En un acto más de incomprensible
esquizofrenia el PP ha demostrado hasta dónde puede llegar para proteger a los
presuntos corruptos de su partido. Algunas de sus maniobras, como la de
presentarse como acusación popular para desde ella dedicarse a defender al Sr.
Bárcenas han sido desmontadas - una vez que la evidencia fue clamorosa - por el
juez Sr. Ruz.
Son mil y una las fórmulas de
corrupción que nos ofrece todos los días: no sólo haciendo “finiquitos
diferidos” sino también pagando indemnizaciones muy superiores a las que ellos mismos
habían rebajado para los despidos improcedentes a sus presuntos corruptos, o
¿por qué no? manteniendo a cargos al frente de sus aparatos de poder a más que
presuntos corruptos; negando la malversación de fondos consistente en la
percepción de sobresueldos por los cargos del partido de modo mensual por “colaboraciones
inexistentes” o por “gastos de representación” que nunca tuvieron lugar, etc., creyendo que con solo cambiarle
el nombre al sobresueldo deja de ser sobresueldo.
Sorprendentemente al Fiscal General
del Estado ninguno de todos estos comportamientos le motivan lo suficiente como
para ordenar la indagación y, en su caso - es decir, en todos los casos -
presentar una querella contra todos los dirigentes del PP adeptos a una o
varias de este tipo de corrupciones.
Quizá el más escandalosos - introduce
una novedad en el modus operandi, aunque ya la acusación al Sr. Bárcenas nos
permitía esperar más movimientos en esa línea esquizofrénica -sea el doble comportamiento
del PP de la Comunidad Valenciana. Por un lado pide que al Sr. Blasco que se le
imponga una pena de 11 años y 6 meses de prisión (la Fiscalía pide 14 años)
para el ex consejero, implicado en el
Caso Cooperación, la trama creada, al parecer, para apropiarse de 1,8 M€ de
fondos públicos destinados al tercer mundo, cometiendo los delitos de
malversación tráfico de influencia, falsedad documental y prevaricación ¿Le
queda alguno?; por otro le mantienen en su grupo parlamentario en las Cortes
Valencianas como aforado hasta que se inicie el juicio oral(¿).
La situación es tan esperpéntica
que buena parte del PP ha visto rebasada su capacidad de no ver la viga en el
ojo propio, quizá por tenerlo ya tan lleno de pajas, aunque no por ello dejan
de valorar positivamente ese comportamiento como un acto de solidaridad de los
demás diputados regionales: el 20 % de sus diputados regionales está imputado
por uno u otro delito. Como en el grupo parlamentario hay imputados nueve, eso
obligaría a un cambio drástico. De todos modos es difícil que eso pueda
ocurrir. Según sus propias normas es el grupo parlamentario quién vota sobre si
expulsarlo o no. Y habiendo ortos nueve en la misma situación es previsible que voten para que no lo expulsen,
¡por la cuenta que les tiene!
La Diputada Srª Sanz ha dicho: “Hoy
no puede ponerse el sol sin que el Sr. Blasco sea expulsado del Partido Popular”.
Se trata, sin duda, de aplicar la propia moral a los demás, un error que
cometemos todos. La frase es muy gráfica pero ha cometido un error histórico.
En las actividades corruptas de los miembros del PP pasa como en el imperio de
Felipe II: no se pone el sol. El presunto corrupto está en Valencia y el lugar
donde se quedó con el dinero está en Nicaragua. Por tanto, su reclamación se
cumple, lo que pasa es que el sol no se pone nunca.
Algunos diputados dudan que llegue a ser expulsado. No la
tengan: si duda el Sr. Blasco los tiene tan “cogidos” documentalmente, ¡por lo
menos!, como los tiene el Sr. Bárcenas.
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