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27 abr 2018

¿Podemos parar el fascismo o ya es emasiado tarde?


Con este mismo título publica un artículo en New York Times Madelen Albright que fuera Secretaria de Estado con Clinton. A ella le preocupa el retroceso, a nosotros no librarnos de esta dictadura monárquica fascista creada por Franco, jurada por Juan Calor I y sin solución de continuidad heredara por su hijo Felipe VI. El año que viene, el 01.04.2018 se conmemorará el 80º año triunfal, fecha en que Franco declaró el fin de la democracia en España que seguimos sin recuperar.
                La Srª Albright denuncia el creciente desprecio de su Presidente hacia la democracia y los derechos humanos y el eco en el mundo: “La posibilidad de que al fascismo se le otorgue una nueva oportunidad de pavonearse en el escenario mundial se ve reforzada por la volátil presidencia de Donald Trump” a ello suma una preocupación más nacionalista porque “el liderazgo estadounidense se está erosionando” bajo su presidencia ya que “por lo que dijo, hizo y dejó de hacer” su influencia en círculos mundiales está disminuyendo tras calificar a El Salvador, Haití y a varios países africanos como “agujeros de mierda” que eliminara el status de proteccion temporal para Nicaragua, el Salvador y Haití” y pretende crear muros fronterizos a imitación de la Alemania Comunista o de la Israel además de prohibir la entrada a personas procedentes de Irán, Siria, Libia, Somalia Sudan Yemen, Chad, Venezuela y Corea del Norte.
Y yo me pregunto, ¿qué queda de aquella América representada por los hermosos versos de Emma Lazarus, cuya lectura escarnece: “"Guardaos tierras antiguas vuestra pompa legendaria / Dadme a vuestros rendidos, a vuestros desdichados / a vuestras hacinadas muchedumbres que anhelan respirar en libertad / Enviadme a estos, los desamparados, los que por la tempestad son azotados / Yo alzo mi antorcha junto al pueblo dorado".
Destaca Albright que Trump desprecia a las instituciones democráticas, las libertades civiles y los derechos humanos, y que con sus políticas ha exacerbado las “divisiones religiosas, sociales y raciales” sin olvidar sus ataque a “la judicatura, ridiculizó los medios, defendió la tortura, toleró la brutalidad policial” e inicitó a sus partidarios a que insultaran a los inconformes llegando a comparar “los meros desacuerdos políticos con la traición”. Eso nos recuerda a España y a los decires del  Ministro Zoido;  para él que pitar el himno nacional es “violencia” y la actuación de las FCSE el 1-O es una “reacción proporcional”.
A Albright le preocupa este retroceso al fascismo; a nosotros nos preocupa no acabar de salir de él. Este apoyo de los EEUU anima a los fascistas disfrazados de demócratas aunque a ninguno les faltan. Según una reciente encuesta en los EEUU más de la mitad opinan que es un racista y que sus políticas empeoraron la situación de algunas minorías: iberoamericanos, africanos y musulmanes.
                Garrigues en otro artículo “¡ay, que no hay!”, título de una canción del S. XV, (ABC, 26.04.2018) lo comenta y le preocupa su frase “el fascismo y las tendencias que conducen al fascismo representan ahora una amenaza más seria que en ningún otro momento después de la segunda guerra mundial”. Tras ello cita a los gobiernos de a Polonia y Hungría, no al de España, y la emergencia del SFD en Alemania, los populismos, ¿podrían llamarse fascismos? de Berlusconi y los cuatro de la Liga Norte, Forza Italia, Hermanos d’Italia y Noi con Italia,  el Partido de la Libertad en Austria, el UKiP en el Reino unido, el Frente Nacional en Francia y el Amanecer Dorado en Grecia
Y tras preguntase ¿Y España?, añade: No estamos desde luego fuera de peligro. Todo lo que sucede estos días en nuestra vida pública carece de buena fe, de buen ánimo, de positividad e incluso de sentido. No hay un mínimo de grandeza ni de altura de miras. Estamos inundados de palabras vacías, estériles, oscuras y de ideas torpes y pequeñas, “iluminadas” por el sectarismo, el resentimiento e incluso por el odio. La calidad democrática va empeorando desde hace ya algún tiempo y el estamento político, los medios de comunicación y muchas instituciones de la sociedad civil participan irresponsablemente en la manipulación y la radicalización de todos los debates.
                Se refiere al problema catalán y sugiere a los independentistas que respeten la CE78. Bueno sería el consejo si M. Rajoy también la respetara sin engañar a todos los españoles haciéndoles creer que el referéndum que pedían lo prohibía la CE78 o aplicando de modo inconstitucional el art. 155.
                Dice “Seamos, en cualquier caso, conscientes de que dar por descontada y asegurada la vigencia de nuestro sistema democrático y despreocuparnos de los riesgos que nos amenazan, sería injustificable” y tendría razón si no confundiera esta dictadura monárquica fascista, la inauguró Juan Carlos con su juramente al ser nombrado Jefe del Estado yy no se ha producido solución de continuidad, con un sistema democrático sólo porque hay un Congreso y un Senado que, además, no respetan el principio básico de toda democracia; una persona un voto con igual valor. Y concluye: Estamos viviendo, como se ha visto, un ambiente mundial extremadamente complejo y peligroso que está poniendo de manifiesto la fragilidad de nuestras convicciones. Los países occidentales tienen que hacer frente a unas tentaciones totalitarias que están avanzando sin control ni respuesta. Pero no hay por el momento voluntad de hacerlo. Ahí está el problema.
                Nosotros tenemos un problema añadido. Esto no es una democracia. La herencia atada y bien atada, nos prohíbe, elegir de modo periódico y libre al jefe del Estado. Muchos dicen que eso da igual, pero no da igual. Por eso no dejan ni que se dé la opción; si es tan igual ¿qué más les daría?  Pero es claro que no es igual tener un Jefe del Estado corrupto al que no eliges, que tener a un Jefe del Estado al que no sólo puedes elegir sino enjuiciar por corrupto. El caso de Francia con Sarkozy, al margen de como acabe, ilustra la diferencia.

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