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18 may 2013

La mujer decide: (II) El dueño de su cuerpo

Se dice que la libertad hace libres a las personas. Es un grave error de formulación. La libertad hace que las personas sean personas. Si no, no son libres sino esclavos y los esclavos, por definición, no son personas; son un intermedio entre personas y animales domésticos. Las personas tienen derechos propios ¡por el mero hecho de reconocérseles que son personas!
La libertad no produce miedo al que la tiene, a lo sumo responsabilidad por no ejercerla bien. La libertad sólo produce miedo al que quisiera atropellar la ajena porque quiere que le obedezcan. Forzar la libertad ajena es lo que se llama abuso; el abuso sobre otro lo convierte un animal doméstico que carece de voluntad y obedece nuestras órdenes o lo cosifica.
Abusar de los demás es la tentación del poder. La privación de la libertad se lleva a cabo por la vía física, la cárcel y la muerte son sus extremos, o por vía moral, alienando el pensamiento,  que pasa a ser el ajeno, el del dueño de su voluntad. El primer sistema lo ejerce el poder civil; el segundo el poder religioso. Ambos siempre se confabulan porque así potencian su abuso.
La monarquía de arroga el derecho de vida y haciendas de sus súbditos, obligados a perderla para defender su finca. El monarca espiritual hace lo mismo con el derecho de vida de las mujeres embarazadas contra su voluntad, aun por violación. Del primer atropello nos hemos librado, aunque estaba en la constitución franquista con que Juan Carlos I de Franco juró atropellarnos. El segundo quiere recuperarlo la misma iglesia que apoyo al dictador Franco para privarnos de la libertad democrática. El Ministro Sr. Gallardón está dispuesto a hacer el feo e inconstitucional papel de “esbirro y brazo secular de la ley moral”, reconvirtiendo el pecado en delito. Las leyes de Franco que juró aplicarnos el rey actual va a conseguir aplicárnoslas. Así nadie le podrá llamar perjuro, que siempre estuvo de acuerdo con Franco.
La libertad es la libertad de hacer después de haber pensado qué hacer. Nuestras limitaciones nos las impone la naturaleza en el cuerpo que nos ha tocado. Pero el ser racional ansía la libertad y ha triunfado sobre la irracional naturaleza. Las gafas nos permiten leer y el corazón artificial nos permite no morir. Son el triunfo de la libertad sobre la dictadura de la naturaleza
Algunas mujeres, no todas, pueden engendrar hijos. Las que quieren ejercen esa capacidad o no con libertad. La ley irracional - la de los extraterrestres - lo prohíben si hay trato sexo viven obsesionados por el de la mujer. Soportan el uso de preservativos. Impotentes, ya no se quejan, pero ponen el grito en el cielo, aunque ladran en la tierra, si una mujer, fecundada sin querer, decide libremente interrumpir el embarazo. En su obsesa sinrazón exigen que lo tenga aunque sea fruto de una violación o aunque sea un monstruo, pero también que lo mantenga. Todos respetamos que haya gente dispuesta a ello en el ejercicio de su libertad. Por eso mismo no se puede admitir que alguien pretenda violar la libertad de una mujer y hasta ese extremo.
Además, es inconstitucional. Dice el art. 15,CE78: Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que, en ningún caso, puedan ser sometidos a tortura, ni a penas o tratos inhumanos o degradantes”. Nada degrada más que el atropello a la libertad; añadir la pena del embarazo, el parto y la manutención de por vida excede lo racional.

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