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8 jul 2013

¡NO PASARÁN!: (4) Lo que va de ayer a hoy

Recuerdo que nada más moriré el genocida apareció un libro que se las prometía como best-seller: los mil y un chistes sobre Franco que, con osada oportunidad, se publicó esperando que todo el mundo los comprara para mofarse del genocida muerto recordando las mofas que se le hacía cuando estaba vivo, aunque fuera bajando la voz.
Recuerdo que todos le auguramos un éxito editorial sin precedentes y hasta nos hubiera alegrado ese “risueño” ajuste de cuentas con el dictador. Yo no compré el libro; nadie que yo conociera compró el libro; al parecer fue un fracaso editorial. ¡Nadie compró el libro!
Como siempre, las explicaciones vienen después de los hechos.
1.-La gente estaba tan harta de Franco que, muerto ya, maldita la gracia que tenían los chistes
2.- La gente disfrutaba no tanto por el chiste, cuando por sentir el riego de hacer lo prohibido.
3.- La gente quería olvidarse de Franco, de su familia y de la negra cuaresma vivida bajo él
4.-La gente, dignamente no hizo leña del árbol caído. De un troco podrido ni la madera vale.
Seguro que hay más explicaciones, pero a mí todas estas me parecen las más dignas.
Pregúntense Vds. ajora que ha sido de la familia de Franco. Tras el episodio más patético que de evasión de impuestos de la hija llevándose unas monedas de oro - ¡que cutrez! - para hacerse un reloj en Suiza, como si en España no hubiera relojeros y los diversos matrimonios de su nieta mayor, ¿sabe alguien algo de esa familia las suelas de cuyos zapatos lamían todos? ¿Se sabe algo del nieto con el que se cometió la mascarada de invertir los apellidos para que el primero fuera Franco y el segundo Martinez (su padre se llamaba Martínez Bordiú)?. Aun recuerdo el chiste que se contaba con tal motivo: el nieto mayor veía venir a sus hermanas y le decía a sus amigos “¡vámonos que viene las de Martínez!”
¿Alguno de la familia de los Borbones, Juan Carlos I de Franco, Sofía Princesa de España y reina consorte o Felipe de Borbón y su esposa Letizia de Oviedo, Príncipes de Asturias, o la Duquesa De Palma o La Duquesa de Lugo, que deben todos ellos sus títulos al genocida, son capaces de reconocer el origen de su actual bienestar con el testimonio de agradecimiento manteniendo el trato con la familia de la que viene todo lo que tienen?
Evidentemente no. Ellos menos que nadie quieren tener nada que permita recordar su origen dictatorial, la sangre vertida durante el golpe de Estado, que también era parte de la herencia, el genocidio que tuvo lugar desde el prmer día, que forma parte de su CV. La ley exige aceptar toda la herencia o rfechazarla y Juan Carlos I de Franco la aceptó. Y juró que la cumpliría. Y yo no creo que haya sido perjuro.
Por eso tampoco ellos se atreven a recordar - ¿no deberían festejarlo? - el 18 de julio. Undía que nació empapado con la sangre vertida ya el 17. No, no se areven; no son capaces; y no lo son porque no son agradecidos; y si, como dice el refrán, “de bien nacidos es ser agradecidos”, nos vemos obligados a concluir que tampoco son bien nacidos. Pero si analizamos su árbol genealógico no sabemos si nos encontramos ante una conclusión o ante un postulado.
Por eso, nadie se engañe. Juan Carlos I de Franco sabe que ésa es la ley. "A burro muerto, cebada al rabo" o, sigujiendo con refranes, "el muerto al hoyo y el vivo al bollo". Por eso no abdicará. El sabe más de su propia vida que lo que sabemos todos los demás. El sabe que hay demasiados cuchillos afilados esperando la “noche de los cuchillos largos” y no está dispuesto a que le sorprenda la noche.
Morirá siendo rey. Él sabe,  últimamente lo está viviendo en sus propias carnes, que su único salvoconducto constitucional es el de ser rey franquista. En el momento de serlo perdería todos los privilegios que tiene ¡que son muchos! y se le podrían caer al él encima todos los palos del sombrajo.
Durante estos años no se hizo una ley que ratificara la ausencia de democracia ampliando sus privilegios vitalicios - ¡de poco le sirvieron a Pinochet ni a Videla! - si el rey que se inventara Franco abdicaba. Todos los gobiernos eran consciente, Juan Carlos I de Franco también, que no estaba el horno - la ciudadanía - para bollos de ampliar los privilegios antidemocráticos. En realidad no lo estaba ni en sus mejores mmetos mientras se vivió una tonta luna de miel hasta descrubrir la realidad que  había detrás.
Esta conciencia de ilegitimidad pasa su factura ahora, años después - aunque la "letra" estuvo muy bien descontada - porque hoy los tiempos están muy, pero que muy revueltos. De Juan Carlos I de Franco, aunque tenga esa cara borbónica que parece que no se entera de nada, yo jamás diré  que es tonto. No me empeñaré en discutir si es o no inteligente, pero listo … ¡eso lo es un rato largo!
¿Qué abdicar sería lo mejor para conservar la institución monarquía? No conozco a ningún rey preocupado por la monarquía, sino por morirse siendo rey. Su hijo o hija, .... ¡que con su pan se lo coman!
Hubo excepciones en la historia, como las de Carlos I y Felipe V; pero son eso, son excepciones.
¿Qué las hay ahora  fuera de España? Pero bueno, ¿no sabe Vd. que “Spain is different?
Juan Carlos I de Franco sí lo sabe. Sabe que lo mejor es no menearlo; lo fue desde el primer momento cuando se tejió aquel engendro de pseudotransicón a la democracia que era, eso tenemos, la trancisión a la predemocracia, la de su abuelito Alfonso XIII; y ahora se tambalea ya todo mucho más; ¡y cada vez se tambaleará más, porque todo lo que es inestable busca la máxima estabildiad y en política la máxima estabilidad se llama democracia repbulicana.
¿Se llamaba Felipito Tacatún aquel penoso personaje de la tele franquista que decía “yo sigo”. Pues eso.

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