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23 mar 2014

¿Donde estaban?

Ayer tuvo lugar en Madrid una manifestación ciudadana de carácter nacional. Fue un éxito.
Destacó en ella la total ausencia, junto al pueblo, de los "representantes del pueblo": Ninguno apoyó con su presencia esta justa reivindicación política, pero sin duda los veremos dentro de unos días mintiendo en sus mítines que nos darán, si les votamos, lo que ayer no quisieron defender con su presencia en las calles. ¿Quién les puede creer?
Destacó también la ausencia de los "representantes de los trabajadores", cuando parte de la esencia de esta manifestación tenía un carácter laboral. Quizá están tan acostumbrados ya a reunirse con el gobierno y la patronal para llegar a acuerdos que no tienen tiempo para reunirse con los trabajadores.
Su ausencia, la de unos y otros, ¡se sienten tan culpables que ni siquiera balbucean una excusa para no estar presentes!, justificaba los gritos de los ciudadanos, ¡una vez más!: "no nos representan".
La manifestación de ayer en Madrid remataba una marcha a píe desde las cuatro esquinas de la península. Una marcha que recibió nula referencia mediática de la prensa, radio y televisión. Parecía una conjura tácita para ocultar la realidad, una revelación evidente de que estos medios son, al final, medios de comunicación al servicio de los intereses de grupos políticos y del capital, no de los ciudadanos. Sólo los medios electrónicos se han hecho eco de esta realidad quizá porque su menor dependencia del capital los hace más libres y ¡por supuesto!, los medios de comunicación social ¡que son el reflejo actual del sentir ciudadano.
Esta manifestación tenía una gran importancia por la magnitud y diversidad de los representados y porque era un ejercicio directo de su soberanía, pero sobre todo porque revelaba el creciente sentir  social de estar dispuestos a asumir directamente la soberanía que declara el art. 1.2,CE78: "La soberanía reside en el pueblo español del que emanan todos los poderes del Estado".
Asumirla directamente porque es un artículo fraudulento destinado a engañar al ciudadano. El poder del Jefe del Estado no es democrático. No emana del pueblo por elección ciudadana. El "ilegítimo poder" del actual dictador, monárquico, nace del "ilegítimo poder" del anterior dictador, éste militar, el General Franco, un genocida y perjuro que jurara lealtad a la República democrática. No dudó, con otros conmilitones golpistas, financiado por el capital y apoyado ideológicamente por la iglesia fascistas - eran recientes los pactos entre el Papa y Mussolini - en acabar con la democracia que nos trajera la república y que estaba produciendo el máximo desarrollo que nunca tuviera el país en educación, sanidad, derechos sociales, etc. Es decir, en sacar al país en la miseria en la que los triunfadores volvieron a meterlo. Una República Democrática que acabara pacíficamente, por segunda vez, con la dictadura monárquica. Pero esta opción democrática sufrió, por segunda vez la reencarnación ilegal borbónica. Y lo hizo de la única forma que saben hacer los dictadores, monárquicos o militares, imponiendo su voluntad al pueblo por las armas provocando un genocidio.
En los países democráticos los Diputados y Senadores de la oposición encabezan las manifestaciones ciudadanas cuando están en desacuerdo con la gestión del gobierno; por eso aquí no había ninguno. Saben que "no nos representan", aunque les hayamos elegido. Saben que queremos una democracia y no una dictadura monárquica que alumbra la etapa más corrupta de nuestra historia. En vez de estar junto al pueblo se divierten a nuestra costa en el Congreso con pullitas de niño de colegio y pretenden que así creamos que están haciendo algo distinto de vivir a nuestra costa.
Por eso no se atreven a estar junto al pueblo. Pero pronto los veremos dando mítines a sus adeptos como hacen los obispos en sus iglesias. Nade de mezclarse con el pueblo. Lo suyo es estar protegidos por la unanimidad de los congresos, jugar en campo propio, ser ellos los árbitros, algo más propio de las dictaduras y de las religiones que de las democracias.
Un solo partido había en toda la manifestación: ALTERNATIVA REPUBLICANA. Es el único que se presenta como símbolo de la democracia que está por venir, la que enterrará a la dictadura monárquica borbónica definitivamente. Esperamos que no haya más militares golpistas que vuelvan a imponer la dictadura borbónica atropellando la voluntad ciudadana. 
La manifestación respiraba libertad, democracia. Quizá por eso ningún político electo, sostenedor del actual sistema dictatorial estaba presente. Son conscientes de su pecado al sostener esa dictadura monárquica alumbrada por la dictadura fascista sin decir ni una palabra en contra de ella. Si fue ésa la razón de su ausencia tienen el mínimo mérito de sentir vergüenza por hacer lo que, pese a ello, van a seguir haciendo: ser los soportes, los adalides, los defensores de esta dictadura monárquica corrupta. Esa es su elección frente a defender las ansias democráticos de todos los ciudadanos, el respeto al valor del trabajo, el respeto a la equidad en la distribución de la riqueza, el respeto, en fin, a todo lo que constituyó la esencia de lo esta MARCHA DE LA DIGNIDAD: el respeto al ser humano.

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