La
justicia, por la vía procesal, acaba convirtiéndose en una actividad muy sutil
- el mismo concepto de justicia es sutil - en la que la realidad superficial
parece distinta a la realidad esencial. Muchas veces las noticias que uno lee
en los medios de comunicación dicen algo que entendemos justo al revés de lo
que realmente significan
Leemos en
la prensa: “El fiscal anticorrupción
Pedro Horrach, que hace tres años impulsó el caso
Urdangarin con el juez José Castro, difiere del criterio del
instructor sobre la Infanta al sostener que se da "la inexistencia de
indicios incriminatorios de los que pudiera derivarse la imputación".
El error consiste en que sus criterios son los mismos: si no hay indicios no se
debe de imputar. La diferencia por tanto no es en el criterio sino en el hecho
de que uno ve indicios y el otro no, pero el criterio es idéntico.
Dice la prensa
que el Sr. Horrach, el Fiscal, indica que " no se puede imputar ni castigar a nadie por lo que es, sino por lo que
ha hecho "e insiste "por su presunta participación en los hechos
delictivos y no por su condición", criterio que, de nuevo, comparten
al 100 % el juez y el fiscal. Si el objetivo fuera imputarla o castigarla por lo que es (¿infanta?), se hubiera podido
hacer desde el primer día. Pero como se trata justamente de todo lo contrario: imputarla o castigarla por lo que ha hecho,
asunto en el que fiscal y juez están de acuerdo, es por lo que el juez ha
tardado tanto tiempo en verificar si de lo
que había hecho se deducían elementos suficientes como para poder imputarla
Dice la
prensa que “a
su vez, el fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce, que al menos en media
docena de veces ha explicado, en los últimos meses, que [en su
opinión] no hay indicios para imputar a
la Infanta, rechaza un trato de favor de la hija del Rey por parte del
Ministerio Público. El Fiscal General del Estado no es el Fiscal que lleva
el caso; aunque, suponemos que se lo tomará con interés y que no cabe la más
mínima duda que conoce de él más que Vd. y yo, ¡sin la menor duda! sabe menos
que el propio juez. Ahora bien cuando afirma "No hay ningún trato de favor. Sería un trato de desfavor hacer lo
contrario de lo que uno piensa justificadamente en Derecho", está
defendiendo la decisión que ha tomado el juez que ha hecho lo que uno [el juez]
piensa justificadamente en Derecho, aunque mucha gente, poco reflexiva,
crea que está diciendo lo contrario.
Dice la
prensa que el “jefe
de la Casa del Rey, Rafael Spottorno, en una entrevista concedida a TVE,
opinó hace unos días que los tres años de instrucción del caso Urdangarin han sido
un "un martirio", por el repiqueo constante de noticias. De
nuevo nos encontramos con que también en este caso se está dando un gran
respaldo a la actuación del juez no hace otra cosa más que respaldar la
actuación del juez, Sr. Castro sobre la que la noticia añade ”se da la
circunstancia que, semanas antes, el juez Castro había reprochado a dos
instancias gubernamentales, la Agencia Tributaria y la Policía, la "gran tardanza" emitir
sus últimos informes encomendados sobre la Infanta y Aizoon lo que
motivaba una retraso innecesario en la conclusión de la investigación judicial”,
porque una justifica lenta sería injusta, por eso tenía razón el juez en
quejarse,. También en opinión del Sr. Spottorno.
Como se ve,
pues, todas las noticias de la prensa procedentes de las partes directa o
indirectamente implicadas están de acuerdo y respaldan la actuación del juez
instructor Sr. Castro, aunque a veces la noticia se redacte de forma que parece
sugerir la idea contraria.
Dice la
prensa que el Sr. Castro “argumentó la
necesidad de tomar declaración a la hija del Rey y reflexionó que sería
"una clara contradicción a la práctica cotidiana de los juzgados y
tribunales, que en casos similares es muy escasamente probable que
prescindieran de este trámite",
el no llamar a declarar. Es decir,
imputarla para interrogarla disiparía cualquier "sombra de sospecha"
de favoritismo sobre ella. Lo expresó ya así abril de 2013, en su primer auto
sobre la Infanta.
Dice la
prensa que D. José Castro argumentó en
su día la necesidad de investigar y tomar declaración a Cristina de Borbón
desde dos reflexiones: "evitar que la incógnita [sobre el rol de la
infanta] se perpetúe" y no desdecir la máxima que establece que la
"justicia es igual para todos". Eso es algo indiscutible sobre lo
que no se ha oído ni una sola voz discordante. Hasta el padre de la imputada,
lo declaró así en televisión hace no tanto tiempo. Al margen de toda opinión, sobre
asuntos tan delicados más vale pasarse que quedarse cortos.
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