Esta familia borbónica que nos ha
dejado en herencia Franco, parece empeñada en sorprendernos cada día más y no
precisamente por pasear modelitos en “la Hola”, como suele llamar alguna gente
a esa revista que, inexplicablemente, se vende como churros y la compra el
pueblo llano para ver lo bien que viven toda esa cantidad de mangantes lo hacen
a su costa por todas las longitudes y latitudes de este planeta. Reconozco, es
un hecho objetivo, que no hay nada más democrático que comprar la prensa,
ejercicio de libertad que no merece más que alabanzas, pero ello es algo
perfectamente compatible con que me resulte inexplicable que se compre
determinada prensa. Nadie vea en ello ninguna censura, sino mi humilde reconocimiento
de mi limitada capacidad para entender por qué hacen lo que hacen miles y miles
de personas.
Comentábamos ayer la noticia que
habían dado desde Haciendo diciendo que la declaración de la renta de la santa
esposa del Sr. Urdangarín, imputado por diversos delitos contra los ciudadanos,
estaba bien hecha. La noticia tenía un aspecto adicional al del meramente
impositivo que se refería a una de las fuentes de ingresos de la tal señora:
los gastos de representación de su papá, que le paga él a costa de los
Presupuestos Generales del Estado.
Esto de los gastos de
representación” es un concepto contable que últimamente está teniendo un gran
protagonismo. Muchos empleados, curiosamente los dirigentes de los bancos que
han quebrado, tenían unos excelentes ingresos en concepto de “gastos de
representación”. Muchos empleados, curiosamente también los dirigentes de los
partidos políticos que están siendo objeto de sospecha por financiación
corrupta también tenían muchos ingresos por “gastos de representación”. Pero lo
que todavía resulta más coincidente es que ni los unos ni los otros tenían que
presentar ninguna factura que justificara que habían invertido el dinero
recibido por gastos de representación en gastos de representación.
Es decir, los gastos de representación
eran, más bien, como unos “gastos de bolsillo”, que es lo que en otras
contabilidades se atribuye a gastos menores, como taxis, cafés, billetes de
metro, de autobuses, unas copas, etc., que en algunas profesiones hay que
gastar y cuyo control, siendo su cuantía tan ridícula, podría incluso a resultar
más cara que cualquier “desviación abusiva del 10 o 20 % sobre su cuantía.
Pero no es esto lo importante de
este concepto en el caso de esta señora sino el concepto mismo. ¿Gastos de
representación de que o de quien? Porque si su hermano es un don nadie,
constitución franquista en mano, a la hora de representar a su papá - algo que debería
limitar a sus actividades de representación doméstica - ella es todavía menos
que nadie - constitución franquista en mano.
En relación con su hermano es
obligado reconocer que - aunque ello sea inconstitucional - figura como
heredero del nombramiento que el dictador hizo a su papá, nombramiento que por
su origen antidemocrático - ¡era un dictador! - carece de validez jurídica.
Pero es que ella ni eso. Más aun, de haber sido válido ese nombramiento ella
tendría que haber reivindicado que se cumpliera con lo que la CE78 establece en
el art. 14: que nadie puede ser discriminada por razón de su sexo, y no lo ha
hecho, con lo cual, no es nadie ni merece serlo quien, en sus privilegiadas circunstancias
no defiende su derecho a no ser discriminada dando con ello un ejemplo de
defensa de los derechos que todos los ciudadanos, en este caso particular las
mujeres, tienen a no ser discriminadas. Aceptar esa discriminación es una
complicidad en el mantenimiento de todas las demás discriminaciones y eso es,
por lo menos, muy feo.
Por otro lado, eso revela otro
elemento más de necesidad de recuperar la democracia republicana. ¿Se imagina
Vd. a la hija del Sr. Obama representando a su papá? ¿Se imagina Vd. a la hija
del Sr. Clinton representando a su papá? ¿Se imagina Vd. al hijo de la Srª Merkel
representando a su mamá? Es algo inimaginable y Vd., sabe por qué?: porque eso
no es democrático. Tampoco lo es que el Príncipe Charles represente a su mamá,
la reina del Reino Unido, ni que los demás hijos de sus padres reyes en algunos
casos de sus madres reinas, representen a sus papás o a sus mamás. A ningún Jefe
de Estado democrático lo representa ni su hijo, ni su hija, ni su mujer o
marido. ¡Eso lo exige el concepto mismo de democracia!, donde no caben herencias
monárquicas como si los ciudadanos siguiéramos siendo siervos y los países
fincas que se heredan.
Ser Jefe del Estado es un empleo
público. Si no emana del pueblo - como con engaño declara el art. 1.2 de la
CE78 - o es un fraude democrático. Claro
que ese fraude de ley es congruente con el resto de la CE78. Toda ella es un
puro fraude de ley, en particular el Título II “De la Corona”; la que se
inventó el dictador y genocida general Franco; el mismo que acabó con la
democracia que el pueblo se había dado pacíficamente un glorioso 14 de abril de
una gloriosa primavera: la de 1931.
Perseverantes esperamos con cada
año que con la promesa de una nueva primavera florezca de nuevo la democracia.
Pronto llegará una que vuelva a florecer; aquella en la que culmine esta
Transición a la Democracia que ya lleva casi 40 años interrumpida. Sumados estos
años de transición de dictadura monárquica franquista a los de la dictadura personal
de su inventor, iniciada en 1936, suman ya 77 años sin democracia. ¡Demasiados!
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