Ex
abundantia cordis loquitur os, decían los romanos. Siguen teniendo
razón. Recuerdo esta frase al leer las declaraciones del Lic. Presidente Rajoy:
“No habrá nada a cambio de nada porque el gobierno nada puede hacer.
El Gobierno hará lo que siempre hace, aplicar la ley”. En primer lugar es
cierto que el Gobierno no puede hacer nada, de donde no hay no se puede sacar, pero
no era necesario que difundiera una incapacidad que ya conocíamos. En segundo
lugar es falso que cumpla la ley: No lo ha hecho al no dotar con recursos la
ley de la memoria histórica que es una de las formas más despreciablemente
ladina de (in)cumplir la ley.
No contestó cuando se negó a deponer
ante el pueblo representado por el Congreso de los Diputados. Se justificó con cobardía
diciendo que esa era obligación para el gobierno pero no para el gobierno en
funciones. No cabe mayor cinismo; un gobierno en funciones no tiene más privilegios,
sino menos competencias. Las obligaciones permanecen todas. Lo que todavía me
tiene perplejo es que ningún Diputado agraviado, aunque las bofetadas cayeron
sobre sus representados, presentará una querella contra este comportamiento
ilegal.
Ha violado
el art. 33.3 de la CE78: “Nadie podrá ser privado de sus bienes y derechos sino
por causa justificada de utilidad pública o interés social, mediante la
correspondiente indemnización y de conformidad con lo dispuesto por las leyes”; privó a los funcionarios de sus derechos
quitándoles las pagas extraordinarias. También violó el art. 50: “Los poderes públicos garantizarán, mediante
pensiones adecuadas y periódicamente actualizadas, la suficiencia económica a
los ciudadanos durante la tercera edad”. La actualización periódica lo sólo
ha garantizado lo contrario: “una insuficiencia económica”. Y ha sido
progresiva año tras año porque el índice del coste de la vida aumentaba más que
sus pensiones
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