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27 sept 2013

La democracia al fin de la Transición (3): devolver la soberanía la pueblo

Un rey demócrata es casi tan inimaginable como la cuadratura del círculo pero en España casi hubo uno que, naturalmente, era un rey progresista: fue Amadeo I de Saboya. Era ya progresista cuando, por mero azar de la herencia, era simplemente Duque de Aosta.
Por ser inteligente y progresista y porque los españoles estaban bajo el síndrome de la alienación monárquica - fomentada por la igualmente antidemocrática iglesia católica - cuando se puso en la calle a Isabel II se buscó uno para ofrecerle la corona. Finalmente la aceptó del Parlamento, lo cual no dejaba de ser una forma de elección democrática. Claro, todos los monárquicos y la iglesia católica, intrínsecamente antidemocráticos, se la juraron desde es mismo momento, ellos lo que querían era un rey elegido por  Dios. Esos se dejan mangonear.
Cuando vio el percal de la iglesia con la que tenía que topar y con la derecha de nobles y propietarios que querían que fuera un juguete a su servicio para seguir atropellando el pueblo, se largó; pero por las buenas despidiéndose en una carta que dirigió a la Nación Española y que leyó su esposa. En ella devolvía la soberanía al pueblo reunido en las Cortes que, poco después, proclamaría la I República Democrática Española.
El final de la carta de respuesta a ese rey, elegido por unas Cortes que lo nombraron, que supo abdicar en el único y real soberano de la nación: los ciudadanos representados en unas cortes elegidas por ellos, fue ejemplar y merece la pena ser recordada:
“Cuando los peligros estén conjurados; cuando los obstáculos estén vencidos; cuando salgamos de las dificultades que trae consigo toda época de transición y de crisis, el pueblo español, que mientras permanezca V.M. en su noble suelo ha de darle todas las muestras de respeto, de lealtad, de consideración, porque V.M. se lo merece, porque se lo merece su virtuosísima esposa, porque se lo merecen sus inocentes hijos, no podrá ofrecer a V.M. una Corona en lo porvenir; pero le ofrecerá otra dignidad, la dignidad de ciudadano en el seno de un pueblo independiente y libre”
Juan Carlos I de Franco está en unas condiciones muy singulares pero infinitamente más favorables para él de las que había en la época de Amadeo I. Su pretensión de beneficio personal futuro carece ya de sentido. Su oportunidad de pasar a la historia con una dignidad equivalente a la de Amadeo I, la tiene al alcance de la mano; pero puede elegir el mal camino.
Amadeo I de Saboya cruzó la puerta que lo convirtió en Jefe del Estado llamado por un Parlamento que representaba la libre voluntad popular. Por ello, puede decirse de él que fue un rey democráticamente elegido por los electores que eran los Diputados. Cuando salió por ella salió con igual dignidad con que había entrado: devolviendo el poder al pueblo soberano.
Juan Carlos I de Franco cruzó la puerta de entrada por el portillo de los traidores que Bellido Dolfos el dictador y genocida General Franco, le abrió a Alfonso VI, contra la voluntad de los zamoranos, Franco privó a todos los españoles de su libertad y secuestró su soberanía. ,
Suya es la oportunidad de hacer como Amadeo I, devolver la soberanía al pueblo, que es su único soberano legítimo. Con ello sólo convertirá en cierto - y no en una farsa - lo que dijo que era el objetivo de su vida: la Transición a la Democracia. Así, el pecado original de su origen dictatorial - y todos sus demás pecados - le será perdonados. Inclinando  su cerviz ante el poder soberano del pueblo, recibirá la indulgencia plenaria al convertir en realidad el art. 1.2,CE78: “La soberanía reside en el pueblo de donde emanan  todos los poderes del Estado”.
¡Haga real ese artículo de la CE,78 y deje que el pueblo elija al Jefe del Estado! Logrará ver a un pueblo feliz como el 14.04.1931 pero Vd. no tendrá que huir, como su abuelo ni tampoco como su otras antepasada: Isabel II.
Que Sera, Sera” (Whatever Will Be, Will Be).
¿Vio Vd. esta película de Doris Day? Tiene razón. Lo que tiene que ser, será.
Oponerse al sentido de los tiempos sólo implica hacer méritos para ser atropellado por ellos. Lo inteligente es seguir el ejemplo de sus antepasados inteligentes; no el de los que se empecinaron en lo que era imposible: la historia los desprecia. Y su esfuerzo fue inútil. Whatever Will Be, Will Be.
El fin de la transición: (4) en vez de abdicación, extinción
                Ahora a los serviles súbditos de Juan Carlos I de Franco les preocupa que no está establecido el procedimiento para abdicar el dictador regio, nombrado por el dictador militar y genocida General Franco. Como los tontos se fijan en lo formal olvidándose de lo esencial.
                Porque lo esencial es que “La soberanía reside en el pueblo español del que emanan todos los poderes del Estado” (art.1.2,CE78), aunque este artículo todavía no se haya podido poner en práctica porque el puesto de Jefe del Estado ya estaba ocupado por el heredero del dictador, el General Franco, y el régimen que tenemos es la misma dictadura aunque cambiadas las formas: en lugar de España ahora se llama Reino de España, en lugar de Cortes Españolas se llama Congreso de los Diputados (El Senado se sigue llamando igual); en lugar de Procuradores ahora se llaman Diputados. Otras no han cambiado: en lugar de no elegir al Jefe del Estado, Franco se eligió él mismo; tampoco elegimos al Jefe del Estado; Franco lo eligió.
                También es esencial lo que dice el art. 14, CE78: “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”.
Porque es esencial, si somos iguales ante la ley, que no haya  uno que herede la Jefatura del Estado y no los demás; si somos iguales ante la ley no puede haber uno que tenga ese privilegio hereditario por razón de nacimiento del que carezcan los demás; si somos iguales ante la ley no puede haber uno que tenga ese privilegio hereditario por razón de sexo, que no tengan sus hermanas; si somos iguales ante la ley no cabe que uno por “cualquier otra condición o circunstancia personal o social”, tenga ese privilegio y no todos los demás.
Porque es esencial lo que dice el art. 10.2,CE78: “Las normas relativas a los derechos fundamentales y a las libertades que la Constitución reconoce se interpretarán de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y los tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias ratificados por España”. No cabe decir que el Título II, DE la Corona nos obliga a nada. Ése artículo va en contra del la Declaración Universal de Derechos Humanos que declara, lo mismo que el art. 14: que todos somos iguales, pero con una ventaja adicional: se puede discutir si el art. 14 prevalece sobre el Titulo II de la Corona, pero lo que está claro es que toda Declaración internacional subscrita por España está por encima de la CE78, con lo que no hay duda: el Título II, De la Corona es agua de borrajas, jurídicamente hablando
Porque es esencial lo que dice el art. 9.1,CE78: “Los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico”, y entre el resto del Ordenamiento Jurídico, ¡y por encima de la CE78, como hemos señalado, se encuentra la Declaración Universal de Derechos Humanos que ni permite la discriminación sexual, del hijo del rey respecto de sus hermanas, ni permite la discriminación por razón de nacimiento de los tres interfectos y sus descendencias, respecto del resto de los ciudadanos españoles.
Total, que el problema no es cómo hacer se haga esa herencia sino si esa herencia es legal, ¡se haga como se haga!, salvo que se vuelva a hacer como Franco: genocidio mediante.
Y el problema es que no existe problema, porque esa herencia no es legal.
El problema es otro, que es necesario proceder a una modificación de la CE78 para acomodarla a la democracia que corresponde una vez que se termine la validez del nombramiento hecho por el dictador y genocida General Franco. Porque lo curioso del asunto es que si el actual Jefe del Estado hubiera sido nombrado con esta CE78 su nombramiento sería ilegal, porque la CE78, al haberse firmado la Declaración Universal de Derechos Humanos, no permitiría elegir a este Jefe del Estado; pero como su nombramiento es anterior y  no se ha producido una ruptura con el régimen dictatorial sólo se ha cambiado un dictador manu militari por un dictador digito dictatori y en ningún lugar se dice como cancelarlo, había que espera a que se extinguiera por muerte natural.
Y entonces, no queda otra opción que proclamar la república democrática, porque la monarquía, menos ésta,  no respeta la Declaración Universal de Derechos Humanos. Por eso estaría bien que el becario se fuera haciendo a la idea. Como sabe alemán, sus posibilidades de “empleo exterior”, como dice la ministra Bañez, son muy elevados. ¡Ningún problema!

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