Hemos comentado en (VI) que la apología de la virginidad
tenía como objetivo que la “cosa”, la mujer, no estuviera “usada”. Asimismo, la
conversión de la infidelidad en delito pretendía que la “cosa”, la mujer, no le
colocara al marido como hijo y “heredero” suyo el hijo de otro varón, como hace
el cuco colocando huevos en nidos ajenos para que se los empollen. La tercera
maniobra de apropiación del cuerpo - pero también del alma - de la mujer es...