Acabo de leer el manifiesto del laicismo en la escuela pública de la República
de Francia. Una vez más hay que reconocer que los franceses son gente racional,
no en vano alumbraron a Descartes - al que se le considera el paradigma - sino
que fueron ellos los que alumbraron el siglo de las luces. Allí surgió la
quintaesencia de la racionalidad de la que floreció y dio un fruto insuperable: la
Declaración Universal de los Derechos del Hombre (mujer o varón) y del
Ciudadano (que por supuesto incluye a la ciudadana).
Excusándome por la
¿impertinencia? de querer mejorar su texto, me animo a modificar algunas
expresiones que creo que enriquecen la claridad del mensaje, aplicándolas a nuestro
país, como es natural, en la confianza en que pronto recupere la democracia
robada
1. España es una
República indivisible, laica, democrática y social que impulsa todas las manifestaciones
racionales y respeta todas las creencias, salvo las que atenten contra la racionalidad,
y prohíbe el ejercicio de actos que, tipificados en la ley, generen daños a
terceros
2. La República Democrática
de España es laica y racional. Por ello, al ser irracionales las creencias en
extraterrestres, no forma parte de su competencia, recíprocamente, no reconoce
a ningún extraterrestre competencia para intervenir en la gestión del Estado.
3. El laicismo que promueve
la racionalidad, garantiza la libertad de pensamiento, sea racional o
irracional, y por ello reconoce la libertad de creer en los extraterrestres que
se quiera.
4. El laicismo, que
protege el ejercicio de la ciudadanía, concilia la libertad de cada ciudadano
con la igualdad y la fraternidad, que son los tres valores éticos que la
fundamentan.
5. La República Democrática
de España garantiza el respeto a sus principios de racionalidad en las escuelas
financiadas con recursos públicos y en todas las que emitan títulos reconocidos
por el Estado.
6. El laicismo en la
escuela garantiza que los alumnos menores de edad estén en condiciones de
forjar su propia personalidad, para lo cual se les protege de todo proselitismo
y presión ideológica que les impida hacer su libre elección.
7. Todos los
estudiantes tienen garantizado el acceso a una cultura común y compartida.
8. La Carta del
Laicismo asegura también la libertad de expresión de los alumnos.
9. Asimismo, garantiza
el rechazo de la violencia y de discriminaciones de todo tipo, así como la
igualdad entre niñas y niños.
10. El personal
escolar, docente o no, está obligado a transmitir a los alumnos el sentido y
los valores del laicismo.
11. Los profesores
tienen el deber de ser estrictamente neutrales en su docencia, dentro del
respeto constitucional a la libertad de cátedra, que respetará la racionalidad
de los contenidos que expongan.
12. Los alumnos no
pueden invocar una convicción ideológica irracional - sea terrestre o extraterrestre
- para rechazar ninguna cuestión o contenido del programa docente.
13. Nadie puede
rechazar las reglas de la escuela de la República invocando su pertenencia a
grupos ideológicos, sean sus fundamentos de origen terrestre o extraterrestre.
14. El derecho a no
ser preguntado por las propias creencias e ideologías, por ser parte de la intimidad
protegida por las leyes, implica la obligación de no hacer ostentación de esas
creencias o ideologías dentro del ámbito escolar.
15. Con sus
reflexiones y actividades racionales, los alumnos contribuyen a dar vida a la
laicidad en el seno de su centro escolar.
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