El ocioso se aburre, no el que trabaja que en vez de
aprovechar ese tiempo para ser feliz suele convertirse en un buscavidas. Esa
gente ociosa se dedica a cuidar su epidermis con cremas incontroladas;
algunas son tóxicas y afectan al cerebro y le hacen ver delincuentes por doquier. En España hemos
tenido más de un espectáculo judicial interno de este tipo. El art. 252 CP: "Incurrirán en la pena de multa de ocho a doce meses los que, para
ofender los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa, hagan
públicamente, de palabra, por escrito o mediante cualquier tipo de documento,
escarnio de sus dogmas, creencias, ritos o ceremonias, o vejen, también
públicamente, a quienes los profesan o practican" debe eliminarse o caerá en sus manos. Este artículo
sería inadmisible en un régimen democrático.
Leo una
noticia sobre que un imán ‘británico-iraní, Sr. Choudary que según parece es
una de las voces autorizadas y más influyentes en Europa de la comunidad
musulmana “ha vuelto a poner el grito en
el Cielo”. Parece, pues, que no es la primera vez. En este caso su pretensión
es acabar con la Semana Santa, dice que es “una ofensa” y “un
menosprecio” a la religión del profeta. ¿De cuál diría yo? Hay 4 profetas mayores
y 12 profetas menores en la Biblia, en el Corán está Mahoma; en libros más
modernos hay otros; cada día aparece uno más
Dijo al
“Daily Mail”: “La Constitución española
de 1978 recoge que España es un Estado aconfesional y que ninguna confesión
tendrá carácter estatal” para añadir luego que considera que “llevar a cabo todos los actos y liturgias
propios del cristianismo durante la Semana Santa española, es una ofensa para
los miles de musulmanes que se ven obligados a vivir su fe prácticamente en la
clandestinidad”. Si su preocupación fuera legal debían preocuparle todos
los ciudadanos; si sólo le preocupan los musulmanes su argumento es religioso;
una incoherencia por recordar que aquí “ninguna
confesión tendrá carácter estatal”.
Si los
musulmanes “viven su fe en la
clandestinidad” no es por falta de mezquitas para reunirse a rezar. Además la fe, como creencia, sólo exige
practicar aquello en lo que se cree siempre
que no se sea ilegal. El rezo en común no es una obligación.
Aquí son
legales las manifestaciones públicas: “Se garantiza la libertad ideológica,
religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en
sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público
protegido por la ley” (art.
16.1 CE78) aunque la Semana Santa ¿es una manifestación o es un espectáculo?
Una manifestación de menos de 20 personas no exige ni
informar al poder civil. Este no cobra a los que la ven aunque haya más. Pero el Ayuntamiento cuando un espectáculo es público
cobrar por permitir alquilar sillas en la vía pública. ¿Espectáculo o
manifestación?
En el caso de obligar a alguien a asistir a la manifestación de
la Semana Santa, cosa que no ocurre no habría ofensa; habría un delito: Los españoles tienen derecho a elegir
libremente su residencia y a circular por el territorio nacional (art. 19 CE78) derecho que también tiene un extranjeros que
“gozará en España de las libertades
públicas que garantiza el presente Título en los términos que establezcan los
tratados y la ley” (art. 13.1 CE78).
Ojalá el
Sr. Chouadry demande al Estado español ante el Tribunal de Estrasburgo al que reconoce
como “la máxima autoridad judicial para
garantizar los derechos humanos y libertades fundamentales en toda Europa.
Entre ellos, la libertad e igualdad religiosa”. Sin duda recibirá la
respuesta adecuada a su pretensión. Está acreditada la profesionalidad del
Tribunal de Estrasburgo. Lo que me sorprende es que de los 1,8 millones de
musulmanes que al parecer hay en España ninguno se quejara de estar “discriminados por la política del Estado”.
¿Quisieron hacer ellos alguna manifestación y no se lo permitieron? No lo creo.
La coda no
puede ser más incoherente y tiene un cierto tono de amenaza: “Velamos por el bienestar de los musulmanes en toda Europa. No vamos a dejar que se
menosprecien y rebajen los derechos de nuestros hermanos. El Islam, en unos
años, será la principal religión de todo el continente. Ya es hora de decir
bien alto ‘¡Europa, aquí estamos!”
En
los países laicos, no en los musulmanes que no lo son, la autoridad protege los
derechos fundamentales de todas las personas, sean o no musulmanes y de ese
modo resulta protegido el orden público. El camino para proteger aquellos y éste
es que las religiones del estado estén separadas lo más posible; es decir, total y absolutamente separadas.
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