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13 jul 2013

Incultura municipal madrileña

En el año 2007 el Ministerio de Cultura, la Comunidad y la Fundación Albeniz  (que preside Dª Paloma O’Shea) acordaron aportar 240.000 €/año cada uno y el Ayuntamiento 90.000. El objetivo era crear un Instituto que fuera un espacio de fomento musical del más alto nivel. La fundación invirtió, además, más de 22 millones en su construcción a pocos metros del Palacio Real, en la plaza de Ramales, donde estaba la parcela cedida por el Ayuntamiento.
Los ingresos públicos anuales son del orden de 570.000 € y los privados de 240.000 € durante 50 años, lo que arroja un total de 28,5 nillones y el solar y la Fundación 22 + 12 millones, supuestas las aportaciones constantes. Pasado ese tiempo el Ayuntamiento se quedaria con el edificio del Centro hechos por la Fundación y recuperaría el valor de la parcela aportada y 50 años de tradición culutral de primera línea.
Sólo un inculto de toda incultura puede ignorar la labor a favor de la música realizada por esta institución. Ella ha puesto a Madrid a nivel internacional. Madrid aparece así como si fuera una ciudad cuyos regidores son cultos y se preocupan por la cultura, en particular por la musical.
Nada más lejos de la realidad. Las actuaciones del Delegado de Cultura, nombrado por la Alcaldesa Srª Botella, a la que representa, ha hecho alarde de su nivel de incultura, que alcanza unos extremos difíciles de superar. Más que su nula sensibilidad intelectual, revela su torpeza mental, que le impide darse cuenta de que siendo tan romo lo más discreto es estarse callado.
Leo en la prensa “Botella se desmarca de las graves acusaciones vertidas por uno de sus hombres fuertes, Fernando Villalonga, hasta abril responsable cultural del Ayuntamiento y ahora presidente de tres empresas municipales”. La noticia es falsa. No hay desmarque. Hay un total y absoluto respaldo a su torpe delegado.
El mero nombramiento como responsable cultural del Ayuntamiento reveló ya el nivel cultural de la alcaldesa que lo nombró. Aquel en quien delegamos nos representa. Un Delegado de cultura representa elvnivel de cultura propio y el de quien le nombra, pues suya es la responsabilidad “in eligendo”. Este nombramiento, ni aunque hubiera tocado la flauta por casualidad, indica que la Alcaldesa consideró que, por lo menos, el nivel  cultural de su Delegado era igual o superior al suyo y por eso le nombró. Menos que un vistazo al curriculum vitae; hablar con alguien diez minutos basta para reconocer su incultura.
La alcaldesa, cuya falta de afición musical es pública y notoria, apoyó lo hecho. Sus portavoces justificaron “el fin de las subvenciones a esta institución diciendo que se debe a motivos presupuestarios”. Todas las dudas están despejadas sobre su nivel cultural y ha entrado en reñida competencia con el Sr. Wert, Ministro de Cultura. Ambos aprecian lo mismo la cultura. El primer recorte no fue el cese de sus consejeros digitales, incompetentes para aconsejar, ni de los Delegados, que la representan, sino la financiación de la cultura.
Esta actuación trae a nuestra memoria esa frase que unos atribuyen a Miguel Astray, genocida franquista, y otros a Goebbels, genocida nazi: “cuando oigo la palabra cultura echo mano a la pistola”.
Ese Delegado de Cultura sigue siendo presidente de tres empresas municipales y con sello del Ayuntamiento y de la candidatura olímpica madrileña reincide en su torpeza declarando: “Sobre el supuesto sexismo de mi intervención, me alegro mucho de saber que la obtención de fondos públicos o privados por parte de sus fundaciones e institutos se deba exclusivamente a su nombre, doña Paloma”. Todo ello  revela el aprecio y respaldo de la Alcaldesa fruto, sin duda, de su afinidad cultural e intelectual. Respalda una forma de hacer poltícia que apoya la Alcaldesa, bien característica: no sólo no se excusa sino que sube el nivel de agravio a la víctima con toda impunidad, contando con la representación que tiene de la Alcaldesa.
Este incumplimiento contractual del Ayuntamiento puede alterar el compromiso de que, pasados esos 50 años, alk haber retirado al subvencion comprometida, no retorno al Ayuntamiento de esta institución, evitando caer en manos capaces de hacer este destrozo de la cultura. De todos modos, esperemos que en esa fecha se haya recuperado la democracia en España y tengamos una República de izquierdas. La promoción de la docencia y la cultura serán el timbre de honor de esa III República Democrática, como lo fueron para la II República Democrática en su primera etapa de izquierdas, hasta que - perdidas las elecciones democráticas - acabaron con ella gente como Millán Astray, Franco y tantos otros asesinos, con el apoyo de tantos otros, entre ellos el propio suegro de la alcaldesa.
Que ahora su nuera, y sus demás correligionarios, aunque sigan atentando contra la cultura y negandole al pueblo el acceso a ella, aunque censuremos esa misma política, nos obliga a agradecerle que esta vez lo hagan de una forma menos sanguinaria que la anterior, .

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