencia desleal” de ese lujar situado en la proximidad de la frontera con Francia, “víctima” de atentados de la competencia dirigida por “empresarios menos eficientes”.
 Sorprende la connivencia cómplice de todos los gobiernos, sean del signo que sean. Ninguno tienen imaginación bastante para prohibir con la ley en la mano  una actuación tan inmunda que atropella a libertad, que hace que las personas seamos personas, no esclavos.
Los suecos han decidido perseguir a los “clientes”, nombre amable para estos “cabrones”, que son los que financian con su demanda “al detall” ese tráfico inmundo. Siguen quizá así, pero por respeto a la dignidad de la persona humana, la doctrina que Virgilio le explica al Dante cuando lo paseaba por los círculos del infierno: “No es lo mismo el que peca por necesidad que el que no”, que luego reproduciría, con nulo éxito, Sor Juana Inés de la Cruz en sus famosos versos “Hombres necios que acusáis /a la mujer sin razón,/ sin ver que sois la ocasión/de lo mismo que culpáis …” que termina diciendo “¿O cuál es más de culpar, / aunque cualquiera mal haga: / la que peca por la paga / o el que paga por pecar?”.
Todos los gobiernos, en cambio, desarrollan inmensa imaginación para la defraudación fiscal,  para su “legalización” con las SICAV y sus amnistías fiscales. Son imaginativos cuando dicen que “no les conste” la realidad inmediata que hacen sus subordinados en el despacho contiguo; también para no recordar los inolvidable pagos en b, las contabilidades en b de las que hablan como de algo naturalidad los empresarios y también en partidos políticos, etc., etc.
Ese comportamiento cómplice, que tiene una explicación que consta en los evangelios no la ignora ningún “cristiano español”:  Donde está tu tesoro, allí está tu corazón”,(Mt. 6, 19-23). Su tesoro está en el dinero, no en el respeto a la mujer a la que la doctrina cristiana - ¡que mantiene este Papa que se nos quiere ”vender” como “renovador” - la coloca en un segundo lugar como “algo” que se compra y se vende - de eso hablamos - para uso sexual y laboral - a través del matrimonio o del contrato temporal - ¡esa forma contractual que tantísimo les gusta a los catoliquísimos empresarios que tenemos en España! Aunque ahora la iglesia pretenda disimularlo diciendo que la mujer es “alguien”, siempre la coloca por debajo el varón.
Es frecuente que, inconsciente o maliciosa, nos desembaracemos de la responsabilidad de nuestros propios actos, la culpa es como la falsa moneda que de mano en mano va y ninguno se la queda, pero  la responsabilidad de la existencia de estos lugares de explotación sexual donde se atropella la libertad, y en particular la sexual, a miles y miles de mujeres es de todos los españoles (mayoritarios en número). Da igual que ellas sean nacionales o peregrinas (el calificativo de inmigrantes no me gusta); son personas que - rompiendo amargamente con lazos de afecto de sus familiares y amigos - peregrina de su país al nuestro buscando una mejor calidad de vida, para encontrarse con la explotación inmunda que les ofrecen los varones del país al que llegan. Los españoles, como colectivo mayoritario, somos los que lo financiamos.
Cabe tener relaciones sexuales libres y satisfactorias con mujeres que lo deseen también libremente. Muchos son los que prefieren “comprar esos favores”. Se sienten dueños de “derechos”, aunque sean conscientes de que esas mujeres no obran libremente. En el mejor de los casos  lo hacen forzadas por la necesidad de comer todos los días. En el peor están secuestradas. Muchos frecuentan “alegres” esos lugares “festivos” llenos de luces de colorines a lo “eurovegas”. Conocen la situación de esas mujeres que, en muchos casos, ni pueden comunicarse en español con ellos. Eso no importa para someterlas a tratos de “sobre-explotación sexual”, incluidos los más degradantes de una indignidad inconcebible.
Pero es concebible hasta lo inconcebible. Muchos de esos lugares ni siquiera disimulan esa inmundicia con el oropel de las luces y la música festiva para ocultar el atropello a la libertad de la mujer. Son lugares sórdidos, cárceles, zulos de ETA - si incluyen amenazas de asesinato a familiares, padres, hermanos o hijos de las víctimas ¿no cabría considerarlos actos de terrorismo?  - a los que van porque allí “es más barato atropellar a las mujeres”.
Si una persona decente supiera que algún conocido suyo financiar - ¡porque eso hace! - esas redes de explotación, no dudo que le retiraría el saludo. Su financiación es una actuación de coautoría de proxenetismo. Pero siendo tantos los miles, ¿o llegan a millones?, los que la financian a diario, semanal o mensualmente, ¡que es lo mismo!, este atropello a la libertad de la mujer, resulta inmundo pensar que más de una vez le habremos dado la mano a gente así. ¿Y nos llamamos seres civilizados y democráticos?

2 comentarios:

Gracias. Una persona (concretando, de género femenino).

Hola, no hay nada que agradecer.
Mi reflexión, que me alegra que aprecie, busca animar a nuestra interiorización de la realidad: somos seres humanos, ¡sin otra distinción!; pero algo extraordinario en la naturaleza.
El color del pelo o de la piel, el sexo, etc., son fruto de un azar hereditario sin mérito ni demérito del que posee uno u otro, como tampoco la nacionalidad de origen, una arbitraria herencia política, pese a la hipertrofia de los alienados nacionalistas.
En cuanto a la creencia en extraterrestre nuestra responsabilidad es mayor - reflexionar está al alcance de todos - sobre todo si es de las monoteistas que "discriminanan" a los seres humanos en judios y gentiles,con una penosa herencia discriminatoria de sus dos sectas: cristianas (fieles e infieles), mahometanas (musulmanes y enemigos de la fe) - dicho sea por orden de aparición en escena - con todas las demás subsectas que todas han inventado, que siempre hay una de "ortodoxos, intolerantes y puros", al revés que las demás creencias en extratrrestes politeistas, que si respetan las creencias ajenas.
Lamentablemente, esta educación es la que el Sr. Wert, ¡los suyos y los que les votan! quieren impedir que reciban las nuevas generaciones en un esfuerzo ridículo, por estéril, porque la verdad natural siempre triunfa aunque ya no pueda reparar el daño producido.

Publicar un comentario