.... pidamos lo imposible. Eso gritó la juventud en Paris en mayo del
68. Fue una fecha en la que la juventud y los meno jóvenes teníamos esperanza
en un futuro mejor que nos esperaba y que había que hacer algo para conseguirlo.
Nuestros representantes no nos representaban. Confiados en la democracia representativa
hicimos oír nuestra voz, ¡aún bajo las dictaduras!
Era un voz
lleva de ilusión, una voz llena de encargos, una voz que los que peor nos representaban
sintieron como una patada en las posaderas; pero era lo que en los partidos de
rugby se llama una “parada a seguir”. Un echar el balón hacia delante porque
ese es el camino por el que queríamos vivir nuestras vidas: el camino del
progreso, no el camino del retroceso.
Sólo
hicieron algo de caso; los que no estaban en esas manifestaciones, estaban
siendo realistas preparándolo en silencio el retroceso antes de que el
populismo fuera demasiado lejos. Hoy los hijos de esos no manifestantes han
alcanzado el poder político y gobiernan desde el parlamento representativa de
los países democráticos y de las dictaduras monárquicas.
Tras una
breve mejora para calmar los ánimos los hijos de aquellos jóvenes y ellos
mismos ya no tan jóvenes han salido a la calle y han vuelto a decir: “no nos
representan”; otro grito para el mismo problema. Los dueños de las posaderas no
representativas se han molestar al recordarles que la “patada a seguir” tenía
que ir en el sentido casi opuesta al que ellos quieren, los representantes de nosotros
que nos sentimos mal representado. ¡Algo falla aquí!
No se
puede, dicen los que “no nos representan”, cambiar las cosas no es tan fácil. Mienten
como bellacos; la realidad del último siglo demuestra que “si se quiere se
puede”.
No se puede
proponer que los esclavos sean libres porque se desbarata la economía.
Eso decían los abuelos de los
representantes que no nos representan. La esclavitud es ilegal.
No se pude proponer que todos los varones puedan
votar si no pagan impuestos. Quien no
paga impuestos no tiene derecho a decir cómo se invierten los impuestos del
Estado.
Eso decían los abuelos de los
representantes que no nos representan. Hoy votan los pobres
No se pude proponer
que todos los varones puedan votar aun siendo analfabetos porque si no saben
leer y escribir no saben lo suficiente para poder elegir a sus representantes.
Eso decían los abuelos de los
representantes que no nos representan. Hoy votan todos.
No se puede proponer que todas las mujeres puedan
votar aun siendo alfabetas. La ciencia “demuestra” que su cerebro es más
pequeño que el de los varones y eso las incapacita.
Eso decían los abuelos de los
representantes que no nos representan. Hoy votan todas.
No se puede proponer que todo el mundo tenga acceso a
la educación financiada con los impuestos. La sociedad es jerárquica y debe
haber pocos mandando y muchos sirviendo. Eso decían los abuelos de los
representantes que no nos representan. Lo están consiguiendo.
No se puede proponer que todo el mundo tenga acceso a
la sanidad financiada con los impuestos. La sociedad puede financiar parte pero
es justo que quien enferme más pague más. Eso decían los abuelos de los
representantes que no nos representan. Lo están consiguiendo.
No se puede proponer que todo el mundo tenga acceso a
la justicia financiada con los impuestos. La sociedad no puede financiar a los
que quieren más justicia de la necesaria. Eso decían los abuelos de los
representantes que no nos representan. Lo están consiguiendo.
No se puede
proponer que todo el mundo tenga acceso a decir lo que piensa protegida por la
policía. La sociedad siempre ha utilizado la policía para que la gente calle y obedezca.
Eso decían los abuelos de los representantes que no nos representan. Lo están consiguiendo.
No se puede proponer que todo el mundo tenga un
empleo digno que le permita mantener a su familia. ¿De dónde saldrían los
beneficios si no se explota a los trabajadores? Eso decían los abuelos de los
representantes que no nos representan. Lo están consiguiendo.
No se puede proponer que todo el mundo tras terminar
su vida laboral tenga derecho a percibir a cuenta de la riqueza producida y los
impuestos pagados una pensión digna. Eso decían los abuelos de los
representantes que no nos representan. Lo están consiguiendo.
Los
representantes que “no nos representan” creen que ser realistas y que pedir lo
imposible es populismo. Así acreditan que no nos representan confiados en los
votos que aún logran. Reflexionen: se puede engañar una persona un millón de
veces pero no se puede engañar a millones de personas millones de veces. Hasta
el más tondo deja de serlo algún día.
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