Después de la decisión del presidente de no
contestar preguntas en las ruedas de prensa y la de hacer ruedas de prensa
plasmáticas su vicepresidente inauguró otro tipo de ruedas de prensa en el más
puro estilo dictatorial: designar a los periodistas a los que les dejan
preguntar.
Hay gente que cree que esto es intolerable en una
democracia y están equivocados. Es perfectamente tolerable; más aun lo más
apropiado porque esto no es una democracia. Sorprende que mucha gente, incluso
la que por todo lo demás podrían ser calificados como personas inteligentes afirman urbi et
orbe que esto es una democracia. No se si se lo creen o no, si se lo quieren hacer creer a
los demás, lo crean ellos o no, o si lo repiten en un intento de convencerse a
sí mismos porque la realidad es que esto es la continuidad de la dictadura.
De una dictadura inaugurada por unos militares
perjuros que habían jurado respetar la constitución democrática republicana.
Una dictadura que se inauguró con un golpe de Estado cruento como ninguno,
donde los sublevados cometieron en los primeros tres días más asesinatos que
los ocurridos en los cinco años de la república. Al golpe le siguió una guerra
de tres años en la que el asesinato, realmente el genocidio, formaba parte de
las normas de actuación seguido por los golpistas apoyados por la derecha igualmente
golpista y bajo las bendiciones de la iglesia católica que desde el primer
momento apoyó este atropello a la democracia. Una dictaduras que ganó la guerra
gracias a la cooperación de los ejércitos regulares de los nazis alemanes y los
fascistas italianos mientras las democracias hipócritas no apoyaban a la
república democrática en virtud del “pacto de no injerencia”. Una dictadura
que, finalizada la guerra, reprimió la libertad de todos los demócratas durante
36 años de con tal violencia que la ejercida en los primeros años llegó a
escandalizar incluso al embajador alemán en España; violencia que produjo
asesinatos judiciales hasta el mismo año de la muerte del Dictador.
El actual Jefe del Estado, Juan Carlos de Borbón,
es el continuador de esa dictadura; logró que el dictador le nombrara rey tras
ser su tutor político al que siempre hizo objeto de sus alabanzas falseando la
verdad objetiva y sin hacerle objeto de ninguna censura ni vivo ni muerto; aceptó
que le nombrara rey semejante individuo en un reino inventado por el dictador, algo
sin precedentes; para conseguirlo no dudó en el atropello los
"derechos" que ¿reconocía a su padre?; unos derechos que no por
inexistentes - es una mera creencia irracional - no dudo en saltárselos a la
torera; y para lograrlo no dudó en jurar que seguiría atropellando nuestra
libertad aplicándonos las leyes que juró.
No es admisible la disculpa de que el fin justifica
los medios, jurar en falso el respeto a unas leyes inicuas que no pensó cumplir
para raer la democracia a España. En primer lugar porque el fin no justifica
los medios; en segundo lugar porque su objetivo no era traer la democracia a
España sino traer la monarquía dictatorial, con la misma disculpa de apariencia
democrática que tenía el dictador: un parlamento que sirviera de coartada.
El atropello a la libertad de expresión del
actual gobierno es lo normal en un gobierno nacido en el seno de una dictadura
cuyo Jefe del Estado fue educado por el dictador y nombrado por él para
continuar su obra, para lo cual “dejó todo atado y bien atado”.
Pero los periodistas pueden revelar si son
esbirros del poder o defienden la libertad. Si son esbirros deben participar en esas “ruedas
de prensa” y preguntar lo que les dejen si se lo permiten. Si defienden la
liberta deberán levantarse y marcharse y dejar en blanco en la portada de sus
periódicos el espacio previsto para publicar esa “rueda de prensa”.
¿Quieren que les diga lo que yo creo que van a
hacer por nosotros? Si, estoy de acuerdo
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