Una
de mis tías era joseantoniana. Fue su decisión. Supongo que para muchas mujeres
de su época José Antonio Primo de Rivera era un cierto prototipo de guapo en
plan “Corín Tellado”: guapito, bien educado, de buena familia, su padre era el
Marqués de Estella, licenciado en derecho y siempre bien vestido tenía buenas maneras.
Eso, sin duda
hacía olvidar que su padre había sido un dictador, que diera un autogolpe de
Estado - siempre un General detrás de un Borbón para apuntalar, con la
violencia, los derechos de que carece - que, naturalmente, el dictador borbónico
regio había bendecido a la par que la iglesia católica, que él consideraba a
las mujeres al servicio de los varones, como manda la Santa Madre Iglesia y el
credo fascista que proponía a la mujer el reposo del guerrero, la madre de sus
hijos - legítimos, claro - en paralelo con la doctrina católica que la reduce a
ser el remedio a la concupiscencia “viril”, dentro también del más puro
espíritu católico de represión sexual, porque el sexo de la mujer no es un
atribuyo suyo sino del varón que lo señorea, como manda un buen fascista
católico aunque eso sea un redundancia.
La educación
pública alcanzaba a más y más mujeres que, por tanto, descubrían que lo que
ellas habían pensado siempre, esa tontería de creerse seres humanos, y se
volvían contestatarias. La Iglesia católica ya no bastaba para reprimir su
ansia de libertad. Se necesitaba reforzar la alianza entre el poder terrestre, convirtiendo
la libertad en delito, y el poder extraterrestre, convirtiendo la libertad en
pecado. La decisión fue clara: creo un partido fascista, machista y católico.
Esa fue la ideología de la dictadura de Franco y el fundamento ideológico del
PP en la actualidad.
El recuerdo de
José Antonio ^rimo de Rivera ha venido a mi mente cuando el otro día vi el
resumen - verlo integralmente consideré que hubiera podido producir daños
irreversibles en mis neuronas - de la entrevista del Sr. Aznar que era su
opuesto, ni guapo, ni bien vestido, ni bien educado, ni Marqués de nada, y si bien no fue hijo de un golpista, su
padre era apoyó la dictadura y él era hijo putativo de Fraga, que también apoyó
a la dictadura del golpista General Franco, ¡siempre hay un general asesinando
para que un Borbón sea rey!, que en el más puro estilo dictatorial - como el
propio dictador Franco - lo designó como su sucesor.
Engreído, como
todo el que no tiene nada dentro, nos dio la lamentable imagen del juguete
roto, del que no vale nada por sí mismo sino por el poder que tuvo, privado del
cual no vale nada; sólo sirve para nostalgias de algunos y menosprecio de la
mayoría. Creerse que mandaba cuando sólo estaba al servicio del capital no fue
la menor de sus insensateces.
De su
lamentable imagen: los pies sobre la mesa, hablando español con acento
¿tejano?, hablando algo que él creía que era italiano, repitiendo mentiras con
docilidad de escolar pelota sobre las armas de destrucción masiva de Irak o
pretendiendo engañara a todo el mundo, en particular a los españoles en
vísperas de la votación, diciendo que el 11-M lo había organizado la ETA, una
torpeza lo define mejor que nada identificándolo con el chulo de barrio, en
“señorito”, claro, pero igual de chulo; con el señoritingo de casino de
provincias, como el que tan bien describe aquella fabulosa película “calle
Mayor”, precisamente en Valladolid; el que hace reír con sus chistes torpes a
los descerebrados amigos que le rodean; que menosprecia a las mujeres como
“buen macho hispánico que es y de los que ya quedan pocos”, ¡que ojalá fuera
verdad!
Sólo una
persona así, aun siendo presidente del gobierno de España - ¿cómo pudo caer el
país tan bajo? - pudo meter un bolígrafo entre los pechos de la periodista que
le acababa de hacer unas preguntas. Supongo que la periodista no habrá terminado
de arrepentirse de no haber reaccionado de la única forma que procedía ante tal
actitud de maltrato y menosprecio a una mujer, impedida como tenía la mano
derecha con el micrófono: dándole una bofetada que lo hubiera tirado al suelo.
Eso lo hubiera colocado en su sitio: en lo más bajo. Así es él.
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