Interesante el artículo “Desde el otro lado” del notario barcelonés D. Tomás Giménez Duart, miembro
de la Academia de Jurisprudència i Legislació de Catalunya (EL PAIS, 21.10. 2017).
Estoy de acuerdo con varias afirmaciones aunque aprecio algún error en su
exposición, pero no estoy de acuerdo con su conclusión porque además de
imposible no la veo deseable.
Como en todos los problemas la introspección, desde ambos lados, y la
extrospección son análisis complementarios que facilitan la resolución de un
problema que, como muchos otros, es polifacético y por tanto es posible que se
escape a la consideración alguna de sus facetas en cualquier de esas tres
formas de análisis. Porque aunque todo el mundo presuma de objetivo ninguno lo
somos tanto como nos creemos.
Dice el autor
que “Cataluña tiene, como mucho, un 15% o 20%
de ciudadanos que “no quiere” ser español. Y otro porcentaje similar al que el
tema le tiene literalmente sin cuidado”. No sé si esos datos es correcto pero su
conclusión si: “Con eso hay que contar”.
Pero es incorrecto afirmar que “el PP
tiene una excesiva matriz castellana”. No
es ni castellana ni española, es franquista; sus votantes son la derecha y la
extrema más rancia.
También es
erróneo decir que “en España sólo cuatro comunidades pueden ser solidarias por razón de su
renta: País Vasco, Navarra, Madrid y Cataluña. Las dos primeras quedan
excluidas de la solidaridad por razón del cupo o del convenio. Quedan dos”.
El País Vasco y Navarra tienen otra forma de solidaridad para el sostenimiento
de la España común; que por cierto el cupo debería ampliarse a todas las
comunidades sin excepción. El otro día el Sr. Borrell reivindicó la solidaridad del comprador con el
vendedor, la del comprador no catalán con el fabricante y vendedor catalán.
Tenía toda la razón. La solidaridad es una cuestión de seres humanos. La
solidaridad económica, que es la única que algunos se fijan, nace de otra
solidarid: se llama FRATERNIDAD y hace más de dos siglos que se proclamó.
Y no llevamos
20 años diciendo que los catalanes son avaros e insolidarios. Llevo toda mi
vida oyéndolo y me acerco a la centena de años. Es un tópico tan falso como que
el argones es terco, el andaluz vago, el gallego confuso, el castellano franco,
el murciano ... Alimentar tópicos es
tarea de politicastros pero si lo hacen es porque su parroquia se lo aplaude;
entre todos siembran la cizaña. Cuando el Sr. Rajoy dijo que contestaba
como gallego porque no podía hacerlo de otro modo fue insultante pero todos
rieron su grosería; ¡hasta los gallegos!
Madrid no
es solidaria porque esta hiperfinanciada sino porque los madrileños lo son. Se
vio el 11-M; también hace poco en Barcelona y con ella en toda España. Somos un pueblo solidario, aunque la cizaña
político, a veces también la deportiva, arruine a veces esa virtud.
La mala
financiación no justifica la insolidaridad; depende de los ingresos pero también
de la gestión. Si no es más limpio el
que mucho limpia sino el que poco mancha, también es más rico el que poco gasta
y no el que mucho tiene.
El asunto
de la diferencia en el impuesto sobre la herencia no es un argumento para preguntarse
“¿qué
ha de sentir el burgués catalán cuando viaja a Madrid y ve que “ellos” no pagan
lo que él paga cada año y, además, sus hijos vuelven a pagar cuando él muere?”, sobre
todo después de desgranar un rosario de despilfarros que reconoce en la
Comunidad.
Si en
algunas otras comunidades hay colegios donde regalan libros y ordenadores es
algo para exigirlo en la propia pero no para reprocharla en la ajena. Nadie
reprocha, aunque sí envidia tantos aspectos donde Cataluña es puntera: en sus
universidades, en una atención a personas con minusvalías que hay en el resto
de España. Envidia sí, pero no reproche.
La “chulería” del “yo pago meos” que cita el autor merece el desprecio como todo lo
que proceda de un “ignorante” como
lo es todo “chulo”. La opinión de la
gente informada y sensata debe merecer nuestra atención no la de un chisgarabís
cualquiera. Y por supuesto no la labor de zapa de nuestros políticos sean de la
comunidad o nacionales.
Señala el autor:
“la economía primero”, yo sin
embargo pondría “la ética primero”. La
solidaridad interterritorial es un concepto erróneo derivado de la estructura autonómica
que no existiría en una España jacobina. En ésta todos los impuesto, IRPF, IVA,
IS, etc., los recibiría el estado de los
ciudadanos y los distribuiría luego también entre los ciudadanos. Esa es la solidaridad ciudadana. Pero
al establecer una estructura autonómica se confunden los conceptos. Si en una
Comunidad hay más ricos pagan más impuestos, pero por ser más ricos no por
estar en esa comunidad. Y si en una Comunidad hay más pobres reciben más apoyo
pero por ser más pobres, no por estar en esa comunidad. Pero al recaudar parte
de esos impuestos ¡para el bien común! A través de las comunidades parece que
unas pagan más y reciben menos, lo cual es cierto, pero no es un agravio a la
comunidad ni a su “identidad” ni a sus ciudadanos, es porque en ella hay más
ricos que, de acuerdo con ekl IRPF pagan más porque es un impuesto progresivo
¡y aún debería ser más progresivo! porque si somos solidarios con los no
españoles, ¡España es muy generosa en ese punto!, no podemos quejarnos por
serlo con nuestros vecinos más próximos a través de los impuestos.
Es cierto
que no hay AVE Barcelona Valencia, pero tampoco lo hay Madrid-Lisboa que
facilitaría una aproximación de Lisboa a Centroeuropa y favorecería regiones
secularmente deprimidas que es parte de la esencia de la política de
solidaridad de la UE que financia a regiones deprimidas en países ricos para
apoyar más el apoyo estatal a esas mismas regiones.
Se dice
que el dinero llama al dinero. Por eso las regiones más ricas tienen una atracción
productora del progreso del que carecen las menos desarrolladas, menor
desarrollo que no es culpa de sus ciudadanos sino de una secular mala política de
SOLIDARIDAD.
Si en el
Senado y Congreso sólo se habla en castellano la razón no es de falta de
afectos, es economía. La explicación del indio es clara. Si en el parlamento
catalán todos hablaran inglés no habría problema en que si alguien quisiera
hablara en inglés. Como todos hablan castellano, pero entienden el catalán se
puede hablar en catalán y en castellano.
Es un
error afirmar que no se note en Cataluña la presencia del Estado. La
Generalitar es parte del Estado. Quiso tener más transferencias y las tuvo; por
eso al Estado central tiene menos actuación directa. De todo lo que proporciona
la Generalitat suyo es sólo la cuota autonómica y los impuestos que ella quiere
imponer. El resto va al fondo común y lo reparte el estado. La mayor parte de
lo que gestiona son recursos del Estado en Cataluña de funcionarios del Estado
aunque los gestione la Generalitat porque exigió esas transferencias. Son los
politicastros, con malicia infinita, los que presentan como suyo; sólo es gestión
“de lo común”.
España es
centralista desde los godos. Con Felipe II se dudó si la capital debía estar en
Lisboa o Barcelona o seguir en Madrid. Si hubiera ido a Lisboa Portugal la
historia del mundo hubiera sido diferente. Pero pasó lo que pasó y “agua pasada
no mueve molino”.
En la
Puerta del Sol los madrileños que tienen más líneas de metro. La mayor parte
sólo tiene una; alguno ni una. Y además tienen cercanías. Es algo histórico. Ahora
tenemos una línea circular ¡menos mal! Cines y teatros y salas de fiesta y más
comercios siguen estando en el centro. Es una decisión comercial. Eso pasa también
en Barcelona y en todas partes.
Los peajes
de Cataluña son porque prefirió no esperar a tener autovías y las financió
privadamente ¡pero con el aval del Estado!, no lo olvidemos. Nadie se quejó por
esa ventaja que se envidió. Ahora cuando ya hay autovías en todas partes
todavía hay que pagar pos esas autopistas privadas. Ahora es una desventaja que
compensa la inmensa ventaja inicial.
La solución
no es “forzar elecciones autonómicas”.
Todo lo forzado es malo. Y todavía es peor “votar a la contra”. Es tan tonto
como la reacción del “quinto” que “para
fastidiar al general no come rancho”. Ojala los votantes sean más sensatos que
el “quiinto” aunque al ver el resultado de algunas votaciones cada vez lo dudo
más. Pero la educación hará milagros.
La lealtad
no se pude exigir; se cuenta con ella y se sobrevive en su ausencia. El
concierto económico vasco es un residuo histórico porque todas las autonomías reivindican
“derechos medievales”. Debería ampliarse el conciertó no sólo a Cataluña sino a
toda España.
Respeto a
la última frase en catalán hace muchos años que reivindico que se enseñen las
frases de primeros auxilios en las seis lenguas cooficiales: mallorquín,
catalán, valenciano castellano vasco y gallego, por ir de oriente a occidente.
Alguien debería de empezar.
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