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14 feb 2014

Moro que en tal signo nace, no debe decir mentira

Este es un verso de aquel hermoso Romance de Abenámar" que dice: "Abenámar Abenámar, moro de la morería / el día que tu naciste grandes señales había / estaba la mar en calma, la luna estaba crecida / moro que en tal signo nace, no puede decir mentira". 
Sin duda esto no se le puede decir al Ministro del Interior; ni es moro, ni creo que se dieran señales de tanta ventura como describe el romance; más bien cabe suponer que nació bajo una ciclogénesis explosiva.
Por eso, no pudo responder al soberano - al pueblo representado en las cortes - lo que dijo Abenámar: "´No te la diré, Señor, aunque me cueste la vida / porque soy hijo de moro y de una cristiana cautiva / y siendo niño y muchacho mi madre me lo decía / que mentira no dijese que era grande villanía"
Nadie pues se sorprenda del comportamiento del Ministro del Interior.No siendo ni hijo de moro ni de una cristiana cautiva no tuvo oportunidad de recibír tan buena educacion. Por eso ayer no tuvo el más mínimo empacho en mentir a los representantes de un pueblo al que trató más que como soberano, como súbdito. Pero eso tampoco nos debe sorprender pues se nos niega el más elemental derecho democrático: el de elegir al Jefe del Estado. Además se hace con burla porque se nos miente con "gran villanía" en el art.1.2,CE78 que dice: "la soberanía reside en el pueblo de donde emanan todos los poderes del Estado".
En este estado, que no es nuestro sino del dictador regio que nos tiene sojuzgados - de hecho la "justicia" se imparte en nombre del rey y no del pueblo - el poder del Jefe del Estado emana de Franco. De él,se autonombró, con la aquiescencia de laIglesia, Caudillo de España por la gracia de Dios ha heredado la marca de Caín. Enlaza así con la anterior farsa del origen divino del rey que llevamos sufriendo siglos, salvo dos breves intervalos democráticos: uno en 1871, de un año de duración durante l aI República democrática y otro en 1931,durante la II República democrática que duró algo más de ocho años .
Ignorante el Ministro, a lo que parece, de que decir mentiras "era grande villanía", las dijo cuando contradijo lo que en días precedentes dijeran engrte amenazas el Director General de la Guardia Civil y el Delegado del Gobierno, nombrados por él, salvo que la "grande villanía" fuera de estos que le engañaron. Afirmaron que los inmigrantes llevaban y no llevaban flotadores para evitar ahogarse ¡y que por no llevarlos la culpa de ahogarse fue de los ellos. Exculparon así a los guardias Civiles que, impertérritos, veían como se ahogaban mientras les disparaban bolas y, al parecer, gases lacrimógenos. Lo habitual, eso nos dijo el Ministro, en la "lucha frente a la avalancha" ¿eran acaso un desembarco de los "marines"? para defenderse de los disturbios (?) de unos inmigrantes que ¿acaso ponían en peligro la vida de los propios guardias civiles y la sagrada seguridad de nuestras fronteras?
Si Abenámar nos recuerda que mentir es "grande villanía", el dolo de la mentira consciente y preemeditado es la característica propia del delito. Dolo fue afirmar que la frontera empieza detrás de donde se encuentra la Guardia Civil.  Todo el mundo sabe que eso no es así. La falaz comparación con la zona de trránsito internacional que hay en los aeropuertos utilizada como referencia revela ese dolo. Quienes la usaron saben que mienten: "grande villanía". Se trata de una mera ficción jurídica para evitar que los pasajeros en tránsito en un aeropuerto para cambiar de un avión a otro se vean obligados a disponer de visado. Esa zona de tránsito es tan parte de un país como la que está después de la línea donde se comprueban los pasaportes.
Y en la mar, el límite de varias millas de las aguas territoriales es aquel dentro del cual la Guardia civil puede detener y acusar de contrabandista a todo el que en un barco lleve contrabando. Todos los inmigrantes, exhaustos, a punto de morir ahogados, estaban dentro de esa zona, a pocos metros de la playa.
Pretender engañar al pueblo llano con esa mentira como hicieron él y sus subordinados es "grande villanía". Pretenderlo con los representates del pueblo, además de villanía" es una estupidez. Pero les da igual saber que no negaña ni al mas tonto. Para eso están los más serviles, ahora son mayoría, que defienden sus mentirosas tesis y aplauden sus mentiras como hemos oído gracias al eterno micrófono abierto.
La única realidad objetiva es que estamos ante una realidad dediversos homicidios que, por presuntamente premeditados, tendrían la condición de asesinatos. Los guardias civiles son garantes del Orden Público. Éste consiste en la protección de los derechos fundamentales - el primero es la vida - de los ciudadanos españoles o extranjeros dentro del territorio nacional sin que importe que su presencia sea  legal o ilegal.
La obligación de garantes que tienen las Fuerzas del Orden Público les obliga incluso a correr riesgos moderados en el ejercicio de su garantía. Por supuesto, les prohibe los disparos de pelotas o el lanzamiento de gases lacrimógenos, sea para hostigarlos o no. 
Ésta es una realidad que no tiene perdón de Dios; ¿lo tendrá ante la justicia del dictador regio? Podría ser considerado un elemento objetivo de asesinato que ni los guardias civiles se mojaran el pantalón para intentar evitar que se ahogaran., que ni la patrullera se acercara para rescatarlos, exhaustos como estaban, para salvar su vida, aunque fueran "subsaharianus natus" y no "albus nasciturus". 
A todo ello se añade otra "grande villanía": decir que la playa no tenía bastante calado para salvarlos. Es objetivamente falso. La patrullera tiene una lancha salvavidas y bastantes salvavidas que no arrojaron para salvarles la vida. Todo ello son demasiados elementos objetivos de la violación de su obligación de proteger el Orden Público que produjo más de una docena de muertes, sean homicidios, sean asesinatos, algunas de ellas, ¿justicia divina?, en forma de cadáveres que llegaban del otro mundo, mudos, pero elocuentes, para desmentir tantas "grande villanías" como hemos oído. 
¿Hará algo el fiscal General del Estado para saber si hubo homicidio por denegación de auxilio o asesinato por agresión ante la presunción - ¿o es evidencia? - de delitos perseguible de oficio?
Nos cabe la cartesiana duda metódica de saber si mirará a otro lado. ¿Tendría, en tal caso tortícolis?


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