Interesante el artículo “El problema de la reforma” de J. Tajadura Tejada, profesor de
Derecho Constitucional en la Univ. País Vasco (09.12.2017); propone suprimir el
art. 168CE78.
Dice el autor que “lo que caracteriza a las constituciones y
las distingue del resto de normas jurídicas es que son normas de crisis [porque]
nacen siempre en el contexto de las
grandes crisis históricas de la vida de los pueblos [donde] el poder constituyente es un poder de crisis
porque actúa siempre en los momentos de mayores convulsiones políticas y
sociales. Ello explica añade el autor que “los textos constitucionales, lejos de ser obra perfecta de la
racionalidad humana, presenten numerosos defectos ... que traen causa de las
críticas circunstancias que rodearon su alumbramiento” y concluye “en este
contexto, la reforma constitucional se configura como el instrumento principal,
si no único, para paliar esas deficiencias”. Da gusto encontrar a alguien que
razona en lugar de adorar.
Insiste en que “supondría un claro ejercicio de
falsificación de la realidad y de la historia pretender negar que esas y otras
circunstancias [bajo las amenazas de terrorismo y golpismo] no se vieran reflejadas en el producto final
de nuestra constituyente. Destaca “la
incomprensible y desafortunada redacción del Título X, esto es, el dedicado
precisamente a la reforma constitucional”, más que desafortunada es
irracional pero no incomprensible: se trataba de cumplir el testamento político
de Franco: dejar todo “atado y bien atado”.
Tras señalar la
aceptable corrección de la exigencia del art. 167 que exige “mayorías cualificadas (tres quintos de las
Cámaras) y faculta a la minoría para solicitar el referéndum de ratificación
[y] por otro, permite llevar a cabo la
reforma cuando esta es políticamente necesaria e históricamente conveniente”
destaca lo inadmisible del art. 168, que blinda “determinadas partes del texto constitucional -de muy desigual valor y
trascendencia y entre las que se incluye, en todo caso, todo el Título II
referido a la Corona” para lo que pone tres obstáculos: primer doble obstáculo: “dos tercios del Congreso y del Senado en dos
legislaturas sucesivas”, segundo
obstáculo: ser sometida después a referéndum nacional”
y cita al profesor Pedro de Vega: “más
que de un procedimiento de reforma se debería hablar de un procedimiento para
evitar la reforma”.
Se refiere luego
al “amplio consenso político y social
sobre la oportunidad, por ejemplo, de una reforma que acabe con la
discriminación de la mujer en la sucesión a la Jefatura del Estado” pero
eso, si algún día se propone será un engaño para ocultar que “esas dos niñas discriminan a 47 millones de
españoles, varones y mujeres” por lo que no es cierto que esa “reforma reforzaría
la legitimidad de la Corona” porque su ilegitimidad es haber sido impuesta por
el dictador militar y fascista que atropelló nuestra libertad.
Apoyo su propuesta
de que “en la primera ocasión en que, a pesar de su enorme dificultad, se
tramitase una reforma con arreglo al artículo 168, debería incluirse en dicha
propuesta la supresión del artículo 168”.No se hará, eso permitiría desatar el nudo atado y bien atado; eso deja sólo una
solución; la de Alejandro: cortar el nudo con una espada.
Añade el autor: “de esta forma, el procedimiento de Reforma
Constitucional (entonces ya el previsto en el artículo 167 como el único
existente) podrá cumplir, por fin, sus funciones de mecanismo de adecuación al
cambio histórico y de instrumento de defensa del orden constitucional”, por
eso nunca ocurrirá.
Y concluye: “Con la supresión del artículo 168
desaparecería de nuestra Constitución un elemento que obstaculiza su correcta
evolución histórica”. Dice el art. 56.3CE78: “Sus actos estarán siempre refrendados en la forma establecida en el
artículo 64, careciendo de validez sin dicho refrendo, salvo lo dispuesto en el
artículo 65, 2. El Jefe del Estado está dispuesto a
seguir obstaculizando su correcta evolución histórica con el refrendo
establecido en el artículo 64. Para eso está el Gobierno a su servicio: para
que todo siga “atado y bien atado”.
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