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2 jun 2013

La solución a la crisis (XII) Los paraisos de esclavos

El paraíso es un lugar real donde trabajan los delincuentes de acuerdo con sus cómplices políticos. Se nos quiere distraer haciéndonos cree que se van a erradicar los paraísos fiscales. No se hará; los tenemos en la UE. Luxemburgo y Liechtenstein viven del latrocinio bancario corrupta. Y Andorra y Gibraltar, en su modestia, hacen lo que pueden.
Es falso decir que se necesita unanimidad para luchar contra el fraude. Basta la voluntad de un país para luchar contra el fraude y ésa es la que falta. Vemos a diario las connivencias entre “honrados políticos” que cuando aparecen pruebas evidentes de su ”honradez” reciben el apoyo del partido que reclama la “presunción de inocencia” cuando su imputación implica una “presunción de culpabilidad”.
Francia no esperó a que otros países descubrieran que la democracia es incompatible con la monarquía, aunque eso no baste. La hizo desaparecer y logró erradicarla. En Francia hay una extrema derecha que nunca reivindicará la monarquía. Son irracionales, pero no tanto. No pasa así en todos los países. Aquí está interrumpida la Transición a la democracia.
Además de los estafadores de los paraísos fiscales están los nuevos esclavistas. En vez de tener esclavos contratan con los esclavistas del tercer mundo que tampoco tiene esclavos, tienen trabajadores explotados, que es mucho más rentables. El gobierno, para competir con ellos ha autorizado esa misma explotación, poco a poco, con la actual reforma laboral. La reciente propuesta del Banco de España es un globo sonda. El gobierno la rechaza pero lo pone en práctica subrepticiamente.
Es posible el control exhaustivo, mediante la “guía”, de la vida de los toros bravos para garantizar que no hubo fraude. ¿Por qué no aplicamos esa misma guía a la faricaci´`on de los productos, importados o fabricados en España, de que se produjeron sin fraude (niños trabajadores, condiciones laborales ilegales, pagos en negro, etc.) ¡Porque no se quiere! El resultado sería claro: los ricos serían menos ricos pero los miserables pasarían a ser pobres y los pobres volverían a regresar a la clase media que es la que está desapareciendo.
 Se exige el marcado comunitario en ciertos equipos, se quiere exigir el control energético en los edificios, … y está bien, pero es más urgente la etiqueta de calidad laboral. Una etiqueta donde instituciones europeas oficiales certifiquen que las condiciones laborales en las fábricas donde se produce lo que se exporta cumple con la legislación mínima de la OMC. Hemos visto que el control de los importadores - ¡cómplices o coautores de esa masacre del derrumbe del edificio de explotados del textil que compraban conocidas empresas españolas es corrupto, porque a ellos lo que les interesa es el precio bajo; ¡no como se logra!
Los productos sin esa guía de materias primas, desde el origen a la exportación, no se podrían importar. Los fabricantes tendrían dos opciones: perder el mercado o cambiar las condiciones de trabajo. El resultado inmediato sería acabar con la explotación laboral, infantil, femenina y masculina, gracias a la cual van escalando niveles en la lista Forbes de los más ricos, ¿o de los más criminales?, de las que luego se enorgullece el país donde nación esa persona tan inteligente, ¿o tan criminal?, que ocupa los primeros puestos. Y eso se podría conseguir reduciendo en paralelo la jornada laboral a 24 h/semana, porque nuestra mayor productividad, si no competimos con el trabajo esclavo, nos haría competitivos.

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