El ejemplo del fútbol es una
buena referencia a los empresarios que quieren tener una empresa productiva.
Hay dos formas de lograr un buen equipo de trabajo: contratar a los mejores,
acreditados en otra empresa o formar uno a los mejores en la propia empresa. Hay
otra forma: contratar a los que estén dispuestos a trabajar por el menor
salario.
Si se quiere ser el mejor, la
solución de contratación se reduce a las dos primeras opciones. La primera
tiene la ventaja de que no invertimos nada en formar al trabajador (futbolista)
que contratamos; su inconveniente es que su traspaso ha sido muy elevado; su
otra ventaja es que tenemos un valor seguro ¡si encaja bien con el resto del equipo!;
su inconveniente es que carece de vinculación afectiva y, aunque sea un buen profesional
se irá a otra empresa (club) cuando le paguen más. Cuando hay vinculación
afectiva algunos hasta bajan su salario.
La alternativa es la del ”canterano”:
contratar trabajadores jóvenes con mínima o poca experiencia y formarlos en la empresa sacando de ellos sus mejores capacidades
hasta alcanzar el máximo de sus posibilidades. En ese caso la inversión es
menor, aunque el riesgo sea mayor. Pero ese riesgo se disminuye con una buena
selección previa y con la observación, durante el período de prueba, de la capacidad
del trabajador (el futbolista) y de su integración en la empresa. Esta forma trabajar, supervisada por el Departamento de
Recursos Humanos tiene que estar en continuo contacto con el Jefe directo (el
entrenador) que controla cómo hace su trabajo y cómo se le prepara para hacerlo
cada vez mejor.
Pero en no pocas empresas el
problema puede estar en el Jefe (el entrenador) que sea malo con sus filias y
fobias y puede arruinar el rendimiento de los trabajadores (futbolistas) bajo
su cargo. Eso lo saben los clubes de futbol que, cuando la empresa (el club)no
va bien, a quien ponen en la calle es al Jefe (al entrenador) porque teniendo
buenos trabajadores no logra buenos resultados. En las empresas, todas mal
gestionadas, hay un sentimiento servil: el trabajador es el esclavo y el jefe
es el amo y si algo no funciona bien la culpa es del esclavo ¿Cómo se puede ser
tan necio?
El resultado que se obtiene en
todos los clubes tiene que ver con este esquema que depende también de la cifra
de negocios que mueve la empresa (las ventas) que le permiten jugar en primera división
o en tercera regional. En el primer caso contrata a los mejores, en el segundo
al que está dispuesto a trabajar por lo que le paguen. Nunca será el más
productivo de todos.
Esto que cualquier persona
entiende perfectamente, y que exige a su club, no lo practica en su propia
empresa como empresario. Con necedad propia del incompetente y avaricioso, sólo
quiere ahorrar en la formación de los que trabajan para él - ¡lo considera un
gasto y no una inversión! – reducir el salario, aunque a cambio reciba el
mínimo trabajo que permita que la empresa funcione. Pretende reducir al máximo su
inversión y obtener sus beneficios a cosa de los salarios de los trabajadores y
no a cambio de la mayor riqueza que producen estos. Es una empresa que explota
a los esclavos y no una empresa que explota la mayor riqueza producida
Ignora ¿cómo se puede ser tan necio?
que la productividad de un trabajador puede alcanzar niveles muy elevados si se
siente bien considerado en la empresa (el entrenador le ayuda, le apoya y le
aplaude)o muy baja si su percepción es
negativa (el entrenador le hace ver que le desprecia, desconfía de él, le considera
un mangante y le persigue por las esquinas). La eficacia de un trabajador (un futbolista)
se reducirá a hacer su trabajo para lograr su máximo beneficio y cambiar de
empresa (de club)¡incluso con un salario inferior a cambio del respeto en el
trato.
El ejemplo del fútbol marca el camino
a seguir en las empresas: el trabajador (futbolista) indemniza a la empresa si
se va antes de finalizar su contrato ¡por lo que aprendió en ella! Porque su
contrato tiene una cláusula de rescisión. En las empresas la solución es la
inversa: se prohíbe que el trabajador pueda trabajar en la empresa de la
competencia durante cierto tiempo. Es el
mismo concepto, pero incorrecto. El resultado social es que una persona que
podría producir riqueza no la produce ¡y se le paga por ello! ¿Cabe una necedad
mayor?
En las empresas mal gestionadas,
el trabajador, si es bueno, se blinda con una indemnización si la empresa lo
echa. Si es tan bueno ¿no se le rifarían las otras empresas? Eso permite abusos
y corrupciones y, socialmente hablando, es otro despilfarro: se paga por dejar
de crear riqueza. ¡Un esquema socialmente
irracional! Como decía aquel anuncio para proteger los bosques de los incendios
¡aunque Vd. se lo pueda permitir, España no!
Algo funciona mal en las
empresas. Hasta que no cambien su esquema mental de la explotación del trabajador
a la de optimización del trabajador pasará lo que pasa: el país cada vez va
convirtiéndose más en lo que había dejado de ser: un país de esclavos explotados.
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