Dentro de poco será el 18 de
julio de 2013, aniversario del aciago día en el que la iglesia, los
propietarios y una parte del ejército de la república desleal a su juramento de
respetar y proteger la constitución iniciaron la II Guerra Mundial. Se suele
decir que se inició cuando el ejército nazi invadió Polonia a finales de aquel
mismo año, pero no fue así.
La guerra se había iniciado el
17 de julio de 1936, aunque la fecha oficial sea el 18. Esa guerra fue mundial
porque en ella participaron oficialmente las tropas nazis y las tropas
fascistas italianas al mando de sus respectivos jefes, financiados por sus
respectivos gobiernos aunque estos estuvieran pagados por el oro de la derecha
y de la iglesia (aunque es dudoso que esta soltara ni un duro, que sólo sabe
recoger y nunca dar).
¿Cuándo terminó esa guerra?
Depende, dirían mis paisanos.
En su vertiente militar
terminó el 1 de abril de 1939 cuando el “parte triplemente mentiroso” que
emitió el cuartel general del genocida” dijo: “Hoy, cautivo y desarmado el
ejército rojo - primera mentira de la postguerra, porque se trataba del
ejército de la república democrática - las tropas nacionales -segunda mentira
porque eran las tropas golpistas del fascismo - han alcanzado sus últimos
objetivos militares: la guerra ha terminado - tercera mentira, porque siguió el
genocidio iniciado con ella.
En su vertiente represiva duró
hasta los últimos días del genocida, que quiso despedirse de este mundo
firmando sentencias de muerte ¡que es lo que le iba!
En su vertiente política
todavía sigue sin haber terminado. Juan Carlos I de Franco, heredero del
genocida, juró que seguiría atropellando nuestra libertad para poder quedarse
con el poder. De todos modos eso le venía ya de familia porque su padre se
apuntara en el ejército del golpista para contribuir a acabar con la democracia
y su abuelo - el rey “conejo” que salió por piernas abandonando a la familia -
mujer e hijos - a la que protegió el pueblo republicano escribió una
memorable y patética - carta al genocida
diciendo que él era el primer falangista.
En esas estamos, intentando
que el franquismo no se continúe en la segunda generación y, por primea vez
consigamos no soportar dos Borbones seguidos: Fernando VII e Isabel II, y la I
República; luego Alfonso XII y Alfonso XIII y la II República, ahora Juan
Carlos I de Franco y esperemos que nunca llegue a ser Felipe de Borbón Parla I
de Franco, antes de que llegue la III República.
¿Alguno de los millones de
franquistas que iban a la Plaza de Oriente celebrará el 18 de julio?
Evidentemente ninguno. Ahora ni les dan bocadillos ni dietas para venir a
Madrid de putas. En el ejército - felizmente - ya no queda ninguno de los
militares golpistas del 36 y los del 23-F están a punto de jubilarse también
los que quedaron emboscados.
¿Alguno de los hijos y nietos
de los millones de franquistas que se beneficiaron con los crímenes de la
guerra y la postguerra del genocida reconocerá la deuda de su actual bienestar?
Evidentemente ninguno. Quieren
ignorar el origen criminal de su actual bienestar procurando que todos olviden
la unión umbilical que liga su bienestar siempre ensangrentado de crímenes.
¿Qué les pasa a todos? Que
están avergonzados. Eso, por otra parte es algo positivo, porque, a la vista de
otras actitudes, ciertamente sorprendentes, pudiera dar la impresión de que lo
que les pasaba era que no tenían vergüenza. Como se suele decir, ¡menos da una
piedra!
Por eso, Uníos Hermanos
Republicanos Democráticos. Cuando el enemigo de la democracia siente vergüenza
por ser el obstáculo para que llegue la victoria se puede anticipar. Un
ejército de gente avergonzada por lo que defiende: ¡que no haya democracia!,
está derrotado.
Dentro0 de poco será el 18 de
julio de 2013, aniversario del aciago día en el que la iglesia, los
propietarios y una parte del ejército de la república desleal a su juramento de
respetar y proteger la constitución iniciaron la II Guerra Mundial. Se suele
decir que se inició cuando el ejército nazi invadió Polonia a finales de aquel
mismo año, pero no fue así.
La guerra se había iniciado el
17 de julio de 1936, aunque la fecha oficial sea el 18. Esa guerra fue mundial
porque en ella participaron oficialmente las tropas nazis y las tropas
fascistas italianas al mando de sus respectivos jefes, financiados por sus
respectivos gobiernos aunque estos estuvieran pagados por el oro de la derecha
y de la iglesia (aunque es dudoso que esta soltara ni un duro, que sólo sabe
recoger y nunca dar).
¿Cuándo terminó esa guerra?
Depende, dirían mis paisanos.
En su vertiente militar
terminó el 1 de abril de 1939 cuando el “parte triplemente mentiroso” que
emitió el cuartel general del genocida” dijo: “Hoy, cautivo y desarmado el
ejército rojo - primera mentira de la postguerra, porque se trataba del
ejército de la república democrática - las tropas nacionales -segunda mentira
porque eran las tropas golpistas del fascismo - han alcanzado sus últimos
objetivos militares: la guerra ha terminado - tercera mentira, porque siguió el
genocidio iniciado con ella.
En su vertiente represiva duró
hasta los últimos días del genocida, que quiso despedirse de este mundo
firmando sentencias de muerte ¡que es lo que le iba!
En su vertiente política
todavía sigue sin haber terminado. Juan Carlos I de Franco, heredero del
genocida, juró que seguiría atropellando nuestra libertad para poder quedarse
con el poder. De todos modos eso le venía ya de familia porque su padre se
apuntara en el ejército del golpista para contribuir a acabar con la democracia
y su abuelo - el rey “conejo” que salió por piernas abandonando a la familia -
mujer e hijos - a la que protegió el pueblo republicano escribió una
memorable y patética - carta al genocida
diciendo que él era el primer falangista.
En esas estamos, intentando
que el franquismo no se continúe en la segunda generación y, por primea vez
consigamos no soportar dos Borbones seguidos: Fernando VII e Isabel II, y la I
República; luego Alfonso XII y Alfonso XIII y la II República, ahora Juan
Carlos I de Franco y esperemos que nunca llegue a ser Felipe de Borbón Parla I
de Franco, antes de que llegue la III República.
¿Alguno de los millones de
franquistas que iban a la Plaza de Oriente celebrará el 18 de julio?
Evidentemente ninguno. Ahora ni les dan bocadillos ni dietas para venir a
Madrid de putas. En el ejército - felizmente - ya no queda ninguno de los
militares golpistas del 36 y los del 23-F están a punto de jubilarse también
los que quedaron emboscados.
¿Alguno de los hijos y nietos
de los millones de franquistas que se beneficiaron con los crímenes de la
guerra y la postguerra del genocida reconocerá la deuda de su actual bienestar?
Evidentemente ninguno. Quieren
ignorar el origen criminal de su actual bienestar procurando que todos olviden
la unión umbilical que liga su bienestar siempre ensangrentado de crímenes.
¿Qué les pasa a todos? Que
están avergonzados. Eso, por otra parte es algo positivo, porque, a la vista de
otras actitudes, ciertamente sorprendentes, pudiera dar la impresión de que lo
que les pasaba era que no tenían vergüenza. Como se suele decir, ¡menos da una
piedra!
Por eso, Uníos Hermanos
Republicanos Democráticos. Cuando el enemigo de la democracia siente vergüenza
por ser el obstáculo para que llegue la victoria se puede anticipar. Un
ejército de gente avergonzada por lo que defiende: ¡que no haya democracia!,
está derrotado.
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