Antes como se estudiaba griego en
el bachillerato se sabía que democracia
venía del griego demos: pueblo arqces, poder. En la democracia el pueblo
elegía al equivalente al jefe del Estado. Aristocracia
vería de aristos, los mejores,
significa el gobierno de los mejores. ¡Vaya tomadura de pelo!; eran los mejores los que decían ellos
mismos que eran los mejores. No sé si Felipe I de Franco y Vi de Borbón
estudio griego en el colegio privado al que fue, pero sin duda su madre le
habrá enseñado el suficiente griego como para saberlo.
Lo que pone de manifiesto la
torpeza intelectual de los que decían que eran los mejores es creer que además
eso es heredable. Ellos saben que eso es
otra mentira; pero como todos se benefician de ello la mantienen y engañan
al pueblo, al demos, como han hecho
toda la vida. El pueblo ¡ay dios mío! se la traga. ¿Hasta cuándo seguirá
aceptando un engaño tan evidente?
¿Quién puede creer esa estupidez?
De padres músicos ha habido hijos músicos; no heredaron su capacidad, fueron educados y desarrollaron la
suya propia. Pero lo importante es que llegaron a ser los mejores en libre
competición con otros músicos hijos de padres músicos y no músicos. En otros
casos esos hijos de músicos prefirieron democráticamente
no serlo.
Esos “mejores” decidieron “aristocráticamente”
entre ellos quién era el princeps, quien erar e principal que
en latín se dice prínceps y le dieron el título de rey. Sus colegas en el reino
de Aragón decían: “Aragón antes hubo
leyes que reyes” y le condicionaban su lealtad, Nos, que somos tanto como vos y todos juntos más que vos, os hacemos
rey de Aragón, si juráis los fueros y si no, no. Mientras, el pueblo, el
demos, no era el poder sino el espectador. Seguían siendo el ganado que
explotaban el rey y sus nobles, “los
mejores”, que si le apoyaban era para
poder seguir explotando entre todos al pueblo llano. Y así estamos aún desde
hace siglos.
¿Es razonable que a estas alturas, en pleno S.XXI, aún sigamos en esa situación?
No; está claro que no. Esa es la situación en que estamos. Muchos se empeñan en
que sigamos así. Son los nuevos aristócratas; los del dinero que son los nuevos
explotadores del pueblo llano.
El viejo fraude usaba la mentira de la aristocracia; ¿quién puede
oponerse a que gobiernen los mejores? Los demás, los explotados está claro no
somos los mejores; sólo servimos para ser explotados. Si fuéramos los mejores
estaríamos en el bando de los explotadores, claro está,
El nuevo fraude exige una nueva mentira; que esto es una democracia;
con ella se pretende que los explotados se crean que en ellos reside la
soberanía, y que por eso ellos son los culpables de la crisis donde no son víctimas
sino culpables. El Gobierno, pobres mandados, no tiene ninguna culpa. Nosotros
somos los que vivimos por encima de nuestras posibilidades. El Gobierno es la pobre víctima que
tuvo que resolver los problemas que le creo el demos.
Es mentira que esto sea una democracia; es una dictadura monárquica
parlamentaria creada por un dictador militar parlamentario que acabó con una república
democrática parlamentaria tras un genocidio de 3 años seguido de 37 más. Él opinaba
de nosotros que “no se os puede dejar
solos”. Por eso nos ayudó y dejó “atado
y bien atado” al Jefe del Estado que
él eligió: al papá del actual que herdó la finca como hicieran sus antepasados
siglo tras siglo, excepto su abuelo. Es una mentira lo que dice el art. 1.2 CE78: “La soberanía reside en el pueblo español de
donde emanan todos los poderes del Estado”. El poder del Jefe del Estado no procede del pueblo español. No nos
dieron opción de elegirlo. Hora es de
desatar lo mal atado. Ya urge.
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