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9 may 2013

Lampedusa y las hipotecas

Hoy se aprobará en el Senado la ley antidesahucios. Se ratifica la política del gobierno: hacer ver a los ciudadanos de que no tienen nada que hacer. La vigente estructura parlamentaria - herencia del franquismo, como la Jefatura del Estado - es algo que carece de sentido cuando realmente no hay democracia, ni espíritu democrático; cuando la ética no existe en la política y es lo único que campea a sus anchas junto a un espíritu generalizado de corrupción impune.
Si una imagen vale más que mil palabras una divisa cumple sus funciones en el leguaje escrito:
Lampedusa dijo en boca del Príncipe de Salina: “Cambiemos todo - las constitución -para que todo - el franquismo antidemocrático - siga igual”
César dijera hace mucho tiempo “La mujer del César no sólo debe ser honrada sino parecerlo".
Y Dante, en el frontispicio de la entrada en el infierno nos lo dejó mucho más claro: “El que aquí entre que abandone todas esperanza”
El pueblo ha aprendido estas tres lecciones a la vista del comportamiento de los políticos a los que eligió para que administrara su soberanía. Su única “opción democrática” está fuera de esta monarquía franquista, cuyo tufo no se esfuma. Sólo cabe recuperar la democracia; hasta tanto se logre, la opción es el ejercicio directo de la “soberanía que reside en el pueblo del que emanan [casi] todas los poderes del Estado", art. 1.2,CE78, porque, como sabemos, la Jefatura del Estado - el reino de España y su rey Juan Carlos I de Franco - emanan del dictador y genocida, no del pueblo.
Las modificaciones introducidas en la ley revelan el desprecio de los políticos a la Iniciativa Legislativa Popular. Aunque haya una “suspensión inmediata y por dos años de los desahucios de las familias que se encuentren en una situación de especial riesgo de exclusión”, el significado restrictivo que le dan a“especial riesgo de exclusión” convierte en agua de borrajas la petición presentada y se sigue dejando a todos los ciudadanos a los pies de los caballos bancarios del apocalipsis.
Las modificaciones de la “Ley Hipotecaria, las de Regulación del Mercado Hipotecario (incluida la de regulación de las hipotecas inversas y el seguro de dependencia y determinadas normas tributarias) y la Ley de Enjuiciamiento Civil”, son más de lo mismo: protegen al capital que estafó a los ciudadanos hipotecados. Su único resquicio es la vía penal por estafa, art- 248, reforzada por la falta de consentimiento válido, por la vía civil adjunta, que vuelve nulo de pleno derecho a la hipoteca.
En lo que se refiere al “aval necesario para pujar del 20 al 5 por cien del valor de tasación de los bienes”, lo único que se consigue así es fomentar la intervención de los subasteros que se quedarán con el piso a un precio mínimo, incluyendo así a una tercera persona con nuevos derechos para mejor desahuciar al que sigue con su deuda eterna.
Del refuerzo de la protección a los deudores hipotecarios, reestructuración de deuda y alquiler social no a satisfacción de todos, el Real Decreto-Ley 27/2012, de 15 de noviembre, de medidas urgentes para reforzar la protección a los deudores hipotecarios, se dice que no lo hace a satisfacción de todos.
Es la típicia "expresion amable de la noticia" que no permite reprochar a su autor que miente, aunque sí que engaña. La realidad es que se produce una“profunda insatisfacción de los proponentes” que ven cómo se burla y desprecia su esfuerzo. De hecho han manifestado que retiraban su propuesta.
Les han aplicado el eterno método franquista - “todo está atado y bien atado” - en vigor en este parlamento regiamente franquista: “Vd. pida lo que quiera; yo, luego, le daré lo que me de la gana”.
Nada queda de aquella propuesta de una moratoria de dos años en la ejecución de los desahucios de vivienda habitual para un colectivo amplio de ciudadanos.
Menos todavía de la iniciativa legislativa popular de dación en pago.
Con los cincuenta cambios que introdujo el Grupo Popular, para reflejar el “espíritu” de las enmiendas de la oposición, sólo se revela su propio espíritu, el que tenían inicialmente der ni querer admitir esa iniciativa legislativa ciudadana para su discusión. ¿Decirles a ellos qué lesyes quiere el pubelo? ¿Pero quién se ha creido el pueblo que es?
El coste político del rechazo lo ha substituido por el triunfo político al desnaturalizar la propuesta. Así pueden, con la actuación cínica que constituye su imagen de marca, cubrirse de pétalos de flores - ¿”anticipados” porque aun no llegó la primavera o “diferidos” de la primavera pasada? - diciendo que han sido “sensibles a las peticiones ciudadanas”.
Pero no cabe reprocharles que engañen a nadie: quien no reflexiona se engaña solo; a quien reflexiona podrán atropellarlo, pero jamás lo engañarán.

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