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6 mar 2014

No se equivoque,Sr Ministro

No tiene ningún sentido empeñarse en defender a los funcionarios de la Guardia Civil a los que nadie ataca como procedimiento para distraer la atención del lugar donde existe la verdadera responsabilidad por lo sucedido.
Si alguna cosa se aprende en la mli es que el Jefe es el responsable. Las censuras corresponden al nivel político. Vds. son los responsables de la gestión de los funcionarios bajo su mando: en este caso en el Director de la Guardia Civil que ha conseguido desaparecer de escena. Mientras, Vd. está intentando distraer la atención para que no se note que el responsable político de los errores de los funcionarios de la Guardia Civil es el Director General. Llama la tención que Vd. que es su jefe sea el que se dedique a hacerle la faena de aliño al subordinado. Claro que - cuando la verdad se oculta a la razón sólo le cabe el recurso a la hipótesis - quizá al hacerle a el esa faena de aliño está haciendo la suya propia.En el fondo son Vds. dos los que han hecho las principales declaraciones y ha quedado clarísimo que han dado dos versiones contradictorias de lo que ha sucedido.
La aritmética elemental nos dice que dos cosas iguales a una tercera, la verdad, son iguales entre sí y esas dos cosas son la verdad; también nos dice que dos cosas desiguales con una tercera, la verdad, también pueden ser iguales entre sí, con lo que esas dos cosas no pueden ser la verdad; una tercera opción es la de que si de dos cosas desiguales entre sí una es igual a una tercera, la verdad, la otra no es la verdad; y aun cabe una cuarta opción: que dos cosas sean desiguales entre sí y ninguna de ellas sea igual a una tercera, la verdad, con lo que ambas son falsas ¡aunque de distinta falsedad! La conclusión aritmética es evidente, al menos uno de Vds., mintió, sin descartar que lo hicieran ambo.
Eso nos lleva a una conclusión: uno de Vds. mintió o lo hicieron los dos.
Todos vimos la verdad. Todos vimos que Vds. ocultaron la información dando a los medios versiones fraccionadas de lo ocurrido para no mostrar lo que realmente ocurrió, ¿no es eso dolo? Solo cuando les obligó el juez pudieron las grabaciones reales a disposición de los periodistas para escándalo e indignación de los ciudadanos por la torpeza del engaño. Y mintieron presumiendo de transparencia cuando su opacidad era evidente: tuvieron que enseñar lo que no querían que se supiera ¡porque no acatar la orden del juez hubiera sido un delito de obstrucción a la justicia! Felizmente ninguna grabación se había borrado accidentalmente como pasó con los discos del Sr. Bárcenas.
Que esa fuera una simple mentira periodística no reduce la trascendencia ética de la mentira: revela la intención clara de mentir. Eso, que en un país democrático significaría una dimisión honorable en 24 h o un cese fulminante en las 24 h siguientes, en España, donde no somos un país democrático porque no podemos elegir al Jefe del Estado al que nombró un dictador militar, transformando su engendro de la dictadura militar en una dictadura monárquica, mentir es un mérito para el ascenso con más probabilidad que para el arabesco lateral.
Tras ello gracias a ese fraude de la "ley de transparencia" que es una pura "ley de la opacidad", sus colegas de niveles inferiores han bloqueado la petición de que se constituya una comisión de investigación con la fuerza de sus votos, unos votos inicuos obtenidos mediante mentiras, nuevamente tropieza la "ética" con las mentiras, producidas durante la campaña electoral.
Dice el refrán, que condensa la sabiduría popular: "se coge antes a un mentiroso que a un cojo". Vd. sabe que en Bruselas no se lo creen. De momento les ha salvad la campana, pero siguen sin creerlo.
Cuéntenos antes de que lo descubramos ¡quién dio la orden!, Sr. Ministro, deje de manipular a los funcionarios de la Guardia Civil para esconder tras esa falsa defensa a los responsables políticos de la violación de los derechos humanos - ¡no cabe esconder a 15 muertos debajo de la alfombra! - y
Cuéntenos también quien es el responsable de no instruir a los funcionarios de la Guardia Civil de su obligación de no obedecer una orden que es inconstitucional.
Cuéntenos quien es el responsable de instruirlos en la obediencia propia de la dictadura militar que Vd. quiso legalizar en esta dictadura monárquica heredera de su esencia. Cuando alguien, ¿quién fue, Sr. Miisro?, dio la orden de atropello de los derechos humanos es la "obligación a la Constitución" la que impide que esos funcionarios del Estado de la Guardia Civil no obedecerla ya, ¡más aun!, denunciarla.
Cuéntenos Sr. Ministro, seguimos esperando, ¡porque tenemos derecho a saberlo!, quien dio la orden que acabó en el homicidio no de quince subsaharianos, como dice la prensa a su servicio, sino de quince personas.
Le recuerdo el título de una famosa película de los 50: "Mañana será tarde". La protagonizaban Pier Angeli y Vittorio de Sica. No lo dude: al final todo acaba sabiéndose.

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