Leo en la prensa que un
ciudadano, el Sr. Snowden, es la fuente de las últimas publicaciones aparecidas
en el Washington Post y en otros periódicos, sobre las escuchas telefónicas
masivas y espionaje de Internet por parte de los servicios secretos
estadounidense, todas ellas constitutivas de delitos de atropello a los
derechos constitucionales más elementales. Con aplomo digna de aprecio dice en el
video de la entrevista en The Guardian publicada en su página web "No
tengo intención de ocultar quién soy porque sé que no he hecho nada malo”.
Como cabía esperar de los
delincuentes autores de estos delitos, a nadie le interesa perseguir su
comisión. Por el contrario el director de la Inteligencia Nacional
estadounidense, James R. Clapper Jr., informa que la NSA ha abierto una
investigación para averiguar la identidad de quien filtró estos documentos. Que
lo haga en coordinación con el Departamento de Justicia ya no nos extraña. ¿Qué
entenderá el Sr. Clapper por Justicia?
Pero el Sr. Snowdon tiene claro
qué está haciendo: "No quiero la atención del público porque no quiero que
la noticia sea sobre mí. Quiero que sea sobre lo que está haciendo el Gobierno
estadounidense". Es un optimista; la mitad del país está de acuerdo con
que se violen los derechos fundamentales de la otra mitad ¡porque ellos son los
buenos!
Lleno de una ingenuidad que nos
sorprende, derrotados como estamos por la corrupción, añade: "Quiero que
la atención sea para estos documentos y el debate que espero que se produzca en
la ciudadanía de todo el mundo sobre el tipo de mundo en el que queremos vivir.
Mi único motivo es informar a la población de lo que se está haciendo en su
nombre y lo que se está haciendo contra ellos". Ni un solo político del
mundo se atreverá a quejarse de ese atropello, otro más, al derecho
internacional; ¡qué digo!, a la ética más eterna y elemental.
El soldado Sr. Manning, al que no
quemarán porque los autos de fe están prohibidos, no por falta de Ganas, el Sr.
Snowdon y el Sr. Assange, cuyas actividades sexuales hubieran pasado
desaper5cibidas si no hubiera descubierto los delitos cometidos “legalmente”
por los USA, son nuestros nuevos Espartacos. ¿Recuerdan aquella maravillosa
película protagonizada por Kirk Douglas?
Ellos saben que no van a
triunfar, pero cumplen con su destino. Están dispuestos a arriesgar hasta su
vida, la del soldado Sr. Manning está en el aire tras ese juicios oscurantista
que no tiene nada que envidiar los que la iglesia católica llevaba a cabo con
los herejes que molestaban al poder económico disfrazado de poder eclesiástico.
“Virtus omnia vincit” decían los
romanos” y esa “virtus” es la que hoy, para animar nuestra desesperanza se nos
ofrece como un ejemplo a seguir, como un camino a andar, como una meta a
conseguir: la eternamente alejada, pero cada vez más próxima república
democrática pacífica donde el delito no tenga asiento, menos aun protección del
poder; donde el respeto a la verdad sea completado con el respeto a la vida;
donde la discriminación nacionalistas “con licencia para matar” nunca más
vuelva a tener asiento en ningún país; donde la educación en la ética y en la
convivencia n o sean secuestradas por falta de presupuesto que sí sobre para
financiar a corruptos de toda clase.
Porque nunca fui, ni seré capaz
de arriesgar lo que estas personas arriesgan por el bien de la humanidad,
quiero con estas sinceras palabras de alabanza rendirles mi testimonio de
admiración por la dignidad de su comportamiento y la confianza que ponen en
todos nosotros.
¡Seamos dignos de ella!
0 comentarios:
Publicar un comentario