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2 sept 2013

La mujer decide: (VIII) ¿Obligación de engendrar?

Decir SI justifica la violencia en sociedades machistas y totalitarias que desprecian a la esposa que no “da la descendencia a su marido”. El DERECHO LEGAL del marido  a tener una descendencia permite repudiar a la mujer. Este atropello a los derechos de la mujer ha sido una lamentable constante en muchas civilizaciones.  Es increíble,  pero aun es legal.
Si el repudio o el divorcio estaba prohibido se respetaba el “DERECHO ILEGAL” del marido al adulterio para tener un hijo, aunque fuera ilegítimo, que continuara la estirpe, no así a la mujer. Hoy eso nos parece inadmisible. Fue legal en muchas sociedades ¡ y aun lo es hoy allí donde son legales las concubinas. Donde no hay polígama la solución es la amante.
Es más reciente la selección de arios y arias puros para crear hijos purísimos al servicio del Estado para garantizar la pureza futura de la “ariedad” en Alemania.  Fue hace medio silgo.
Hubo civilizaciones estaba mal considerado no tener hijos varones para que el rey los pudiera dedicar a matar a sus vecinos en sus guerras para quedarse con sus tierras y ampliar su reino. Conocí a un falangista totalmente descerebrado, que fuera asesor del ministro falangista Arrese, al que le propuso imponer una tasa a las mujeres que tuvieran niñas y no niños ¡para la patria! No podía creérmelo; él lamentaba que el ministro no le hubiera hecho caso.
Como los judíos esperan la llegada del Mesías, algunos procrean a todo pasto para darle oportunidad de encarnarse. Algunas sub-sectas judeo-católicas, sin esta disculpa, hacen lo mismo. Creen que fornicar por placer es pecado y que sólo se permite el placer si es para traer más hijos al servicio de Dios. ¿No es tan primitivo como darselos al rey?
Estas actitudes son prehistóricas respecto a la historia de los derechos humanos que se inicia en 1789 cuando se hizo la Declaración Universal de los Derechos del Hombre (varón o mujer) y el Ciudadano. Aun hoy muchas ideologías, anteriores y posteriores a esa fecha, que no reconocen esos derechos como propios del ser humano y, por tanto, que nace y mueren con él.  Nadie, pues, ajeno a él mismo, puede atropellar su libertad, pero muchos lo intentan.
Este prólogo nace ante el proyecto del ministro de Justicia, educado en el fascismo y la religión católica: obligar a las mujeres embarazadas a dar a luz al hijo indeseado. Se trata de  un atropello a su libertad sin límites. La obliga a sufrir el embarazo, luego a dar a luz; además le impone la servidumbre de la patria potestad que durará hasta que el hijo se independice; y si no lo hace, tendrá esa servidumbre hasta que uno de los dos muera.
Reconocer la individualidad del óvulo fecundado exige reconocer su total y absoluta inviabilidad fuera del útero materno. Eso lo identifica como “una realidad dependiente” a la que se otorga el derecho “atropellar la libertad de la madre embarazada”. Ésta se convierte en su sierva.  No cabe más incongruencia intrínseca, se mire desde el punto de vista que se mire.
Una sociedad no totalitaria, donde los ciudadanos sólo son seres vivos al servicio del Estado, sólo cabe una solución: la libertad de decidir de la mujer. Una libertad superior a la del varón que la fecundó, sea su marido o no!, porque ella sufrirá en mayor medida las consecuencias de la decisión, sea ésta la que sea.
La vida en sociedad implica una limitación de los derechos de quien quiere beneficiarse de los derechos que esa vida social le da. Por ello, el Estado, tras reconocer ese derecho, puede establecer un plazo razonable para su ejercicio. Pasado ese plazo, como ocurre con todos los demás derechos, el derecho que se poseía prescribe. Mientras ese plazo no se agote, la libertad de la mujer tiene que ser total. O no hay libertad de la mujer. Así nace el fascismo.
El Ministro de Justicia actual ha sido educado en el  nacional-fascismo-católico, que propugnaba la servidumbre del hombre (mujer o varón) y el ciudadano al Estado y la de la mujer al varón. ¿Se ha liberado de esas indeseables influencias? No lo parece visto que acaba de reconocer el título de Marqués de Queipo de Llano al hijo de quien el 23.08.1936 incitaba a sus soldados a la violación general: "Nuestros valientes Legionarios y Regulares han enseñado a los cobardes de los rojos lo que significa ser hombre. Y, de paso, también a sus mujeres. Después de todo, estas comunistas y anarquistas se lo merecen, ¿no han estado jugando al amor libre? Ahora por lo menos sabrán lo que son hombres de verdad y no milicianos maricas. No se van a librar por mucho que forcejeen o pataleen".
Si legaliza, como tememos, este atropello a la mujer, la solución estará en Europa en el Tribunal de Justicia que aquí no existe. ¡Como siempre! ¡Pobre España, sin ventura!

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