Aparece en
primeras páginas de telediarios y periódicos “serios”, ¡santo cielo que habrá
en los de papel couché!, una ridícula pendencia familiar convertida en algo importante.
Este hecho es otra realidad que revela la ridiculez de la esencia de la
monarquía.
Es tradicional
la mala relación entre suegras y nueras disputando el dominio del hijo y esposo
al que se tacha, respetivamente de calzonazos y enmadrado, por no tomar parte
en lugar de tomar las de Villadiego, que probablemente sea la única solución
airosa recomendable.
En las
familias reales - ¿acaso alguien aún cree que las regias están hechas de otra
pasta que barro? -- pasa lo mismo. A veces el barro está vidriado; eso no lo
convierte en porcelana. Eso exige mucha más inteligencia de la que hay en un
coito al alcance de los animales que decimos inferiores porque transmiten
sangre fría; otras la transmiten caliente, sin más mérito que el azar de ser un
erizo de mar o un ciervo de hermosa cornamenta; a los de piel no morena se les
ve azul, pero es igual de roja que la de los morenos.
La mayoría
de las quejas por este vulgar espectáculo, que no es gratuito porque nos sale
muy caro a todos, son contra la nuera. Se recuerda el cuarto mandamiento que
exige respetar a los mayores en edad,
dignidad y gobierno. La edad es lo único que las distingue. Su dignidad es
igual: esposas de un dictador monárquico fascista; ser hermana de otro dictador
que apoyó un golpe de estado, como el abuelo de su marido que apoyo dos, más
bien es demérito frente a quien tiene antepasados trabajadores y demócratas a
fuer de republicanos; en lo de gobierno, ninguna mandó nada; una de ellas ni en
su marido; la otra ya veremos.
Algunos
lamentan el abuso a una “pobre “octogenaria tras todo lo que le hizo sufrir su
marido. Eso pertenece a la intimidad de la contabilidad de cada esposa o esposo
engañado, y mejor no escarbamos en la historia. Que la Princesa de España y
esposa del rey que heredó la dictadura militar fascista disfrazada de dictadura
monárquico fascista, disfraz que no impidió ver a la mona, la dictadura
fascista bajo la seda de la monarquía que no impidió oír el ruido de sables, algún
día comprobaremos la verdad de lo que paso el 23 F, que algunos dicen que aún
existe, algo creíble tras leer algunas declaraciones respecto a lo ocurrido en Cataluña.
Respetemos las
intimidades. La decisión entre aguantar, largarse o pagar con la misma moneda
la contabiliza cada uno y elige la que más beneficios le ofrece; aquí no hay
masoquismo. Lamentemos el hecho, pero respetemos la decisión. El pecado de adulterio
todavía no es delito, como han hecho con el pecado de odio; el pago en la misma
moneda hubiera sido legal.
“Cada persona tiene su alma en su almario”,
dijo Álvaro de la Iglesia, segundo director de “La Codorniz”, aquella revista
satírica que había bajo el franquismo cuyo lema era “la revista más audaz para el lector más inteligente”. Dejemos que
cada uno cuide su guardarropa de su “almario” y recordemos de nuevo a Álvaro de
la iglesia: “en el cielo no hay almejas”;
aquí sí.
La vida sigue.
Parece que no nos importa la que nos afecta a Vd. y a mí: la Srª Cifuentes no
ha demostrado que hiciera los cursos del máster, ni el trabajo final, ni si examen.
Declara la Presidente del tribunal que ni existió, ni presidió, ni firmo actas
de examen. Se lo ha puesto muy difícil.
A la querella de los alumnos se suma ahora la información del rectorado al
Ministerio Fiscal. Pese a todo, como Felipito Tacatún, ella ha dicho: “yo sigo”;
la apoya Ciudadanos.
El Sr. M.
Rajoy y su escudero Montoro encizañan la solidaridad entre jubilados y futuros
jubilados. Suben la jubilación a los más atropellados, ¿o es una limosna para
comprar su voto?, pero le niegan igual derecho a quienes aportaron más al fondo
de la Seguridad Social. Quizá logren reventar la solidaridad obrera que, cruel paradoja,
era mayor bajo Franco y consigan su objetivo.
El que ya
han conseguido es el de que siga la brecha salarial que humilla a las mujeres
trabajadoras. Tras la gloriosa manifestación del 08.03 no habrá ninguna el
08.04. ¿Han olvidado que la perseverancia es la única virtud? Si no siguen el
ejemplo de las abuelas de la Plaza de Mayo que en plena represión militar no se
fijaban en si eran 10, 100 o 1000. Los principios se reivindican no por el
número sino por su esencia. Su atropello es una indecencia. Basta esa razón para
manifestarse. Más ejemplares fueron las sufragistas; reivindicaban, a veces
solas, el derecho al voto igual. Hoy toca exigir el salario igual. Cada día.
Todos los días. Hasta lograrlo.
Sólo la
perseverancia permitirá recobrar la dignidad y la democracia. En 1931 la
República de España reconoció a la mujer el derecho al voto. Hoy lo ejercen
quienes ignoran esa deuda que nadie tiene que pagar; es inexigible porque dio
fin al atropello bajo la previa dictadura monárquica de Alfonso XIII. Estamos en
2018. ¿A qué esperan? Con su voto lograrán la igualdad laboral si recuperan la
democracia republicana. “La calle es
suya”; pero está abandonada mientras se distrae la atención de lo
importante con esa triste pendencia suegra/nuera. Solo eso
0 comentarios:
Publicar un comentario