Estaba estudiando alemán en el Instituto Goethe en Grafing Oberbayern,
un pequeño pueblo en los alrededores del Munich. Por provocar una participación
de todos los estudiantes extranjeros la profesora nos preguntó a cada uno,
todos éramos de nacionalidades distintas, qué fiestas celebrábamos en nuestros
países. Resultaron comunes las de Navidades y Año nuevo. También algunas
religiosas de Semana Santa y Pentecostés, pero luego ya empezaron las
diferencias.
Por supuesto todos celebraban el día de la independencia,
los de países americanos, y los europeos teníamos distintas fiestas nacionales,
14 de julio los Franceses, etc. Yo dije que teníamos dos fiestas el 18 de
julio, fecha en la que Franco inició la guerra contra la república democrática
y 1 de abril, fecha en la que terminó derrotándola.
La profesora me dijo “son Vds., muy raros; celebran el
principio de una guerra y no la paz final. Me quedé sorprendido. Pues sí que
somos muy raros, pensé. ¿Cómo no me había dado cuenta hasta ahora? Los
demócratas, a fuer de republicanos, celebramos tres fiestas: el 11 de febrero de
1873 fecha en la que se proclamó la I República Democrática, el 14 de abril,
fecha en la que se proclamó la II República Democrática y el 9 de diciembre en
que se aprobó la Primera Constitución republicana, que la de la primera
república no tuvo tiempo de ser aprobada por el Golpe de Estado de Martínez
Campos con el que nos volvió a traer a los borbones.
Esta reflexión viene a cuenta de
la celebración anual de los catalanes del día 11 de septiembre para conmemorar
que, abandonada Barcelona por el Austríaco que fue a tomar posesión de la
corona de Austria, el Borbón tomo la ciudad. Si en una clase de alemán un catalán
dice que celebran un derrota el desconcierto del profesor será todavía mayor.
Hay miles de aniversarios
gozosos: la fundación de Tarragona, capital de una de las provincias romanas;
la investidura de Wifredo el Vellos como conde de Barcelona, Osona, Gerona y
Besalú ¡que ocurrió el mismo 11 de septiembre, con lo que no habría ni que
cambiar la fecha!
El 18 de julio también es fecha
importante, la dinastía del Conde Ramón Berenguer IV logra, a través de su hijo
Alfonso II, la corona del reino de Aragón.
El 16 de enero es otra fecha
histórica. Paul Claris declara a Cataluña república independiente bajo la
protección de Francia, aunque el 23 nombró nombra a Luis XIII conde de
Barcelona recuperando el vasallaje carolingio. Sin embargo esta aventura franco-catalana
terminara mal, los franceses se aprovecharon de los catalanes y les privaron a
ellos, y a España, de la Cataluña históricamente catalano-aragonesa. Wifredo
naciera en el condado de Conflent, cerca de Prades y Jaume I en Montpellier.
El 11 de febrero es otra fecha
que merecería una celebración porque si para España fue el nombramiento de la I
República Democrática para Cataluña lo fue del primer presidente, el federalista
catalán Pi y Margall.
Sin fijarnos más que en fechas conocidas
por cualquier estudiante de bachillerato, hay suficientes para celebrar una
alegría como para empeñarse en celebrar un disgusto. Pero, en fin, cada uno
elige su forma de divertirse celebrando lo que le guste más celebrar.
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