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25 oct 2017

Desde el otro lado

Interesante el artículo “Desde el otro lado” del notario barcelonés D. Tomás Giménez Duart, miembro de la Academia de Jurisprudència i Legislació de Catalunya (EL PAIS, 21.10. 2017). Estoy de acuerdo con varias afirmaciones aunque aprecio algún error en su exposición, pero no estoy de acuerdo con su conclusión porque además de imposible no la veo deseable.
Como en todos los problemas la introspección, desde ambos lados, y la extrospección son análisis complementarios que facilitan la resolución de un problema que, como muchos otros, es polifacético y por tanto es posible que se escape a la consideración alguna de sus facetas en cualquier de esas tres formas de análisis. Porque aunque todo el mundo presuma de objetivo ninguno lo somos tanto como nos creemos.
Dice el autor que “Cataluña tiene, como mucho, un 15% o 20% de ciudadanos que “no quiere” ser español. Y otro porcentaje similar al que el tema le tiene literalmente sin cuidado”. No sé si esos datos es correcto pero su conclusión si: “Con eso hay que contar”.
Pero es incorrecto afirmar que “el PP tiene una excesiva matriz castellana”. No es ni castellana ni española, es franquista; sus votantes son la derecha y la extrema más rancia.
También es erróneo decir que  “en España sólo cuatro comunidades pueden ser solidarias por razón de su renta: País Vasco, Navarra, Madrid y Cataluña. Las dos primeras quedan excluidas de la solidaridad por razón del cupo o del convenio. Quedan dos”. El País Vasco y Navarra tienen otra forma de solidaridad para el sostenimiento de la España común; que por cierto el cupo debería ampliarse a todas las comunidades sin excepción. El otro día el Sr. Borrell reivindicó la solidaridad del comprador con el vendedor, la del comprador no catalán con el fabricante y vendedor catalán. Tenía toda la razón. La solidaridad es una cuestión de seres humanos. La solidaridad económica, que es la única que algunos se fijan, nace de otra solidarid: se llama FRATERNIDAD y hace más de dos siglos que se proclamó.
Y no llevamos 20 años diciendo que los catalanes son avaros e insolidarios. Llevo toda mi vida oyéndolo y me acerco a la centena de años. Es un tópico tan falso como que el argones es terco, el andaluz vago, el gallego confuso, el castellano franco, el murciano ... Alimentar tópicos es tarea de politicastros pero si lo hacen es porque su parroquia se lo aplaude; entre todos siembran la cizaña. Cuando el Sr. Rajoy dijo que contestaba como gallego porque no podía hacerlo de otro modo fue insultante pero todos rieron su grosería; ¡hasta los gallegos!
Madrid no es solidaria porque esta hiperfinanciada sino porque los madrileños lo son. Se vio el 11-M; también hace poco en Barcelona y con ella en toda España. Somos un pueblo solidario, aunque la cizaña político, a veces también la deportiva, arruine a veces esa virtud.
La mala financiación no justifica la insolidaridad; depende de los ingresos pero también de la gestión. Si no es más limpio el que mucho limpia sino el que poco mancha, también es más rico el que poco gasta y no el que mucho tiene.
El asunto de la diferencia en el impuesto sobre la herencia no es un argumento para preguntarse ¿qué ha de sentir el burgués catalán cuando viaja a Madrid y ve que “ellos” no pagan lo que él paga cada año y, además, sus hijos vuelven a pagar cuando él muere?”, sobre todo después de desgranar un rosario de despilfarros que reconoce en la Comunidad.
Si en algunas otras comunidades hay colegios donde regalan libros y ordenadores es algo para exigirlo en la propia pero no para reprocharla en la ajena. Nadie reprocha, aunque sí envidia tantos aspectos donde Cataluña es puntera: en sus universidades, en una atención a personas con minusvalías que hay en el resto de España. Envidia sí, pero no reproche.
La “chulería” del “yo pago meos” que cita el autor merece el desprecio como todo lo que proceda de un “ignorante” como lo es todo “chulo”. La opinión de la gente informada y sensata debe merecer nuestra atención no la de un chisgarabís cualquiera. Y por supuesto no la labor de zapa de nuestros políticos sean de la comunidad o nacionales.
Señala el autor: “la economía primero”, yo sin embargo pondría “la ética primero”. La solidaridad interterritorial es un concepto erróneo derivado de la estructura autonómica que no existiría en una España jacobina. En ésta todos los impuesto, IRPF, IVA, IS, etc.,  los recibiría el estado de los ciudadanos y los distribuiría luego también entre los ciudadanos. Esa es la solidaridad ciudadana. Pero al establecer una estructura autonómica se confunden los conceptos. Si en una Comunidad hay más ricos pagan más impuestos, pero por ser más ricos no por estar en esa comunidad. Y si en una Comunidad hay más pobres reciben más apoyo pero por ser más pobres, no por estar en esa comunidad. Pero al recaudar parte de esos impuestos ¡para el bien común! A través de las comunidades parece que unas pagan más y reciben menos, lo cual es cierto, pero no es un agravio a la comunidad ni a su “identidad” ni a sus ciudadanos, es porque en ella hay más ricos que, de acuerdo con ekl IRPF pagan más porque es un impuesto progresivo ¡y aún debería ser más progresivo! porque si somos solidarios con los no españoles, ¡España es muy generosa en ese punto!, no podemos quejarnos por serlo con nuestros vecinos más próximos a través de los impuestos.
Es cierto que no hay AVE Barcelona Valencia, pero tampoco lo hay Madrid-Lisboa que facilitaría una aproximación de Lisboa a Centroeuropa y favorecería regiones secularmente deprimidas que es parte de la esencia de la política de solidaridad de la UE que financia a regiones deprimidas en países ricos para apoyar más el apoyo estatal a esas mismas regiones.
Se dice que el dinero llama al dinero. Por eso las regiones más ricas tienen una atracción productora del progreso del que carecen las menos desarrolladas, menor desarrollo que no es culpa de sus ciudadanos sino de una secular mala política de SOLIDARIDAD.
Si en el Senado y Congreso sólo se habla en castellano la razón no es de falta de afectos, es economía. La explicación del indio es clara. Si en el parlamento catalán todos hablaran inglés no habría problema en que si alguien quisiera hablara en inglés. Como todos hablan castellano, pero entienden el catalán se puede hablar en catalán y en castellano.
Es un error afirmar que no se note en Cataluña la presencia del Estado. La Generalitar es parte del Estado. Quiso tener más transferencias y las tuvo; por eso al Estado central tiene menos actuación directa. De todo lo que proporciona la Generalitat suyo es sólo la cuota autonómica y los impuestos que ella quiere imponer. El resto va al fondo común y lo reparte el estado. La mayor parte de lo que gestiona son recursos del Estado en Cataluña de funcionarios del Estado aunque los gestione la Generalitat porque exigió esas transferencias. Son los politicastros, con malicia infinita, los que presentan como suyo; sólo es gestión “de lo común”.
España es centralista desde los godos. Con Felipe II se dudó si la capital debía estar en Lisboa o Barcelona o seguir en Madrid. Si hubiera ido a Lisboa Portugal la historia del mundo hubiera sido diferente. Pero pasó lo que pasó y “agua pasada no mueve molino”.
En la Puerta del Sol los madrileños que tienen más líneas de metro. La mayor parte sólo tiene una; alguno ni una. Y además tienen cercanías. Es algo histórico. Ahora tenemos una línea circular ¡menos mal! Cines y teatros y salas de fiesta y más comercios siguen estando en el centro. Es una decisión comercial. Eso pasa también en Barcelona y en todas partes.
Los peajes de Cataluña son porque prefirió no esperar a tener autovías y las financió privadamente ¡pero con el aval del Estado!, no lo olvidemos. Nadie se quejó por esa ventaja que se envidió. Ahora cuando ya hay autovías en todas partes todavía hay que pagar pos esas autopistas privadas. Ahora es una desventaja que compensa la inmensa ventaja inicial.
La solución no es “forzar elecciones autonómicas”. Todo lo forzado es malo. Y todavía es peor “votar a la contra”. Es tan tonto como la reacción del “quinto” que “para fastidiar al general no come rancho”. Ojala los votantes sean más sensatos que el “quiinto” aunque al ver el resultado de algunas votaciones cada vez lo dudo más. Pero la educación hará milagros.
La lealtad no se pude exigir; se cuenta con ella y se sobrevive en su ausencia. El concierto económico vasco es un residuo histórico porque todas las autonomías reivindican “derechos medievales”. Debería ampliarse el conciertó no sólo a Cataluña sino a toda España.

Respeto a la última frase en catalán hace muchos años que reivindico que se enseñen las frases de primeros auxilios en las seis lenguas cooficiales: mallorquín, catalán, valenciano castellano vasco y gallego, por ir de oriente a occidente. Alguien debería de empezar.

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