Test Footer


30 sept 2013

Jaque al rey: (2) 1000 es más que 100

Partimos de la base de que la mayoría de las personas somos decente, cuando llega la hora de implicarse muchas personas decentes - ¿lo son realmente? - dan un paso atrás.  Son los que siempre quieren nadar y guardar la ropa, lo cual no es muy decente. Los que te dicen  en privado: “estoy de acuerdo con lo que dices”, pero jamás te apoyan en público; que cuando asisten a una reunión en la que tú hablas te vuelven a decir “estoy de acuerdo con lo que dices”, y cuando les pregunta por qué no lo manifestaron en la reunión se excusan diciendo “es que tu lo dices tan bien que si lo digo yo lo estropeo”. “Bastaba haber dicho: estoy de acuerdo con esta última manifestación, que es bien sencillo”, les replicas, y entonces sonríen y se encogen de hombros.
Pero esas son las mimbres con las que hay que hacer el cesto. Cuando esté terminado tendrá miles de autores; si al final se rompe sólo tendrá cuatro responsables. Son muchos años - 39 bajo la dictadura militar, 38 bajo la dictadura monárquica -sufriendo la mala educación ciudadana. Eso deja un poso de indolencia, de temor, ¡incluso de pánico justificado!
Si alguien nos dice que ha sufrido violencia por parte de unas personas uniformadas nos lo creemos. No lo dudábamos bajo al dictadura de Franco; el Jefe del Estado es el mismo. El cuerpo de uniformados también. Aunque las leyes que lo rigen han cambiado, la educación que han recibido no tanto. Aunque ahora su comportamiento es ilegal, hoy gozan de la misma impunidad que ayer, cuando era legal. Que se lo digan a “Billy el niño”. Ahí está impune.
¿Algún uniformados es consciente - ¡íntimamente consciente! - de que está obligado a proteger  el ejercicio de nuestra libertad de expresión y para protegerla de los energúmenos - como los invasores de la sede de Blanquerna - que pretenden impedirla? Espero que alguno sí.
¿Algún uniformados es consciente - ¡íntimamente consciente! - de que está obligado a la desobediencia debida cuando sus superiores les dicen que empiecen a apalear a ciudadanos que están ejerciendo su derecho a la libertad de expresión que protege la constitución franquista del 78? Espero que alguno sí.
Lo grave de esta suposición esperanzada es doble: primero que es una suposición y segundo que es una suposición de que algunos sí. En su lugar yo debería poder declarar “la certidumbre de que todos sí,”. Pero eso es lo verdaderamente grave: no lo puedo declarar.
Necesitamos una etapa de educación ciudadana que se nos ha negado en esta Transición a la Democracia (otro engaño porque es una transición a la dictadura monárquica) para formar, desde la escuela, buenos ciudadanos democráticos: ciudadanos que sepan que la soberanía no está en los pueblos, sino en los ciudadanos que, libres, se agrupan en pueblos.
Nada de ver con esa mandanga fascista de quienes reivindican la soberanía para los “pueblos”, las “naciones”, las “repúblicas”, los “estados”, los “reinos”, las “religiones”, etc., que son todos una panda de fascistas  que desde esa “idea” quieren sojuzgar al ciudadano.
 Los griegos lo dijeron hace milenios: “el hombre es la medida de todas las cosas”. Las religiones monoteístas, ¡puro fascismo!, prohíbieron al hombre pensar. Las monarquías, igualmente fascistas, hicieron una fecunda coyunda con ellas: hay que obedecer a la idea, “el dios verdadero”; hay que obedecer a sus designados. 1º.- “el sumo sacerdote verdadero”; 2º.-  “el rey/el caudillo verdadero, por la gracia de Dios”, pero también “el pueblo verdadero”, “la nación verdadera”, el Estado verdadero”. Ninguno defiende la única verdad: el hombre pensante hasta el punto que ser librepensador era casi un delito.
Para impedir que los ciudadanos se eduquen en la reflexión - pensar es flexionarse sobre uno mismo - el Sr. Wert ha eliminado esta asignatura del curriculum escolar. Privados de esta educación es más fácil lograr súbditos obedientes, ¿para qué pensar?; dóciles creedores en mentiras ¿para qué pensar?; gente con “fe” en los que les engañan, ¿para qué pensar?
Ardua es la tarea que tenemos; pero cuanto mayor sea la conclusión es más urgente: ¡tenemos que empezar cuanto antes! ¡Que no nos desanime el número!: 10 es más que 1; 100 es más que 10: 1000 es más que 100; … Así, poco a poco, “con prisa y sin pausa”, tenemos que invitar a todos nuestros conciudadanos a pensar, luego animarles a reflexionar, luego pedirles que pasen a la acción de pedir, tras lo cual ya no será necesario, les saldrá solo, el paso a la acción de exigir. Exigir que se reconozca la libertad (donde no hay súbditos) la igualdad (donde no hay privilegios hereditarios) y la fraternidad (que nos exige la ética de no engañar).

0 comentarios:

Publicar un comentario