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29 may 2013

Química: (3) El CO2 aprieta pero no ahoga

Leo una noticia según la cual la transición entre el eoceno tardío y las épocas del oligoceno (entre 34 y 33,5 millones de años atrás) se debió, en parte, a los cambios en la concentración atmosférica de CO2 que permitió la acumulación de hielo en el continente antártico. El crecimiento del manto de hielo, acoplado con cambios favorables en la órbita de la Tierra, llevó al planeta a un punto de vuelco climático y condujo a la acumulación rápida de una capa permanente de hielo en la Antártida y a cambios mucho más amplios en el clima global.

El estudio del pasado siempre se ha hecho recurriendo a medidas experimentales ingeniosas como las el contenido en CO2 del aire ocluido en testigos sacados del hielo de épocas pretéritas. Un estudio más reciente de M. Hren, profesor asistente de química y geo-ciencias en la U. Connecticut, N. Sheldon y C. Lohmann, del Departamento de Ciencias de la Tierra y Ambientales, de la U. Michigan, entre otros colegas británicos, ha analizado los isótopos pesados de carbono y oxígeno en las conchas fósiles de caracol.  De su trabajo concluyen que hubo una disminución de hasta 10 grados Celsius en las aguas dulces durante la temporada cálida y de 6 Celsius para la atmósfera en el Atlántico norte. Ese dato es otra prueba -¿es que alguien lo dudaba?  -de que la concentración de CO2 en la atmósfera y la temperatura en la superficie de la Tierra están enlazadas.
Rindámonos pues ante una nueva evidencia experimental que nos demuestra lo que ya sabíamos a partir de nuestro conocimiento de que el CO2 y el H2O son moléculas que provocan el efecto invernadero en la tierra, aunque todos los periodistas y no pocos científicos, se olvidan siempre de la molécula de H2O a la hora de incluirlas en sus medidas y en sus conclusiones.
¿Y qué más podemos concluir? Algo que no figura en lo noticia periodística porque, claro está, la noticia es que un hombre (mujer o varón) muerda a un perro y no al revés.
Los estudios demuestran que antes de este enfriamiento drástico la atmósfera de la Tierra contenía 1.000 partes por millón de dióxido de carbono o más y en estos momentos estamos por debajo de las 400 ppm. Hacia el final de esa transición contenía probablemente menos de 600 a 700 partes por millón, cifra que se encuentra todavía por encima de la que tenemos en la actualidad.
Entrando en la cuestión de los pronósticos - tarea profética que hay que coger con mucho cuidado, incluso aun cuando nos sea revelada por el único dios verdadero, ¡sea el que sea! - Hren señala que algunos pronósticos señalan que las concentraciones actuales de dióxido de carbono en la atmósfera de la tierra son cercanas a 400 ppm y están aumentando con lo que podrían incrementarse hasta casi 1.000 partes por millón en los próximos cien años.
Dicho en pocas palabras, la naturaleza puede volver a encontrarse en la misma situación en la que se encontró durante la transición entre el eoceno tardío y las épocas del oligoceno (entre 34 y 33,5 millones de años atrás), con lo cual, la naturaleza no corre ningún riesgo, porque si sobrevivió a aquella época, volverá a sobrevivir si la alcanza de nuevo.
Espero que los ecologeros - los ecólogos son unos profesionales que me merecen mucho más respeto - que viven en continuo desasosiego se tranquilicen. Algunos toman sales de litio para poder soportar la angustia que les produce el riesgo que la naturaleza no pueda soportar el incremento de CO2 que, en esta ocasión, tiene origen humano (de mujeres y varones), al enterrarse que si ya los soportó una vez, podrá hacerlo más veces.
No está claro si esta noticia va a producir una disminución del precio del litio, al reducirse la demanda, que permita compensar el previsible incremento por el aumento de la demanda en las baterías de ion litio que se perfilan como las más adecuadas para los coches eléctricos. Si así fuera, ¡bienvenido sea esta información tan tranquilizadora!
Parafraseando lo que me decían cuando yo era pequeño: “Dios aprieta pero no ahoga” lo cual, la verdad, no me tranquilizaba mucho, porque mi intranquilidad venía del apretón, que si me ahogara ahí se terminaban mis problemas, podríamos decir “el CO2 aprieta pero no ahoga”. Así, un poco traído por los pelos justificó el título de estos comentarios, que no sé si será una vana disculpa para haberlos escrito, por insuficiente, pero es que no tengo otra.
Pero la tierra puede cambiar su órbita de modo desfavorable y no acoplada a este aumento del CO2. Si así fuera, la culpa no sería del hombre (mujer o varón) porque cambiar la órbita de la tierra sólo se podía hacer si todos los chinos saltan a la vez de una silla, cuando eran 600 millones. Ahora bastaría con que saltara la mitad, porque ya son 1.200 millones; pero no creo que salten.

4 comentarios:

No le des mas vuelta querido Alfonso; el tema es economico-politico, intereses de los grandes lobbies energeticos que nos lavan el coco como tantas cosas.
Lo ligan al cambio climatico; al parecer los politicos nunca dieron en el bachillerato que el clima NUNCA ha dejado de cambiar. Hasta ya nos dicen que va a ser mas caluroso y que este verano mas frio. Debe ser que lo dice la Conferencia Epicospal o Aznar en persona....
La ignorancia no tiene limite; que' ignorantes hemos sido creyendonos todo por la 'educacion' que nos dieron..., que (por cierto) la van a imponer de nuevo con la ayuda de Dios.

Tienes razón. Pero lo verdaderamente importante es que pese a la educación "que nos metieron", aquello sí que era adoctrinamiento, no les ha servido de nada. Seguimos pensando. La naturaleza nos hizo así; nos dio la oportunidad de pensar y la libertad de hacerlo o dejar de hacerlo. Ahora tampoco les servirá. La gente seguirá pensando.

A pesar de que la entrada está llena de razón, no hay que olvidar que cuando los científicos hablan del cambio que se está produciendo en el planeta no solo se refieren a un proceso en particular, sino a una serie de procesos que nos afectan directa e indirectamente y que deben ser vistos y analizados en conjunto con sus consiguientes y potenciales sinergias. Cambio global y no solo procesos particulares es lo que debe no solo preocuparnos como individuos, dejando al margen la manipulación que hagan los políticos del tema.
Tal vez el aumento de CO2 no ahogue, pero no estamos seguros de las consecuencias en otros procesos.
Alguna vez un profesor nos dijo: nos preocupa el cambio global porque nos va a afectar a nosotros, la naturaleza siempre encuentra su camino, pero los humanos estamos tan "des-naturalizados" y nos cuesta tanto trabajo renunciar a nuestro "nivel de vida" que va a ser difícil la transición que seguramente viviremos.

Coincido en líneas generales con el comentario y, sobre todo, en que no estamos seguros de las consecuencias de lo que hacemos. Ante esa incertidumbre, lo correcto es vigilar qué esta pasando pero sin caer en pánicos infundados.
Puede ser tan dramático como los más agoreros dicen o mucho menos.
De hecho, ninguna de las previsiones apocalípticas de hace medio siglo se ha cumplido: frente a la amenaza del fin de los combustibles fósiles, han aumentado las reservas y, además, las energías renovables ofrecen un futuro promisorio; en vez de faltar alimentos para los 6 mil millones que éramos hace medio siglo, hoy comemos 7,2 mil millones - 0 % más - mejor que entonces (otra cosa es que los alimentos sigan mal repartidos); el precio de los metales evoluciona al alza - en términos monetarios - de modo natural, pero disiminuye en muchos casos si se valora la inflación.
Mi comentario se opone, pues, a las profecías apocalípticas que gustan a tanta gente.
Sigamos midiendo la evolución de los parámetros medioambientales y revisemos la correccion de las hipótesis y de las previsiones sin confundir lo posible (lo apocaliptico) con lo probable (lo que ocurre). Estar preocupados es razonable, pero sin dejarse asustar.

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