Pirandello, un gran escritor
italiano que murió en 1936, escribió una famosa obra titulada “Seis personajes en busca de autor”.
En ella, ante el público, se presentan seis personajes durante los ensayos de
una obra teatral que insisten en ser
provistos de vida, de permitírseles contar su propia historia. Esta idea se le
ocurrió y aunque se planteó ¿porqué qué molestar a los lectores con la vida de
estos personajes? Consideró que realmente esos personajes ya existían y por
tanto tenían ya una vida que no dependía de él, que simplemente tenía que
contarla.
Me pregunto si ésta no es la situación
que estamos viviendo con “Millones de ciudadanos en busca de partido”.
A nosotros y a tantos otros, como a Pirandello, se nos ha ocurrido ya el
partido: un partido democrático de trabajadores
de todas las clases.
Un partido donde los ciudadanos tengan una oportunidad real, ¡sin engaños formales!,de ser lo que se
les dice que son: el asiento de la soberanía de donde emanan todos los poderes
del Estado, (art. 1.2), para luego cometer un fraude más de todos los que tiene
esta constitución franquista: El Jefe del Estado emana del dedo del dictador.
Un partido donde los ciudadanos tengan una oportunidad real, ¡sin
engaños formales!, de ver protegidos sus derechos como trabajadores, porque
como tales, son los únicos diarios creadores de riqueza. El especulador no crea
riqueza, es un ladrón “políticamente protegido” por los suyos que se han hecho
con el poder que, simplemente, roba de la que ya existía.
Un partido donde los ciudadanos tengan una oportunidad real, ¡sin
engaños formales!, de trabajar como empresarios, gestionando su propio trabajo creativo como
gestores, el trabajo creativo de los
trabajadores, el trabajo creativo de
la I+D+i, utilizando el capital
procedente del ahorro de los trabajadores, logrando optimizar la creación de riqueza.
Un partido donde los ciudadanos tengan una oportunidad real, ¡sin
engaños formales!, de ver como sus
necesidades son atendidas con la obligada generosidad que equilibre la riqueza
que ellos crearon su trabajo, con la que aumentaron la riqueza del conjunto de
la sociedad, que somos todos los ciudadanos, no unos pocos; ¡y aun más allá en
los casos de infortunio!
Un partido donde los ciudadanos tengan una oportunidad real, ¡sin
engaños formales!, de ejercer la democracia eligiendo a quien administre el
Estado, a su servicio, sin herencias de derechos
no democráticos por tanto inexistentes en una sociedad democrática.
Un partido donde los ciudadanos tengan una oportunidad real, ¡sin
engaños formales!, de que los servicios públicos esenciales: sanidad,
justicia y educación, estén íntegramente financiados con los recursos públicos
aportados con nuestros impuestos.
Un partido donde los ciudadanos tengan una oportunidad real, ¡sin
engaños formales!, de ver protegida su dignidad con su propio patrimonio
ayudado con los recursos gestionado por el Estado: específicos aportados por
él, a costa de su salario, y genéricos aportados por todos los trabajadores al
Estado procedentes de los impuestos genéricos.
Como Pirandello, no tenemos derecho a privar, no a los
espectadores, sino a los “Millones de ciudadanos
en busca de partido” que ya existe, aunque esté dividido en partidos
menores, sin acabar de coaligarse para que esos “Millones de ciudadanos en busca de partido” lo encuentren: un
partido que sea una ALTERNATIVA REPUBLICANA a tanta corrupción, eterna hija del
capitalismo no democrático con que nos maltratan. Porque sólo si es republicana
podrá ser democrática. Ningún régimen
que no sea republicano es democrático. Puede tener un Parlamento, pero será
una burla a los ciudadanos si no pueden elegir al Jefe del Estado.
El dictador también tenía un
Parlamento. También elegíamos a sus miembros. Jamás pudimos elegirlo como Jefe
del Estado. Él no nos dejó porque sabía que no lo elegiríamos. Él se impuso a
sangre y fuego. Su heredero, el actual Jefe del Estado, heredero de esa sangre
y fuego que juró y justificó con orgullo de heredero, tampoco nos quiere dejar
elegir al Jefe del Estado, Imita en todo al dictador que le nombró: ése es más
que su pecado original, porque es un pecado voluntariamente cometido del que no
se librará a menos que se someta a elección su nombramiento. Pero ni él ni su
descendencia - ¡de tal palo tal astilla! - lo harán jamás: no son demócratas. Mientras
sigan nos impedirán la Transición a la Democracia que todos queremos.
Nuestra primera oportunidad
Pirandelliana son las elecciones europeas. Hagamos como Pirandello y no privemos
de voz y voto a esos “Millones de
ciudadanos en busca de partido”.
0 comentarios:
Publicar un comentario