El
Magnífico y Excelentísimo Señor Rector de la Universidad de Zaragoza ha
decidido suspender los actos de inauguración de la Universidad atemorizado de
sus alumnos y conciudadanos.
¿Qué queda de
aquel “ayuntamiento de maestros e escolares” de que hablaba el rey Sabio,
Alfonso IX de Castilla en sus partidas? Parece que el Rector de Zaragoza ¿sería porque
es del Reino de Aragón?, no estaba por
ese ayuntamiento.
¿Cuál
es la razón por la que declara que teme que se produzcan disturbios por parte de
ciudadanos educados y preocupados por el porvenir de la educación pública van a
dar muestras de falta de educación en su manifestación de desagrado con la
política de desmantelamiento de su educación y de la de sus hijos?
¿Qué
clase de respeto al derecho ciudadano a la manifestación pública de sus
opiniones, concordantes o discordantes con una política determinada - en este
caso la de desmantelamiento de la educación pública y de la justicia social que
llevan a cabo mediante la desaparición de las becas?
¿Conoce el Magnífico y
Excelentísimo Señor Rector de la Universidad de Zaragoza que el art. 21,CE78
dice: “1. Se reconoce el derecho de reunión pacífica y sin armas. El
ejercicio de este derecho no necesitará autorización previa.
2. En los casos
de reuniones en lugares de tránsito público y manifestaciones se dará
comunicación previa a la autoridad, que sólo podrá prohibirlas cuando existan
razones fundadas de alteración del orden público, con peligro para personas o
bienes.
Resulta
lamentable que con su actuación haya impedido que las autoridades que iban a
presidir el acto tuvieran oportunidad de tener un contacto directo con la opinión
real de los ciudadanos, en vivo y en
directo. Es decir, tener la oportunidad de conocerla directamente y no a través
de representantes e intermediarios para evitar que ocurra lo que se dice de las
traducciones: “traduttore, tradittore”. Claro que éste es un lamento teórico.
La impresión
que tenemos los ciudadanos es que esas autoridades - el Príncipe carece de la
condición de autoridad porque carece del más elemental origen legítimo como
tal, pues nunca fue elegido por los ciudadanos - no tienen el más mínimo interés
en tener el más mínimo contacto con la realidad política. Dada esa impresión,
quizá la actuación del Magnífico y Excelentísimo Señor Rector de la Universidad
de Zaragoza fue la apropiada. Lamentable pero lamentablemente coherente.
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