La política del Gobierno no se
diferencia nada de la que ejercería una Hermandad de Desvalijadores del
Pueblo. En España, con las SICAV, mantenidas por los sucesivos gobiernos, los
ricos pagan menos impuestos que el peor pagado de los trabajadores, aunque la
CE78 consagra la progresividad. Hay amnistías fiscales para proteger a
los evasores de impuestos y se les rebaja el que tenían que pagar. El IRPF
grava más a las clases trabajadoras que a los que viven sin trabajar de las
rentas del capital. Al subir el IVA se hace más regresiva la imposición fiscal:
afecta más al trabajador, que consume todo su salario en sobrevivir, y no al
capitalista, que acumula dinero negro en paraísos fiscales evadiendo sus
impuestos impunemente.
Esta Hermandad de Desvalijadores del Pueblo que nos gobierna arremete
contra los trabajadores necesitados de asistencia domiciliaria privándoles de
los derechos más elementales ¡porque no les llega el dinero para dárselo a los
bancos que lo reciben de nuevo de los ciudadanos, a través de los PGE, después
de habérselo robado a cada uno con preferentes, subordinadas e hipotecas
temerarias, están en quiebra.
También arremeten contra jubilados con sanciones inicuas e ilegales por
cobrar su jubilación por haber trabajado en Europa. Eso tras haberles subido
más los impuestos que la pensión, reduciendo sus ingresos netos. Sus nietos hoy
repiten el viaje que hicieran ellos, que emigraron en su juventud, bajo el
régimen franquista, del que es heredero el actual sistema. Allá se fueron con
su maleta de cartón por toda Europa para dar de comer a su familia y traer al
país las divisas que el empresariado - ¿creadores de empleo y de riqueza? - no
generaban.
Leemos en la prensa que estos empresarios - ¿creadores de empleo? - cobran menos
que sus asalariados. Eso sólo significa una cosa: estafan sus impuestos, que no
pagan, con la connivencia del Gobierno. Éste sólo abusa del trabajador; del
verdadero creador de riqueza.
Seguimos leyendo en la prensa: “se han perdido 30.000 becarios en las
universidades”. ¡Qué error de titular el de este periodista que se fija en la
anécdota y no en la categoría! No son las universidades sino el país quien ha
perdido la oportunidad de mejorar la formación de 30.000 ciudadanos. En los
cinco o seis años en que hubieran terminado su carrera, el país habrá conseguido
tener unos 200.000 profesionales menos. ¡Bien por Rajoy y por Wert!
Mientras tanto, el régimen dictatorial nacido de la dictadura, esta monarquía
franco-borbónica que encabeza Juan Carlos I de Franco, consigue sorprendernos
cada día con un nuevo caso, una nueva
evidencia, una demostración adicional de la corrupción en la que nació y en la
que, como la mierda, sigue flotando el régimen. Y mientras los duques de Palma “sufriendo”
¿o “surfeando”? durante sus vacaciones. ¿Es que antes habían estado trabajando?
Carente de ética, no hay ninguna referencia ética en la política, ya sólo
se dice: “no se podrá demostrar que hayamos cometido ningún delito que no haya
prescrito”. ¿Cabe mejor confesión de haberlos cometido? “Hemos resistido al
chantaje”, dicen, en su intento de parecer virtuosos; pero ninguno niega que no
haya motivo para ser chantajeado. Creen que los delitos han prescrito; ¿han
prescrito? Con triquiñuelas políticas lograrán desembarazarse del juez. Eso
pasó con Garzón, o declarar nulas las escuchas, eso hicieron con Naseiro y
Lapuerta.
¿Quousque tandem abutere Rajoy patientiam
nostram? diría hoy Cicerón a este Gobierno, viendo lo que hace esta especie de Hermandad
de Desvalijadores del Pueblo protegida por el partido que soporta a cada
gobierno, nacional o autonómico o municipal.
Una Hermandad pluriforme cuyos miembros se
transfiguran más que en el Monte Tabor: de “ejemplo a seguir”, Camps o Matas pasan
a apestados. Tras un cese - en diferido - entre mil aclamaciones de la calidad
y agradecimiento por el trabajo hecho, Bárcenas pasó de “víctima del atropello
a la presunción de inocencia” por el acoso que “los malos” al PP a, durante más
tiempo, alguien cuyo nombre no se podía decir. Ahora es un “mentiroso encarcelado”
al que no hay que hacer caso. Ya nadie reclama “la presunción de inocencia”.
Los ciudadanos tenemos que sacudirnos el “pelo de la
dictadura”, que no el de la dehesa, que arrastramos con el actual sistema. Criado,
nacido y generado a sus pechos es un sistema que ha heredado y superado su
corrupción y sus defectos salvo, hasta el momento, el sangriento. Interioricemos
como dice el art.1.2,CE78, aunque sin ánimo de que la ejerzamos: “la soberanía [que]
reside en el pueblo del que emanan todos los poderes del Estado”, incluido el
Jefe del Estado. Su elección sólo posible en una República Democrática.
Acabemos ya
con esta herencia dictatorial y finalicemos la Transición a la Democracia.
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