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19 sept 2013

El cierre de la Universidad de Zaragoza

              El Magnífico y Excelentísimo Señor Rector de la Universidad de Zaragoza ha decidido suspender los actos de inauguración de la Universidad atemorizado de sus alumnos y conciudadanos.

¿Qué queda de aquel “ayuntamiento de maestros e escolares” de que hablaba el rey Sabio, Alfonso IX de Castilla en sus partidas?  Parece que el Rector de Zaragoza ¿sería porque es del  Reino de Aragón?, no estaba por ese ayuntamiento.
                ¿Cuál es la razón por la que declara que teme que se produzcan disturbios por parte de ciudadanos educados y preocupados por el porvenir de la educación pública van a dar muestras de falta de educación en su manifestación de desagrado con la política de desmantelamiento de su educación y de la de sus hijos?
                ¿Qué clase de respeto al derecho ciudadano a la manifestación pública de sus opiniones, concordantes o discordantes con una política determinada - en este caso la de desmantelamiento de la educación pública y de la justicia social que llevan a cabo mediante la desaparición de las becas?
                ¿Conoce el Magnífico y Excelentísimo Señor Rector de la Universidad de Zaragoza que el art. 21,CE78 dice: “1. Se reconoce el derecho de reunión pacífica y sin armas. El ejercicio de este derecho no necesitará autorización previa.
2. En los casos de reuniones en lugares de tránsito público y manifestaciones se dará comunicación previa a la autoridad, que sólo podrá prohibirlas cuando existan razones fundadas de alteración del orden público, con peligro para personas o bienes.
                Resulta lamentable que con su actuación haya impedido que las autoridades que iban a presidir el acto tuvieran oportunidad de tener un contacto directo con la opinión real de  los ciudadanos, en vivo y en directo. Es decir, tener la oportunidad de conocerla directamente y no a través de representantes e intermediarios para evitar que ocurra lo que se dice de las traducciones: “traduttore, tradittore”. Claro que éste es un lamento teórico.
La impresión que tenemos los ciudadanos es que esas autoridades - el Príncipe carece de la condición de autoridad porque carece del más elemental origen legítimo como tal, pues nunca fue elegido por los ciudadanos - no tienen el más mínimo interés en tener el más mínimo contacto con la realidad política. Dada esa impresión, quizá la actuación del Magnífico y Excelentísimo Señor Rector de la Universidad de Zaragoza fue la apropiada. Lamentable pero lamentablemente coherente.

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