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22 dic 2017

El día después

Interesante el artículo “El día después” de J. Rupérez, Académico correspondiente de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas (ABC, 22.12.2017). Lamento que no lo titule en castellano “el día siguiente” que es como debe decirse.
Resulta cómico, “a buenas horas mangas verdes” que cuando el beneficio del fraude de la ley electoral deja de beneficiar a sus autores se quejen del atropello del principio una persona = un voto. Lo pueden hacer PP y PSOE con el apoyo de Ciudadanos; no lo harán porque perderían los fraudulentos representantes que logran a escala nacional.
Esa trampa es incompatible con afirmar: “España sigue siendo un Estado de Derecho regido por una Constitución y las leyes consiguientes que consagran una comunidad de ciudadanos libres e iguales convocados en el carácter indivisible de la patria común”. No hay Estado de derecho con esta ley electoral que aún es más escandalosa en el Senado?
Que el referéndum” del 01.10.2017 fue ilegal e inválido es indiscutible; es parte del mismo engaño que la ley electoral llamarles “golpistas”; golpistas fueron los del 23.02.1981, y si no se ha demostrado quien lo encabezó son muchas las sospechas todas en el mismo sentido;  golpistas fueron los del 18.07.1936 a los que se homenajea y financia de modo indirecto; y no olvide que el golpe del 18.07.1936 lo financió Alfonso XIII de Borbón ¿le suena?
Comprendo que diga “la consolidación de Ciudadanos como partido mayoritario en Cataluña es, qué duda cabe, una excelente noticia”; la derecha substituye a la derecha.
Respecto  “la contundente, impecable y emotiva intervención de S. M. el Rey Felipe VI” concuerdo en que fue contundente; ahí acaba mi coincidencia con los calificativos.
                Sería bueno ver algún espíritu crítico a la hora del análisis de las innumerables torpezas de los gobiernos del PP a lo largo de todos estos años, pero siguen empeñados en su tradicional cainismo: dividir al país en buenos y malos cuando el espectáculo ha sido de torpes y más torpes. La “doblez sistemática de la clase política del separatismo catalán” ¿Qué hay de la doblez del gobierno del PP que no se niegan al dialogo pero lo tuvo indirecto con ETA?
                Es penoso el reparto de culpas, sólo las tienen los demás: “la lamentable actitud de parte de la Iglesia católica catalana”. Su cruzada, hoy separatista en 1936 fue antidemocrática Ya no es verdad que “su reino no es de este mundo” basta verla afanar la Mezquita de Córdoba y no paga impuestos en contra del precepto de “dar al César lo que es del César y a dios lo que es de dios”. Pero es muy cómico el reproche: “la pacata timidez de sus pastores, regionales y nacionales, al sumarse a un intento irracional, ilegal y, si bien se mira, profundamente antievangélico, que ha traído consigo enfrentamientos personales, familiares y civiles de difícil reparación” ¿Apoyando al autor desapareciera la división?
Tampoco es cierto que “nos ha colocado en el peor nivel de reputación internacional conocido desde que consiguiéramos transitar pacíficamente de la dictadura a la democracia hace cuarenta años”. El tránsito ha sido sin solución de continuidad de la dictadura militar fascista a la dictadura monárquica fascista. Los mayores oímos presumir al papá de Felipe VI que él nunca incumpliera el juramente hecho a Franco de que cumpliría y haría cumplir las leyes fascistas que juró. Lo cumplió y su hijo heredó “el juramento”; va con “el empleo”.
                Dice que “una buena y seguramente mayoritaria parte de la población catalana no está en la órbita del que se quería obligatorio credo separatista”; no es obligatorio pero puede ser mayoritaria. Tampoco es cierto que “la ciudadanía española sigue adhiriéndose mayoritariamente al credo constitucional, que la roja y gualda no es la bandera de nadie sino la de todos” es confundir el deseo con la realidad. Esa bandera, escudos aparte, es la del golpista y genocida que organizó la guerra más salvaje y terrorista de nuestra historia; con ella acabó a sangre y fuego con la democracia creada en paz en España; él “dejo todo atado y bien atado”; esa es la bandera de quienes no quieren que España recupere la democracia. Eso exigiría cumplir el art. 1.2 CE78: “la soberanía reside en el pueblo español de donde emanan todos los poderes del Estado”, pero el poder del Jefe del Estado emana de Franco vía paterna.
Por desgracia no somos esa “España tolerante, liberal, unida y diversa, nacional y europea, capaz de integrar los claroscuros de su pasado en una esperanzadora visión de su futuro”; somos el país que homenajea al genocida fascista y humilla a sus víctimas; el país cuyo Presidente, M. Rajoy, alardea de incumplir la ley de memoria histórica no financiándola.
Leo el proyecto político: “Los separatistas no van a cejar en su enloquecido empeño y los que no lo son, empezando por los representantes de la institucionalidad española, deberían tomar de ello buena nota: no caben componendas, ni diálogos, ni cesiones, ni mediaciones cuando lo que se halla en juego es la misma sustancia de la libertad ciudadana” y creo leer al General Mola: “machacar al enemigo hasta aniquilarlo”. La política no es la violencia; es el diálogo con el discrepante; es el acuerdo con el que piensa de otro modo.
Si es falso es afirmar  “España nos roba” qué decir de afirmar “No debe haber lugar para el sistemático robo de una Generalitat separatista”. ¿Cuál es el original y el reflejo?
En vez de seducción, más amenazas: “no cabe tolerar que al amparo de la catalanidad los dirigentes políticos del País Valenciano y de las Islas Baleares pretendan imitar, a la chita callando, los mismos desvaríos de sus congéneres separatistas catalanes”.
Aunque creamos equivocado a nuestro interlocutor ¿qué ánimo revela la agresión verbal?: “los nacionalistas de variada especie querrían configurar el espacio nacional en una confederación de tribus”... “a la medieval usanza” ...  “maestros de la infundada arrogancia” ...”dados a presumir de lo que nunca han tenido” ... “proclives a la tarea del pillo que consiste en dar gato por liebre” ... “no hay pretextos para ensuciar las mentes de los ciudadanos” ...

¿Así pretenden mejorar la convivencia los académicos de la Academia de Ciencias Morales y Políticas?; “ya no caben excusas: o colectivamente aprendemos la lección o también colectivamente nos condenamos al caos. Exclusivamente en nuestras manos está la respuesta”. No veo Moral ni, por supuesto Política en este grito implícito: “¡a por ellos!”.

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