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19 jul 2013

Derecho a decidir: (19) La constitución se debe modificar

Está claro que sí. Lo único que no se puede cambiar es lo que está muerto. Ésa es su condición: la inmutabilidad; aunque los gusanos se encarguen de convertirlo en otra cosa “... in pulvis te reverteris”. Negarlo, es negar la realidad de la historia. ¿Puede haber alguien que lo sostenga? Por increíble que parezca sí en términos prácticos, a base de sacralizar la constitución. Son los herederos del texto del Decreto 779/1967 “ El carácter fundamental de las Leyes a refundir y la permanencia e inalterabilidad de los principios que las inspiran, tal y como fueron proclamados por la Ley de 17 de mayo de 1958 y reiterados en la propia Ley Orgánica del Estado .....”.

¿Qué queda de eso? Ciertamente queda el heredero del dictador que proclamó la permanencia e inalterabilidad de los principios Fundamentales que él juró seguir aplicándonos.   Todo aquello fue proclamado “manu militari”. Todo aquello, felizmente, fue modificado “manu civili” - aunque bajo el permanente ruido de los sables, por lo que, como dijera el dictador “todo quedó atado y bien atado “ - cuando aquellas Cortes, intrínsecamente ilegítimas que habían adquirido la legitimación por el atropello de una República democrática, decidieron autodisolverse.
Así dieron paso, de modo civilizado, a la actual Constitución Española que “en el ámbito español de decisión” aprobamos todos los españoles con derecho a voto, bien es verdad que se nos prohibió elegir la forma de Estado, que se dejó la que el dictador impuso, sin solución de continuidad. Pero como dueños de lo que aprobamos - incluido lo que no se nos dejó modifica, pues no se nos dio otra opción - podemos modificarla cuantas veces nos parezca, sin desmelenes nacionalistas, sean del signo que sean.
La gran mayoría de los españoles es demócrata; acepta las leyes y nadie puede pretender, sería ilegal, invadir la esfera de competencias que no tiene o chantajear para lograr privilegios ilegales. Se puede pedir el cambio de leyes si no nos gustan. Pero nadie tiene derecho a romper la baraja. Otra cosa es que, llegado un momento, se valore la oportunidad de dejar que quienes dicen que no quieren seguir siendo parte de la comunidad se vayan y nos dejen a los que aceptamos seguir siendo parte de ella.
            Lo dicho no sólo es de sentido común, sino que lo ratifica la Historia. ¿En qué se parece la integridad del territorio nacional actual a la de hace algunos años o siglos?. Dejaron de ser provincias españolas las del Sahara. España, el territorio donde vivimos los españoles, permanece. En el Sahara ya no hay españoles, hay saharauis invadidos por Marruecos. “Dios castiga sin palo ni piedra”, decía mi abuela. ¿Se imagina V. cómo vivirían los saharauis si hubieran seguido siendo una provincia española? ¿Y Guinea?.
Reflexionen los independentistas sobre sus intereses y ejerzan su libertad. Todos los países aceptaron la realidad de la secesión que la historia les impuso. España también y la UE, de donde saldrían por dejar de ser parte de España. Tendrían que solicitar su ingreso como nuevo país porque esas son las normas. O cabe la  subrogación. España sigue estando en la UE aunque disminuida en tamaño.
            La Constitución, en su art. 166 dice: “La iniciativa de reforma constitucional se ejercerá en los términos previstos en los apartados 1 y 2 del artículo 87”, que, a su vez, dice: “1. La iniciativa legislativa corresponde al Gobierno, al congreso y al Senado, de acuerdo con la Constitución y Reglamentos de las Cámaras”.
Pero añade: “2.- Las Asambleas de las Comunidades Autónomas podrán solicitar del Gobierno la adopción de un proyecto de ley o remitir a la Mesa del Congreso una proposición de ley, delegando ante dicha Cámara un máximo de tres miembros de la Asamblea encargados de su defensa”.
            Eso debe hacer el Sr. Más, si ésa es su voluntad. 1. aprobar en el Parlamento catalán la propuesta de modificación de la Constitución Española. 2. Nombrar tres miembros para su defensa. 3. Defender ante la cámara el proyecto explicando las consecuencias jurídicas, políticas y económicas de ese proyecto. Lo que no debe de hacer es crear mal ambiente con su actitud victimista que convierte a los españoles en agresores y agredidos cuando la inmensa mayoría sólo quiere tener la fiesta en paz. Ése es el camino que no lleva a ningún lado. El acusado de agresor, que no lo es, se siente mal con el papel que le adjudican porque no es el suyo. Hagamos las cosas con lealtad. ¡Por todas las partes!, por supuesto, y para eso lo mejor es hacer planteamientos claros
Por supuesto que todos los ciudadanos tenemos el derecho a decidir. Y nuestra primera decisión, la que no nos dejaron hacer es la de elegir al Jefe del Estado. Quizá si empezáramos por resolver esa cuestión pendiente todas las demás quedarían resueltas.

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