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16 mar 2014

Santa Lucía y San Raimundo de Peñafort

Los políticos se empeñan en crear un mundo orwelliano en su intento de ocultar la realidad. Los ciudadanos que los hemos elegido nos sentimos perplejos ante su insistencia en la incoherencia total. El resultado es evidente "no nos representan". Elegimos a los políticos para que gobiernen un mundo real, donde blanco signifique blanco, verde signifique verde y azul signifique azul. ¡Claro que hay infinitos colores!; los viejos ordenadores en blanco y negro identifican 256 gamas de grises, pero lo azul no es verde ni lo blanco negro ni lo correcto incorrecto, ¡ni lo será jamás!
A la continua creación de mentiras por parte del Gobierno, declarando transparente lo opaco, correcto lo incorrecto, incorrupto lo corrupto, se suma ahora el espectáculo del Parlamento de Navarra.
Es admisible que un partido suba los impuestos a los trabajadores y conceda amnistías fiscales a los ricos defraudadores pues "representa a quienes viven del fraude". Si logra la mayoría será porque la mayoría de los españoles son defraudadores. Pero es inadmisible que su programa político diga que creará puestos de trabajo y luego los destruya; que va a proteger a las familias y les priva del sustento a padres, hijos y abuelos a los que la Seguridad Social les niega la protección debida; etc., etc.
El pueblo donde reside la soberanía de la que emanan todos los poderes del Estado (menos el del Jefe del Estado que emana de la voluntad de un dictador militar que nos robó la democracia y asesinó a miles y miles de personas) (art. 1.2,CE78) tiene derecho a decir que "no nos representan".
Los elegimos para que nos representaran desde el gobierno, nacional de todo el Estado y de las distintas autonomías y municipios pero "no nos representan". Pero todos los electos se empeñan en olvidarlo "en nosotros es en donde reside la soberanía", ellos - ¡ni nadie! - no son soberanos de nada, son meros administradores y se están jugando el puesto de trabajo, así que ya se pueden ir buscando poltronas en los consejos de administración de sus amigos.
No se puede decir que las actuaciones de la Presidente de Navarra y de la Consejera coinciden "con la definición de corrupción del diccionario de la Academia por la utilización de funciones y medios de la Administración en provecho político y partidista" y que no pase nada. Lo dice el evangelio: "si la sal se vuelve insípida, ¿quién la salará?; solo sirve para tirarla al patio y que la pisoteen los caballos". Si las palabras no significan lo que significan ¿quién les devolverá su significado? No este gobierno cuyo ministro de (In)justicia dice que la corrupción no es corrupción.
El Sr. Ruiz-Gallardón, ese luchador infatigable contra la corrupción - sabe hacer "sutiles" distinciones entre la corrupción que es corrupción y la corrupción que no es corrupción y por eso él indulta a los corruptos que no son corruptos. ¿Acaso tiene derecho el Ministro de (In)justicia definir corrupción definida como a él le viene en gana para no ver ningún delito? ¡Santa Lucía le conserve la vista!
Ni siquiera ve en ello la existencia de un "mínimo indicio de tráfico de influencias" para que haga una mínima instrucción el Juez de Instrucción. Y aquí ya no tiene el alibí de la falta de definición de "corrupción" en el Código Penal, porque lo define claramente el art. 428,CP: "la autoridad que influyere en otro funcionario público o autoridad prevaliéndose del ejercicio de las facultades de su cargo o de cualquier otra situación derivada de su relación personal o jerárquica con éste u otro funcionario o autoridad para conseguir una resolución que le pueda generar directa o indirectamente un beneficio económico para sí o para un tercero". Más claro, agua.
Y qué decir del Fiscal General del Estado? ¡Otro que tal baila! Se supone que a él también le protege su vista Santa Lucía, pero ver, lo que se dice ver, no vea nada. Y eso que hay que suponer que a la ayuda de la Santa Lucía se debe sumar la de San Raimundo de Peñafort, patrón de los juristas que parece que tampoco hace nada. Claro que si la virgen del Rocío no le echa un capotazo a la Ministra de (Des)empleo ¿Qué un mero santo ayudara al Ministro de (In)justicia podría ser una falta de respeto a la jerarquía que hay entre los extraterrestres.
El Fiscal General del Estado no tienen la menor diligencia en hacer lo que exige el art. 262 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal: "Los que por razón de sus cargos profesiones y oficios tuvieran noticia de algún delito público - tener noticia es algo que hemos tenido todos los españoles a través de la radio, la prensa y la televisión - estarán obligados a denunciarlo inmediatamente al Ministerio Fiscal - es decir, informarse a sí mismo -  al Tribunal competente, al Juez de Instrucción ...."
¿Tiene algún sentido hacer esa denuncia cuando el Fiscal General del Estado y el Ministro de Justicia también lo saben y no hacen nada? Esta abstención de los dos ¿es una inducción a que los ciudadanos no cumplamos tampoco con la ley?, porque es evidente que nuestra información no añade nada a la información que ellos tienen y siguen si hacer nada?
Esto, al margen de como lo defina el Sr. Ruiz-Gallardón, es lo que se llama corrupción. Quizá no en el lenguaje de "excelso jurista" que sin duda es él, pero sí en el lenguaje en el que escribía Gonzalo de Bercero: "Quiero fer una prosa en Román paladino en el qual suele el pueblo hablar a su vecino". Un castellano antiguo que entendemos todos mejor que este lenguaje que se inventa el PP.
A los vecinos de Berceo tampoco "los representaba" aquel gobierno que era tan parecido al actual: también era una dictadura monárquica y, en consecuencia, tampoco era democrático.
Este país necesita una ALTERNATIVA REPUBLICANA  que, como en la II República, empiece por la instrucción en la escuela primaria enseñando que "corrupción" es lo que el pueblo define como corrupción, que "tráfico de influencias" es lo que el pueblo define como "tráfico de influencias", que "monarquía corrupta" es lo que el pueblo define como "monarquía corrupta", que "dictadura, monárquica o  militar", es un concepto incompatible con "democracia ciudadana"
Mientras los políticos no usen nuestro mismo lenguaje "no nos representan". Mientras los políticos como el Sr. Ruiz-Gallardón distingan entre "corrupción que es corrupción" y corrupción que no es corrupción", seguirá sin representarnos como no nos representaban los que distinguían, y siguen haciéndolo entre "un señorito alegre" y "un sucio borrachuzo", entre "un caballero mutilado" y "un jodío cojo". Es evidente que necesitamos una ALTERNATIVA REPUBLICANA donde todos, a fuer de demócratas, seamos iguales ante la ley.

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