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13 may 2013

¿Van a devolver el dinero?

El art. 64,L.30/92 dice: “2. La nulidad … del acto administrativo no implicará la de las partes del mismo independientes de aquélla salvo que la parte viciada sea de tal importancia que sin ella el acto administrativo no hubiera sido dictado”. Es evidente que los actos discrecionales fruto de la específica voluntad del nombrado de modo nulo dependen de ese nombramiento, y son importantes, por lo que tienen que anularse. ¿Se va a hacer o no? Parece que no.
Entre otros actos que dependen del nombramiento nulo está el de cobrar un sueldo por un nombramiento que nunca existió para le ley. Por tanto NUNCA procedió su pago con cargo a los Presupuestos municipales. algo que sólo es posible si todo lo que se hizo hubiera sido legal. ¿Lo van a devolver? Parece que tampoco.
El art. 66,L30/92 dice: “El órgano que declare la nulidad o anule las actuaciones dispondrá siempre la conservación de aquellos actos y trámites cuyo contenido se hubiera mantenido igual de no haberse cometido la infracción”. Entre estos NO se encuentra el salario, porque si esas tareas las hubiera realizado un concejal electo esa tarea iba en su sueldo.
El responsable del nombramiento nulo, si medió dolo estaríamos ante un caso claro de prevaricación. Habría que investigar si hubo o no dolo, porque la nulidad es debido a la inconstitucionalidad, es decir, era harto evidente.Además,  la reacción inmediata ha sido  “recolocar” a los nombrados en otro sitio para que sigan cobrando de fondos públicos, lo que parece indicar que éste era el objetivo: que cobraran del erario público ¡como sea!
El nombramiento nulo fue una decisión del alcalde. No puede ocurrir es que sus “errores” los pague el presupuesto municipal. El interesado, el autor del nombramiento nulo o, subsidiariamente, el partido al que pertenecen ambos, deberá devolver esos salarios nulos a las arcas de la institución. Al proceder de un nombramiento nulo, no se pueden convalidar los salarios precibidos ilegalmente con cargo a los presupuestos municipales.
Es fácil de entender que de no ser así el sentido de la nulidad sería vacuo. Si se declara nulo todo lo actuado por carecer de justificación jurídica ¡desde el nombramiento!, parte de esa actuación ha consistido en cobrar un salario con cargo a un presupuesto de modo ilegal que, por lo tanto, es nulo. Además, de no devolver esos salarios, eso permitiría que se repitieran esos nombramientos ilegales en el futuro - violando cualquier otra ley - y que, en el peor de los casos, cuando los cesaran y no siguieran cobrando más, lo ya cobrado se lo quedaran, ¡pese a sut total ilegalidad! en perjuicio de todos los administrados. Y eso sería una prevaricación disimulada.
Otro tanto ocurre con los ingresos recibidos como consecuencia de ese nombramiento nulo tales como ser miembro de determinados consejos de administración, etc. Todoes ellos son también nulos
Resultan sorprendentes las reacciones que toman los alcaldes autores de estos nombramientos nulos.
Se empecinaron en mantenerlos en esos puestos después de la llamada de atención en que consistió la admisión a trámite del recurso contra esos nombramientos. ¿En cabeza de quien cabe que un edil no electo pueda ser parte de la Junta de Gobierno? ¿Para que´se hacen, pues, las elecciones?
Parece que los alcaldes no sólo están dispuestos a NO velar por el presupuesto sino a seguir esquilmándolo. No sólo no exigen que se devuelvan esos salarios, sino que inmediatamente los nombran "otra cosa" en "otro puesto" desde el que puedan seguir parasitando el erario público.
Este hecho parece indicar que el objetivo del nombramiento era que la persona en cuestión cobrara de los fondos municipales; no que realizara una función concreta. Eso es un elemento más de sospecha de la actuación prevaricadora de los alcaldes.
Claro que siendo la monarquía corrupta, se mire por donde se mire - ¡pues todas lo son! - los partidos pueden pensar que por ser político se tiene el mismo NO derecho a beneficiarse de la corrupción aplicando el art. 14 que declara la prohibición de la discriminación. Parece que muchos políticos lo creen así. De hecho nunca niegan sus actos corruptos; sólo dicen ¡y tú más!

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