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13 sept 2013

La derecha terrorista

Siempre acabamos dándole vueltas a lo mismo: quien respete a las personas respeta su  libertad, la que hace personas a los seres humanos. Un ser humano sin libertad es una persona mutilada. Por eso, si no cabe discutir el derecho a la libertad de opinión tampoco cabe hacerlo de la libertad de decisión.  El hombre (mujer o varón) nace libre y suelto, o soltero, que es lo mismo. Que luego se case o se divorcie y se vuelva a casar o no, son el fruto del ejercicio de su libertad. Su ejercicio sólo tiene un límite no perjudicar a nadie o compensarle su perjuicio. Pero el derecho a decidir entre soltería, matrimonio, o divorcio ni se discute.
La libertad de opinión sobre opciones legítimas es propia de la condición humana. Una de esas opciones es esa artificialidad llamada frontera de las que pocas se han mantenido inmutables en el último siglo, ¡no digamos en los dos últimos siglos! Pero aun si reducimos ese tiempo a medio siglo son muchas las fronteras que hoy no existen y las que, yendo contra el espír9itu de los tiempos, se han creado. Porque la “patada a seguir” por usar una expresión de rugby  va en la línea de los acuerdos de Schengen: la desaparición de fronteras.
El día 11 es fecha aciaga. A nivel universal en este siglo tenemos el golpe terrorista de Al Kayda contras los USA; en el silgo pasado el golpe terrorista de los USA contra la Chile democráticamente virgen desde su independencia. Yendo tres siglos atrás n os encontramos con una Guerra Europea, mal llamada guerra de secesión española. Los catalanes, pero también muchos aragoneses y no pocos castellanos, además de valencianos y mallorquines a los que se suele olvidar,  celebran la conquista de Barcelona por Felipe V, rey al que juraron ser leales y él respetar sus fueron si lo eran, dejaron de serlo y apoyaron al Archiduque Carlos. Este acabaría dejándoles colgados  cuando le ofrecieron la corona de Austria: “más vale corona en mano que imperio volando” y los ingleses, holandeses y portugueses, temerosos de una nueva unión austríaca como la de Carlos V, también les dejaron colgado y firmaron la paz.  Felipe V aría perdonando a todos pero devolviendo a los catalanes más derechos que a los mallorquines y valencianos, pese a lo cual aquellos son los únicos que se siguen quejando.
Pero eso es el pasado. El presente es que los catalanes, que celebra la Diada el 11-S, hicieron este años una columna de 400 km que a 1 persona/m significa 400.000 manifestantes. Es, sin duda, todo un éxito sólo empañado porque su Presidente, que invitó a todos a ir a la manifestación no fue y se quedó escondido detrás su mesa en su despacho; otros nacionalistas alegaron la “coincidencia” de un viaje. ¡Que buenos vasallos si oviese buen señor,! se dijo del Cid. Eso podría decirse de esos 400.l000 manifestantes respecto de su Molt Honorable President. Pero no se puede nadar y guardar la ropa: es de mala calidad ética, moral y política.
Pero nada de eso, que se puede perdonar, hay un atropello injustificable e injustificado por todo el mundo mínimamente democrático: la violencia terrorista de la ultraderecha producida en Madrid contra una asociación catalana.
 Pero no nos engañemos, están ahí porque los alimentaron sus padres ideológicos que los jalearon, apoyaron, toleraron, disculparon o ¡incluso!, financiaron de muy diversas formas: no aplicándoles la ley cuando cometían desmanes, permitiéndoles hacer el gamberro en los partidos de fútbol, o financiándoles cediéndoles espacios o facilitándoles entradas a precios privilegiados, etc. Es tarde para desmarcarse, aunque ahora se les censure colectiva y púbicamente. Pero no hace tantos días que se disculpaba a otros que tenían los mismos gestos: brazo en alto, banderas del dictador, justificación de los asesinatos cometidos por éste, oposición a que se descubran los cadáveres de los asesinados, negativa a censurar el golpe de estado que nos privo de la democracia venida a España del modo más pacífico imaginable.
Ojalá la Fiscalía actúe como la ley exige contra estos atropellos a la libertad de opinión, a las personas, a las que agreden, atemorizan, insultan y menosprecian. Hoy hay una peligrosa remontada de los partidos de extrema derecha fascistoide que dice defender a su “pueblo” y agreden a quien no opinan como ellos.
Eso es la consecuencia de no enseñar que lo único importante es el hombre (varón o mujer) como consta en la Declaración Universal del Hombre (mujer o varón) y el ciudadano de 1789. Es el hombre (mujer o varón)  quien crea asociaciones que la historia convierte en comunidades, llámense pueblos o como se quiera. Pero no lo olvidemos la soberanía reside en el ciudadano (mujer o varón) no een ningún pueblo del que el ciudadano es sólo un elemento.

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