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17 jul 2013

Química (7) Lenguaje químico-metalúrgico

Un día un extranjero llamó mi atención sobre el hecho de las innumerables expresiones y lugares comunes que utilizamos en nuestro lenguaje que, incluso los que somos racionalmente opuestos al maltrato de los animales, tienen connotaciones tarinas. Expresiones como “darle un quite”, “tirar a alguien contra las tablas”, “hacer un quiebro”, “metérsela hasta la bola”, “darle una larga cambiada”, etc., nos son comunes.

            También nuestro léxico habitual recoge expresiones que tienen que ver con la química, unas más favorables que otras de las que tampoco nos damos cuenta.
            La primera es esa despectiva de “eso es química”, con la que se desacredita un producto. Frente a ella surge otra, justamente opuesta, que dice “hay muy buena química entre ellos”, para indicar la buena sintonía o armonía o resonancia que existe entre dos o más personas, conceptos que son más musicales.
            La “corrosividad” es una metáfora que se utiliza para identificar una situación amenazantes o las palabras malintencionadas que también permiten identificar la actitud de lagunas personas: “un tipo corrosivo”. Su opuesto podría considerarse la de la identificación de la buena persona, cuyo trato resulta “un bálsamo” ante las desgracias.
            La resistencia del "galvanizado" es sinónimo de quien, por aguerrido, soporta las adversidades naturales,  la vida, como el medio ambiente, nos "corroe" tanto que al final acaba con todos y nos convierte en el mismo polvo mineral del que se dice que fuimos hechos. Está “galvanizado”, decimos de alguien para ponderar al que sufre y resiste..
            La quintaesencia de la calidad, en un tono castizo madrileño, ignoro si se usa también en otras regiones, se expresa diciendo “niquelado” - dígase con todo arrastrado “niquelao” alargando la a - suprema expresión de lo que no puede ser mejor.
            “Oro puro” u “oro fino” son virtudes que suelen atribuirse más específicamente al corazón, como expresión de nobleza, que la de “niquelado”, que se refiere más a un conjunto de virtudes, entre ellas la resistencia de la que carece el oro.
            “Férrea” es la resistencia que se atribuye, nada menos que a los Titanes y a todos los que, con denuedo, afrontan vicisitudes adversas ante las que otros menos bragados hubieran cedido.
            “Untuoso”, siendo un inteligente procedimiento de luchar contra el rozamiento, suele tener asociado menosprecio; se atribuye a la actitud servil, falso e hipócrita en el comportamiento con los superiores. No obstante, rompamos una lanza por el aceite, porque él sirve para engrasar los goznes de la convivencia. Conviene recordar que, como en la ensalada, el exceso de unas gotas de aciete perjudica menos que el exceso de vinagre. Y en ese sentido decimos de alguien que tiene el carácter "ácido" porque es un transunto de su "corrosividad" pero también hace referencia al tacto áspero que tiene el ácido.
            “Temple acerado” es virtud que se atribuye al que sabe combinar la resistencia con la tenacidad en  proporciones donde fallaría cada una de ambas virtudes en solitario. En el sentido contrario decimos de alguien que es "vidrioso" cuando, como el vidrio caliente no tiene un punto de fusión claro y nítido entre las dos fases sólida y líquida y durante un gran intervalo de temperatuas tiene ambas características sin saberse qué es.
            La asociación de la química con el “mal olor” es, sin duda, una de las atribuciones más injustas, sin dejar de reconocer que también es cierta en no pocos casos. Pero para muchos químicos no hay olores buenos ni malos sino "característicos". En cualquier caso ese reproche olvida que es a la química a la que debemos también los “olores más placenteros” que seducen nuestros sentidos, los de los aromas de plantas y flores, pero también los de las frutas en sazón que invitan a comerlas.
            “Argentina” es la voz que suena alegre y juguetona como la plata de la que toma el nombre en su origen latino: "argentum"; “broncínea” es la que, al son agradable añade la virtud de la potencia sonora que trae de la factura de las campanas hechas con este material. El “bronce”, como el hierro, tiene asociada también la virtud de la resistencia, característica que comvirtió a ambos en materia prima de armas a medida que se fueron descubriendo. Derrotado en su virtud mecánica por la mayor resistencia del acero - famosas fueron las espadas damasquinadas de Damasco y en occidente las de Toledo - el bronce, sin embargo, soporta mejor la corrosión ambiental.
            La lista no se acaba aquí. Este comentario es un mero recordatorio que invita a ser reflexivos sobre los contenidos y orígenes de nuestro propio lenguaje, que tantas veces nos pasa desapercibido y a descubrir un inmenso mundo de metáforas químicas y metalúrgicas .que reevelan la importancia que estos conocimieintos han tenido en nuestra vida cotidiana hasta haberse intgroducido en nuestro idioma social.

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