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8 may 2013

Propuesta de Constitución Democrática: (1) ¿Es posible una República monárquica?

No conviene que el tiempo se nos eche encima. ¿Por qué esperar a que se recupere la III República para proponer una Constitución? Un análisis de una alternativa a la constitución ayudará a comprender la diferencia entre la Constitución de una Monarquía franquista y la Constitución de una República democrática. Bastan unas pequeñas modificaciones, quizá no más de un centenar de palabras para cambiar una Constitución. Empecemos por el principio:
“1. España se constituye en un Estado social repúblicano y democrático de trabajadores de todas las clases  cuyos valores son la libertad, la justicia y la igualdad.”
No hay mucha diferencia con el texto actual; unas tachaduras y unos añadidos ya ya tenemos algo decente. La referencia a un Estado republicano democrática deja fuera de lugar cualquier otro sistema de Estado no democrático, p. ej., las monarquías hereditarias, pero no excluye las monarquías no hereditarias.
Esta afirmación puede producir sorprender, porque parece incongruente; ¿lo es? Analicemos las tres palabras: 1.-republicano es un concepto que establece como objetivo de la forma de Estado la gestión de lo público; no se trata de poner el Estado al servicio del interés privado sino al servicio del interés púbico;
2.- democrático es un concepto que, como luego veremos de modo más preciso, exige que todos los ciudadanos tengan iguales derechos, activos y pasivos, sin excepción de ninguna clase en todo lo que hace referencia a lo que se denominan derechos fundamentales;
3.- monárquico es un adjetivo que tiene un doble sentido, en un sentido amplio indice que la Jefatura del Estado la ejerce una sola persona; eso excluye la diarquía, el triunvirato o fórmulas de Jefatura múltiple como la que, hasta hace poco había en Andorra donde los copríncipes era el Rey de Francia, titularidad que ostentaba el Presidente dela República francesa, y el obispo de Seo de Urgell. Por tanto, lo monárquico no es en modo alguno incompatible con una república democrática; lo que es incompatible con lo democrático es el carácter hereditario de un cargo monárquico.
Monárquico, en sentido estricto, significa que el Jefe del Estado tiene el título de rey, un título que es hereditario, por razones históricas, entre miembros de determinadas familias, como entre otras lo son otros títulos, príncipes, grandes duques, duques, marqueses, condes, vizcondes, barones, señores y creo que no me olvido ninguno.
En algunos países algunos de estos títulos no existen; en otros, en general en las repúblicas clásicas no se reconoce ninguno. Según como se mire es un error;  la herencia de esos títulos podría ser una fuente de ingresos para el erario publico. En ese sentido lo más adecuado sería seguir el esquema ruso tradicional que era democrático dentro de su estructura aristocrática.
Esa democracia aristocrática consistía en que todos los hijos heredaban los títulos de sus padres como heredan sus apellidos. Es decir, los hijos de un príncipe, por ejemplo, heredaban todos el título de príncipe; los de duque, el de duque, etc., etc. Estos títulos no tenían adjetivos, como p.ej. en occidente, sino que eran el puro título.
Bastaría establecer que, elegido democráticamente un Jefe del Estado, si fuera de una familia que hasta la recuperación de la democracia republicana hubiera tenido título de rey, podría tener derecho a añadir a su título de Jefe del Estado el de Rey.
Supongamos por un momento que el hijo del rey actual quisiera ser Jefe de un Estado democrático. Si se presentara a las elecciones de Jefe del Estado y las ganara podría ser Presidente de la República, Felipe de Borbón, con el título de Rey.
Esta opción, sin duda, es mejor que la de pretender ser Felipe VI de Franco, que no tiene futuro. Debería pensarlo. Si está tan bien preparado como todo el mundo dice, ¿por qué tiene miedo a que resulte elegido el otro candidato?  Eso no indicaría demasiada confianza en sí mismo, lo cual, sin duda, implicaría que no está tan bien preparado como se dice.
La decisión, hablamos de una república democrática estaría en las manos de los ciudadanos. Cualquier otra alternativa sería antidemocrática y condenada al fracaso, antes o después. Saber acomodarse a los tiempos es un aprueba de inteligencia. Fernando VII, un rey absoluto, no supo ser rey constitucional. Hoy eso es una antigualla equivalente. Negarse a optar, democráticamente, a ser Presidente, con título de rey no hereditario, sería el mismo error.

2 comentarios:

Hola Alfonso:

Estoy empezando a leer tus artículos sobre la constitución.

Yo pienso que sería muy confuso. Por ejemplo, puesto que al ser elegido democráticamente no sería coronado nunca rey, no tendría por tanto el título, pues un rey lo es sólo cuando se le corona, creo. Sí, por su puesto, podría conservar el de Príncipe de Asturias pues ya lo es y, si la República no se lo retira, pues ¿con quién le ha nombrado Principe de Asturias sino una tradición real heredada?. En cualquier caso tampoco discutiríamos sobre eso, siempre y cuando solo sirviera para ponerlo en la "tarjeta de visita".

Saludos republicanos

Joaquín

Hola, Joaquín,
en los aspectos formales tienes razón. Mi plateamiento es el de que si a un duque se le deja presumir de su título por igual (sin)razón podría el de rey el que fuera elegido democráticamente Jefe del Estado durante el tiempo que durara su mandato electivo. De reyes absolutos tuvieron que aceptar pasar a reyes "figurantes", es decir, constitucionales, para actualizar el cuento de reyes de origen divino. Su última actualización es la de volver a ser reyes electos; y si eso no les gusta, la democracia sñolo les deja otra opción: la calle. Ellos verán. Pero luego que no vengan quejándose.

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