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16 jul 2013

La república es una democracia aristocrática

Etimológicamente democracia significa el gobierno del pueblo y se opone a aristocracia que significa el gobierno de los mejores. Como tantas cosas en política es un engaño.
Los “aristos”, los mejores en griego, no eran los mejores; eran parte de las clases dominantes que se denominaban a sí mismos los mejores y elegían entre ellos quien los gobernaría.
El pueblo era gente que estaba bajo su dominio con más o menos libertades. Muchos no tenían derecho a representación política, polis significa ciudad en griego, lo que significa que no tenían representación ciudadana. Claro que las polis, las ciudades, eran ciudades estado, con lo cual no era una cuestión meramente municipal sino de representación estatal.
Poco a poco esa mayoría de ciudadanos no “aristos” logró imponer sus derechos y tuvieron bastantes dentro del imperio romano donde, con las normas que existían, podía elegir a los mejores. Descompuesto el imperio nació otro esquema “aristocrático”. Los “mejores” se elegían tras las guerras - puros robos de unas comunidades a otras. El vencedor se apropiaba - robaba - la tierra al que perdía. Era habitual perdonar la vida al que se rendía y dejarle llevarse lo que podía trasladar en un carro - eso se hizo también con los judíos cuando se les expulsó. A cambio, el que ganaba le robaba la tierra y la repartía entre los guerreros más bravos.
Así, poco a poco, se reconstruyó otra “aristocracia”. A los “aristos” el “prínceps”, el primero, que se adjudicó el título de rey, les daba los títulos, conde, marqués, duque, etc. Ent re todos se pusieron de acuerdo para hacerlos hereditarios y así esos “mejores” pasaron a serlo los hijos nietos y biznietos y tataranietos de los mejores, logrando su derecho por vía vaginal,
La iglesia, astutamente, se adjudicó el papel de atribuir el poder de esos “aristos” a la voluntad divina, sobre todo el del rey, que les pagó con regalos y privilegios. La gente, inculta y poco reflexiva. se lo creyó. ¿Cómo no iba a creérselo si se creían todos los mitos que la propia iglesia contaba de si misma? Así, unos que fueran hombres libres pasaron a ser súbditos, es decir a estar “sub dictum”, bajo el “dictado”, del rey. Porque era absoluta la monarquía, la dictadura  monarquía era absoluta. Así ocurrieron las cosas hasta que en la Revolución Francesa se publicó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano estableciendo, el precedente lo habían producido los colonos del Este de Norteamérica al independizarse de su rey inglés, que todos los seres humanos, mujeres y varones, son iguales en sus derechos.
Desde hace poco más que 200 años, en 2039 celebraremos los 250 años, han ido desapareciendo estas estructuras fraudulentas con su atropello a la igualdad de derechos entre los seres humanos que son los regímenes monárquicos que todavía sobreviven.
La indignidad del planteamiento - una familia y sus descendientes son superiores en derechos a los demás por vía  vaginal - pervive porque los dictadores cedían los derechos que no tenían.
En Europa y en otros continentes del tercer mundo todavía hay estados donde estos farsantes que son Jefes del Estado y donde ese puesto de trabajo se hereda, lo cual es una necedad.
Semejante sistema de selección no se admite en puestos de menos responsabilidad: profesor, ingeniero, médico, juez o general. La necedad, pues, es grande por admitirlo para el puesto de máxima responsabilidad dentro de la estructura del Estado.
Lo único sensato - es decir, lo único racional - es que la Jefatura del Estado la ocupe quien, por procedimientos adecuados, oposiciones, como los funcionarios del Estado, o elección popular a término (es decir durante pocos años), como los políticos, demuestre ser competente. Sólo una república ofrece ese sistema; por tanto sólo en una república habrá, simultáneamente una democracia - quien elige es el pueblo - y una aristocracia - el pueblo elige a los que le parecen mejores. Y si nos equivocamos podemos rectificar la opinión.
Las monarquías pueden disfrazarse de parlamentarias, para que no se note que al rey no se le elige, pero por eso ni son democráticas - el pueblo no les ha elegido - ni son aristocráticas porque por la vía vaginal no se elige al mejor, sino al hijo de su madre.
¿A qué esperamos para exigir que en España vuelva la democracia aristocrática que nos robó un general y que heredó un tipo que le juró que seguiría atropellando nuestros derechos?
¿O le parece a Vd. que es más inteligente y razonable la selección hereditaria del “mejor” jefe del estado fruto de la actuación de un varón sobre su santa esposa por vía vaginal?

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