La primera vez que visité Rusia
todavía era la Unión Soviética. Fue por motivos de trabajo. Mi conocimiento de
ruso tenía un nivel suficientemente bajo como para tener que, cuando encontraba
alguien que supiera inglés hablásemos en inglés; solo ante los que lo
desconocían mi ruso servía para algo. La gente era amable, simpática y
servicial pese a los problemas del idioma. Cuando alguien se enteraba que
éramos españoles una sonrisa de simpatía invadía su rostros y decían: “no
pasarán”. He de confesar que para mi fue un tremenda sorpresa descubrir como
medio siglo después “no pasarán” - una
frase peligrosa todavía en España - todavía tenía sentido.
El “¡no pasarán!”, como el “we
can!” de Obama, es probable que quede en la historia como una referencia. Sin
embarga ni una ni otra eran originales. Hará unos dos mil años que, según leas
leyendas, el hijo del único extraterrestre verdadero, el judío, había prometido
a sus seguidores que “las puertas del infierno no prevalecerían” sobre la secta
que acaba de re-fundar, despreciando el tronco original judaico. Es, que yo
sepa el ¡no pasarán! Más antiguo que reconozco en la historia.
Respecto al “we can!”, ése
tiene también antecedentes de similar
antigüedad. No identifico el autor de la frase pero era como una especie
de refrán “si vis, potes que quiere decir, “si quieres, puedes”, que es otra
forma de decir lo mismo.
¿Pasaron?, podemos
preguntarnos. Como suelen decir mis paisanos “depende”.
¡Y tanto que depende! Depende de que entendamos
por “haber pasado”.
Si nos referimos al poder de
las armas y al posterior fascismo que impusieron durante toda la vida del general
perjuro y aun años después, ¡sin duda pasaron!
Si nos referimos a la
extensión del genocidio que aplicaron - sistemáticamente protegido desde la
cúpula político-eclesiástica-militar - allí
donde, como verdaderos Atila, pretendiendo que nunca más creciera la tierna
hierba de la democracia, ¡claro que también pasaron!
Si nos referimos al robo de
niños a sus padres con la colaboración de las religiosas ´vírgenes” - todas
ellas mas putas que la Magdalena, que no alcanzarán el perdón porque nunca
amaron - no cae la menor duda que de pasaron. Estuvieron pasando hasta muchos
años después de la muerte del genocida CAUDILLO DE ESPAÑA POR LA GRACIA DE DIOS
(del dios de las vírgenes secuestradoras de niños)
Pero si nos fijamos en la
virtud y en el triunfo de las ideas ¡ni pasaron ni pasarán nunca! Bajo la bota
del ejército fascistas siguió habiendo personas que hicieron honora lo que predicaba
el Quijote, quintaesencia de nuestras locuras y de nuestras virtudes: “Sólo por dos cosas, amigo Sancho, se puede
empeñar la vida: por el honor y por la libertad”.
Otros no empeñamos nada, pero
conservamos la ética que subyacía en una República que no conocimos: “una
República Democrática de trabajadores de todas las clases” y, lo que es
imp0ortante, tenemos la ilusión de que nuestra esperanza se convierta en
realidad y podemos ver lo que, por nacer después del 01.04.1939 no conocimos:
la democracia.
El ser humano, es un ser que
nace lanzado hacía el futuro. Cuando nace no es nadie, como todos; pero desde
su alumbramiento, no es otra cosa que un poder entre dos esperanzas: la de
conseguir lo que al final logra con su esfuerzo y el de todos los que le rodean,
y la oposición de no pocos, y la de conseguir lo que se morirá sin lograr.
En esta perpetua agonía,
palabra griega que significa simplemente lucha, se invierte nuestra vida. Eso
mismo decía Fray Luis de León: “vita milita est”: la vida es lucha.
Por ello, en la medida en que siga
creciendo la semilla de la ética y de la decencia, que políticamente sólo tiene
cabida en una democracia, pese a que se le niegue el agua y los fertilizantes, podemos
decir no sólo que “no pasarán”, sino, más aun “que nunca pasaran”.
Por eso reivindico el
comentario de mis paisanos cuando a la pregunta ¿han pasado?, contestaban: “depende”.
Tras la aclaración anterior,
una vez entendió el sentido de la frase, ellos también hubieran dicho sin la
más mínima duda: ¡NUNCA PASARÁN!
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